Espionaje en EEUU

Obama promete no volver a espiar el teléfono de Merkel

La Fiscalía alemana baraja abrir un proceso contra EE UU

Obama, durante su entrevista en la cadena pública alemana ZDF
Obama, durante su entrevista en la cadena pública alemana ZDFlarazon

Sabía que su discurso sobre las prácticas de sus servicios secretos se iba a escuchar con especial interés en Berlín y también en Brasilia. Si no por la canciller Angela Merkel y la presidenta Dilma Rousseff, al menos, por sus Gabinetes, que han seguido muy de cerca el caso de espionaje de Washington después de que sus teléfonos móviles fuesen interceptados por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA). En una inusual entrevista exclusiva a la cadena alemana ZDF, el presidente Barack Obama volvió a intentar calmar los ánimos al asegurar que Merkel no será espiada. Al menos, siempre y cuando esté al frente de su país. «Mientras yo sea presidente de Estados Unidos, la canciller alemana no necesita preocuparse de este asunto», indicó Obama en la entrevista, que se prolongó durante 16 minutos.

«Nuestras agencias de inteligencia, como las alemanas y cualquier otra, continuarán interesadas en las intenciones de los Gobiernos de los países alrededor del mundo. Eso no va a cambiar», justificó el presidente de EE UU. En este sentido, recordó que «no hay razón para tener un servicio de inteligencia si te limitas a las cosas que puedes leer en 'The New York Times' o 'Der Spiegel'. La verdad sobre este asunto es que por definición el trabajo de inteligencia es averiguar qué piensa la gente y qué hace», explicó.

Precisamente, según «Der Spiege», la Fiscalía alemana ha planteado abrir un proceso en contra de EE UU a raíz de las escuchas a la canciller. Según el semanario, el fiscal general, Harald Range, examina desde hace varios meses si hay suficientes indicios para abrir un sumario por el espionaje en suelo alemán.

La Fiscalía pretendería abordar este asunto desde dos campos. Primero, el asunto de la recolección de registros telefónicos de los ciudadanos alemanes por sus propios servicios secretos. Y, segundo, el espionaje a Merkel. De momento, parece que el caso no se podría sostener con el primer tema. Pero, quizá, sí con el segundo, que se podría aprovechar para acallar las críticas del supuesto trato de favor que Berlín dispensa a Washington.

Aun así, la controversia sobre estos programas continúa a ambos lados del Atlántico. El último capítulo sobre este escándalo, destado con la filtración del ex analista Edward Snowden, se escribió hace días con las informaciones de que la NSA recoge cerca de 200 millones de mensajes de texto al día en todo el mundo.