Elecciones en Grecia

Pánico al Podemos griego

Alexi Tsapiras, un lobo rojo con piel de cordero
Alexi Tsapiras, un lobo rojo con piel de corderolarazon

Grecia adelanta elecciones tras el fracaso de la tercera votación para elegir al nuevo presidente. Samaras alerta del peligro de una «recaída total» en la crisis si vencen «las mentiras» populistas

Todos los temores se confirmaron en la tercera ronda de las elecciones presidenciales en Grecia. El Parlamento concluyó ayer sin resultado el último de los tres tramos para elegir nuevo presidente y manda al país a las urnas el próximo 25 de enero, en unos comicios anticipados en que los sondeos dan como vencedor a Syriza. Lo que debería haber sido un simple trámite se convirtió en un suplicio para Grecia y una amenaza para Bruselas, que observa con preocupación el ascenso de un partido anti-austeridad dispuesto a no pagar parte de la deuda. El único candidato a la jefatura del Estado, el conservador Stavros Dimas, logró tan sólo 168 votos, los mismos que en la segunda vuelta. Dimas se quedó lejos de los 180 necesarios para ser nombrado presidente, tres quintas partes de un hemiciclo que contó con la presencia de todos los parlamentarios. Sin tiempo que perder, el actual presidente de la República, Karolos Papoulias, disolverá hoy la Cámara y Grecia celebrará elecciones legislativas la primera de las dos fechas posibles.

Tras las votaciones, el primer ministro, Andonis Samaras, trasladó de los diputados a la población la responsabilidad para mantener la estabilidad del país. Samaras volvió a advertir que en el próximo mes «los griegos experimentarán lo cerca que están de salir de la crisis y lo cerca que pueden estar de una recaída total». El jefe del Ejecutivo confió en que los griegos no malgastarán los esfuerzos hechos para superar los problemas económicos y no se dejarán engañar por «mentiras, mensajes populistas y terrorismo político».

Por su parte, el líder de los radicales de Syriza, Alexis Tsipras, celebró los resultados como «un gran día para la democracia». Tsipras mantuvo su lenguaje metafórico y consideró el crítico momento que atraviesa el país como un barco que acaba de partir hacia un futuro que justo empieza. También se colgó medallas el líder de los Griegos Independientes (ANEL), Panos Kammenos, que señaló que los malos tiempos habían terminado gracias a la ayuda de su formación. De nada sirvieron los llamamientos de Samaras para convencer a los parlamentarios independientes. Ante el inevitable desenlace de comicios anticipados, los cruces de declaraciones esta semana se produjeron en un clima de precampaña. La última encuesta de intención de voto, publicada por Alco el sábado, da como vencedor a Syriza con un 28,3%, tan sólo 3,3 puntos por encima de Nueva Democracia, que reduce la distancia. En tercer lugar aparece la nueva formación Potami, con un 5,8%, seguido de cerca por Amanecer Dorado (5,7%). El actual socio en la coalición de gobierno, los socialistas de Pasok, mantendrían su declive hasta quedarse en un 4,5%.

Bruselas mira con escepticismo los sondeos, que dan la victoria a un partido que se opone a las directrices europeas y se niega a devolver el total de los dos préstamos comunitarios de 240 billones de euros. Según el director económico de Berenberg Bank en Londres, Holger Schmieding, Bruselas prepara un «plan B» que consistiría en negar la prórroga del rescate para así mantener los plazo y presionar a un posible gobierno de izquierdas radical. La economía griega depende totalmente del Banco Central Europeo, así que, en caso de llegar al poder, Syrirza deberá incumplir su programa y aplicar medidas menos drásticas. Por el momento, Grecia ya ha comenzado a pagar la incertidumbre política con graves efectos sobre la economía. La Bolsa se desplomó un 11% tras las votaciones de ayer y sumó pérdidas de un 20% en la segunda semana de diciembre, la mayor caída desde 1987. No obstante, el alto grado de volatilidad bursátil y la inestabilidad económica parecen no asustar a gran parte de los griegos, acostumbrados a vivir sumidos en la recesión desde hace seis años. Pese a los primeros síntomas de recuperación y el retorno a los mercados este año, la población todavía sufre las consecuencias de una larga crisis. La contracción de la economía en un 30% desde 2008, una clase media menguada, el deterioro del sector industrial, la inmigración de los jóvenes y un paro situado en el 26% han provocado un profundo rechazo hacia las instituciones y partidos tradicionales, que hasta ahora se repartían el poder con una holgada mayoría.

Los ajustes económicos, como el aumento de impuestos y los recortes en inversión, exigidos por el plan de rescate de la troika, han sido el argumento perfecto de Syriza para ganarle terreno a la coalición en el gobierno y presentarse ante los griegos como la salvación a todos sus problemas.

De momento, lo único claro es que a Grecia le espera un mes más de tensión política que sólo servirá para alargar la agonía de un país que empezaba a ver la luz al final del túnel. El gobierno de Samarás no se encuentra en la mejor posición para negociar a finales de mes un acuerdo con la troika de acreedores sobre las condiciones para pagar el último tramo de 1.800 millones del programa de rescate. Los griegos se han enzarzado en un lío político con unas elecciones generales que ponen de nuevo en riesgo la estabilidad económica del país y la del resto de la zona euro.