Nueva York

Obama y Rohani abren la era del diálogo

La histórica conversación telefónica da una oportunidad a la negociación para resolver el dossier nuclear iraní

La Razón
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La recepción que se le brindó al presidente de Irán, Hasan Rohani, al regresar ayer a su país tras la asamblea de Nacionas Unidos, en Nueva York, simboliza lo complejo del escenario en el que ambos países parecen abordar una nueva etapa en sus relaciones. Cientos de ciudadanos aguardaba a Rohani en el aeropuerto de Teherán, dándole la bienvenida en términos elogiosos, horas después de que el flamante presidente conversara por teléfono durante 15 minutos con su homólogo norteamericano Barack Obama, en la que es la primera conversación directa entre los presidentes de Estados Unidos e Irán en 30 años. Al mismo tiempo, hubo también quienes lo abuchearon y lanzaron huevos y zapatos hacia su vehículo oficial, gestos considerados especialmente ofensivos en el mundo islámico. «Muerte a América», decía un gran cartel portado por los opositores, que consideran el acercamiento a Washington un inaceptable giro diplomático por parte de Irán.

De fondo, lo que hay es un intento de resolver las serias discrepancias entre Irán y Occidente en cuanto al programa nuclear iraní, mediante la vía diplomática. Aun antes de analizar las mutuas sospechas y las dudas de un lado y de otro acerca de la probabilidad de un verdadero entendimiento, es indudable que se está haciendo Historia. Cabe recordar que hace un año, el conflicto al respecto del programa nuclear iraní parecía conducente casi con certeza a un enfrentamiento militar, concretamente a un ataque militar estadounidense contra las instalaciones nucleares de Irán. Obama aclaró repetidamente que «todas las opciones están sobre la mesa», recalcando que ello incluye también la militar, aunque nunca ocultó que preferiría la vía diplomática, no bélica, para alcanzar la meta de que Irán cese su programa nuclear. Éste, según la Agencia Internacional de Energía Atómica, tiene clara dimensión militar, aunque Irán continúa insistiendo en que su programa atómico tiene únicamente fines civiles y que no busca la bomba nuclear. El tono de Rohani, que Washington desea constatar si refleja realmente un cambio en la política oficial de la República Islámica de Irán, junto con la prioridad que Obama da, por principio, a la vía diplomática, han abierto el camino a una nueva era de diálogo. En ello se enmarca el discurso de Rohani ante la Asamblea General de la ONU esta semana, en el que sin bien no renunció al derecho iraní de llevar adelante su programa nuclear, dejó la puerta abierta a que las diferencias al respecto sean resueltas hablando.

Evidentemente, ambas partes desplegaron durante su conversación telefónica un esfuerzo por mejorar el ambiente. Rohani lo destacó inclusive en Twitter. Obama hasta aprendió a desear a su interlocutor «buenos días» en persa (khodahafez) y luego declaró en rueda de prensa su convicción de que «podemos hallar una solución global», aunque no negó que «seguramente habrá importantes obstáculos y el éxito no está para nada garantizado».

De fondo, persisten las dudas y el escepticismo. La gran pregunta, la central sin duda, es si el cambio iraní es sólo de estilo y táctica, o de fondo, como le pide no sólo EE UU sino toda la comunidad internacional. No es seguro todavía que el giro diplomático tenga que ver con cambiar la esencia del programa nuclear y su disposición a poner fin al enriquecimiento de uranio que puede llevar a la fabricación de bombas atómicas, o únicamente en la forma de hablar, la cantidad de sonrisas y la terminología utilizada, elementos estos en los que, evidentemente, Rohani es sumamente distinto de su antecesor, Mahmud Ahmadinejad.

Otro elemento clave es recordar que en Irán, la palabra que importa es la del líder supremo, el Ayatollah Ali Jamenei, no la del presidente. Sin embargo, Rohani sostiene que tiene autoridad para negociar con Occidente el tema nuclear. Los más escépticos estiman que Jamenei lo usa como mera fachada para engañar a Occidente mientras continúa avanzando en sus propósitos. Los más optimistas estiman que Rohani no podría transitar la línea que está siguiendo sin el aval claro y explícito del líder máximo de Irán.

«El tráfico horrible»

Ambos mandatarios dijeron que fue el otro quien efectuó la llamada y así lo plasmaron en sus cuentas de Twiter, al igual que los temas de conversación que trataron, como por ejemplo las disculpas de Obama por el «horrible tráfico de Nueva York» (en la imagen).