Portugal
Passos Coelho tiende la mano a la oposición lusa
El Partido Socialista se debate ahora entre apoyar a los conservadores o ser acusado de contribuir a la inestabilidad de Portugal.
El Partido Socialista se debate ahora entre apoyar a los conservadores o ser acusado de contribuir a la inestabilidad de Portugal.
Un «sí» con condiciones. Los portugueses avalaron el domingo en las urnas la dura política de austeridad del Gobierno conservador de Pedro Passos Coelho, pero no revalidaron su mayoría absoluta en el Parlamento. Con sólo 104 de los 230 diputados de la Cámara (la mayoría absoluta son 116), Portugal al Frente (PaF), la coalición con la que concurrieron a la cita electoral el conservador Partido Social Demócrata (PDS) y el democristiano Centro Democrático y Social (CDS), necesitará buscar otro aliado para gobernar con estabilidad los próximos cuatro años. Concretamente, está condenado a entenderse con un Partido Socialista (PS) al que se le ha escapado de las manos una victoria que daba por segura por culpa del encarcelamiento del ex primer ministro José Sócrates por un sonado escándalo de corrupción. De poco ha servido que el PS, con el 34,4% de los votos, haya logrado aumentar en once diputados su presencia en el Parlamento con respecto a las elecciones de 2011, convocadas poco después de que Sócrates solicitara el rescate de la UE para evitar el colapso financiero de Portugal.
Tras reconocer que «el PS no ha conseguido los objetivos electorales que se proponía y yo, como secretario general, asumo por entero mi responsabilidad política y personal por el resultado», Antonio Costa se ha negado a formar parte en una eventual gran coalición con la derecha. «Que nadie cuente con nosotros para hacer viable la política de coalición» que perpetúe los recortes, aseguró a la vez que recordó que «ha habido una gran mayoría que ha votado por el cambio». «La coalición debe comprender que Portugal vive un nuevo momento político, lo que quiere decir que no pueden seguir gobernando como si no hubiera pasado nada», aseguró Costa, al que los medios ven ya amortizado como líder.
Si bien la aritmética parlamentaria otorga la mayoría a la izquierda lusa (50% frente al 40% de la derecha) sumando los diputados socialistas, del Bloque de Izquierdas (19 escaños) y comunistas (17 asientos), las diferencias entre las tres formaciones progresistas en política europea en general y en la permanencia en el euro en particular hacen inviable un acuerdo para gobernar. Antes de los comicios, los socialistas y los otros dos partidos indicaron que no apoyarían a un Gobierno conservador en minoría. Asimismo, antes de las elecciones tampoco se habló acerca de una coalición de izquierda en caso de que se produjera una debacle en las filas conservadoras. Dividido entre sus corrientes centrista e izquierdista, el PS se debate entre si apoyar o no al PSD de Passos Coelho si no quiere ser acusado por la opinión pública de contribuir a la inestabilidad política de Portugal, que se vería abocado a unas nuevas elecciones a mediados del próximo año si la oposición en bloque vota en contra de la investidura del primer ministro. En un claro mensaje a sus rivales, el líder conservador alertó ayer que «sería extraño que quien gana las elecciones no pueda gobernar». Eso sí, en tono conciliador, Passos Coelho reconoció que «el Parlamento es diferente. No dejaremos de ir hacia los que como el PS respetan las reglas europeas y la pertenencia a la moneda única».
Los comicios eran considerados una especie de plebiscito sobre la dura política de recortes de Passos. El economista, de 51 años, logró evitar que Portugal se convierta en «una segunda Grecia», pero ha sido duramente criticado por sus ajustes y aumentos de impuestos a pensionistas y funcionarios. El primer ministro planea continuar con su política de recortes en 2016. Durante la campaña, advirtió acerca del «caos» en caso de que ganara la izquierda. En este sentido, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría explicó ayer que «Portugal ha hecho un esfuerzo tremendo por salir de la crisis, por enfrentar la recuperación, por recuperar su plena autonomía en el ámbito económico y creo que se lo han reconocido los ciudadanos». Portugal tuvo que recibir un rescate de 78.000 millones de euros de la UE y del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2011 debido al colapso de sus finanzas. La política de ahorro seguida por Passos Coelho ha reducido el déficit público y la tasa de desempleo hasta el 12,4%, pero ha aumentado la pobreza al 25% y 500.000 portugueses se han visto obligados a abandonar el país en busca de un futuro mejor, lo que ha convertido a Portugal en el primer emisor de emigrantes de la UE.
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