París

París declara la guerra a los ultras

Un grupo de ultraderecha lanza consignas contra miembros del Frente Nacional en París en una imagen de archivo
Un grupo de ultraderecha lanza consignas contra miembros del Frente Nacional en París en una imagen de archivolarazon

Son legales, pero quizá por muy poco tiempo. Los grupos radicales que orbitan en torno a la extrema derecha son numerosos y no siempre fácilmente identificables. Forman parte de una nebulosa que los servicios de Interior galos estiman integran unos 3.000 miembros. Y si algunos son más activos y violentos que otros, todos estarían en el punto de mira del Gobierno francés desde la brutal y mortal agresión, a finales de mayo, perpetrada por un neonazi contra el militante de extrema izquierda Clément Méric. Además, movimientos como Primavera francesa, que ha encarnado la oposición más radical al matrimonio homosexual, también han contribuido a sacar de su letargo a algunos grupos ultranacionalistas hasta ahora durmientes.

Tras la mortal paliza que acabó con la vida del joven antifacista, el Ejecutivo le declaraba la guerra a los ultras. Y en particular a dos grupos a los que el agresor de Méric, un simpatizante neonazi de origen español, estaba vinculado: Tercera Vía y Juventudes Nacionalistas Revolucionarias, que contaría con apenas una treintena de miembros.

Los procedimientos administrativos en vista de su ilegalización ya están en marcha. De hecho, ambas han recibido la procedente notificación escrita del Ministerio del Interior en la que les comunica las intenciones del Ejecutivo y les da un margen de diez días para que reclamen o presenten sus alegaciones, como prevé el artículo 212.1 del Código de Seguridad Interior. Sin embargo, de manera preventiva y en un arranque de prepotencia, su líder, Serge Ayoub, ex cabecilla del movimiento «skinhead» en París, anunciaba esta semana la autodisolución, «por el honor» de sus dos grupúsculos «y para que no sean otros quienes lo hagan», declaraba. Un gesto que el ministro del Interior, Manuel Valls, tachaba de «maniobra vana» con la que no conseguirán escapar al procedimiento administrativo.

Pero no serían los únicos en la diana del Ejecutivo, que se enfrenta a una legislación de 1936 que podría entorpecer la ofensiva gubernamental, ya que sólo se refiere a «grupos de combate y milicias privadas» y a organizaciones que inciten «al odio o la violencia contra una persona en razón de su origen, etnia, raza o religión».

Así, agrupaciones como Envie de rêver o las lionesas L'oeuvre français y Juventudes nacionalistas habrían recibido igualmente la notificación de Interior. Ahora bien, hasta que François Hollande no firme los decretos, no se puede hablar de ilegalización definitiva. Eso podría ocurrir en el Consejo de Ministros de la próxima semana y entonces se conocerá el alcance de la guerra declarada a los ultras en Francia, en donde cerca de 60 organizaciones o grupos políticos han sido disueltos por los sucesivos poderes desde 1958. La más reciente, la de la formación islamista Forsane Alizza en 2012.