Terrorismo yihadista
Persecución religiosa: «No hay sitio para los cristianos»
Los desplazados del bastión cristiano de Qaraqosh relatan las decapitaciones y violaciones de los yihadistas. «La gente escapa de sus casas con lo puesto», alertan
La ciudad de Qaraqosh había sido anteriormente un refugio seguro para los que huyen de Mosul y para aquellos que «tenían la esperanza de que el cristianismo tenía un futuro en este país árabe», lamentó Ano Jawhar Abdoka, presidente del gobernante Partido Democrático del Kurdistán (PDK) en el distrito de Ainkawa, en la ciudad Erbil. «Antes pensábamos que podíamos quedarnos. Pero ahora, no hay manera, los cristianos no pueden volver a Irak», denunció en declaraciones a LA RAZÓN.
Además del miedo por los bombardeos constantes, los recién llegados de Qaraqosh cuentan que los yihadistas del Estado Islámico (EI) habían cortado el agua y la electricidad, y que la comida también es difícil de conseguir. Decenas de miles de personas se unieron al éxodo hacia el Kurdistán, lo que ha debilitado aún más a la población cristiana de Irak. Desde la toma de Mosul el pasado junio, unos 60.000 cristianos han abandonado el norte de Irak, huyendo de los extremistas del Estado Islámico, el grupo suní que ha sembrado el pánico y el terror entre las minorías religiosas. Las propiedades de los cristianos están siendo confiscadas y entregadas a los musulmanes. Y a quienes huyen no se les permite llevar muchas pertenencias con ellos. Los cristianos bajo dominio de los yihadistas se enfrentan al ultimátum de convertirse al islam o ser ejecutados. «En el parque, los miembros del Estado Islámico decapitan cada vez a más niños, poniendo sus cabezas encima de palos. Sus madres son violadas y asesinadas y están colgando a sus padres», denunció Mark Arabo desde el Patriarcado Caldeo en Irak en declaraciones a la CNN. En la misma línea, el Observatorio de Derechos Humanos reveló ayer que el grupo yihadista ha atacado en los dos últimos días a varios grupos minoritarios de Mosul, como han sido monjas, turcos y chabaquíes. Esta misma denuncia la hizo el responsable del Comité Internacional de Cruz Roja en Bagdad, Saleh Dabbakeh, quien añadió que las minorías están siendo «duramente atacadas» por los islamistas. «Desde hace dos días la situación es terrible en todas las zonas que controla el Estado Islámico de Irak y Siria. Por la calle ves a la gente escapar con lo puesto de sus casas sin saber a dónde ir», explicó ayer el responsable humanitario.
«La situación es crítica porque la población no tiene de nada y nosotros tratamos de proveerles de toda la asistencia que necesitan», indicó Dabbakeh. La limpieza religiosa que están llevando a cabo los yihadistas es el último genocidio del XXI. Según Naciones Unidas, un genocidio es «cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal». Los cristianos no son la única minoría perseguida por los combatientes islamistas, también los miembros de la antigua religión yazidí han tenido que huir de la provincia de Nínive por el ascenso del EI. Los yihadistas les persiguen porque les consideran «adoradores del diablo».
Varios vídeos que circulan por internet y medios de comunicación han mostrando al mundo las atrocidades que el Estado Islámico es capaz de cometer para llevar a cabo la limpieza étnica de los primeros pobladores de esta tierra milenaria. En uno de los vídeos más recientes, hombres armados y enmascarados obligan a punta de pistola a un hombre cristiano a arrodillarse, le conminan a convertirle al islam y después le cortan la cabeza. En otra grabación se ven 50 cuerpos decapitados y las cabezas de las víctimas están clavadas en lo alto de una valla a modo de trofeo.
La Iglesia católica ha mostrado una gran preocupación por el éxodo de los cristianos iraquíes. La Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales ha instado a la oración y ha pedido el fin de «la persecución violenta que amenaza con extinguir la comunidad cristiana» en Irak, mientras el Papa Francisco ha pedido a los gobiernos del mundo que tomen medidas para proteger a los cristianos que han sido expulsados de sus aldeas en el norte de Irak, y para que les proporcionen ayuda humanitaria.
El Papa Francisco nombró ayer al prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el cardenal Fernando Filoni, su enviado personal a Irak para trasladar su cercanía espiritual y solidaridad a la población, ante el agravamiento de la violencia en el país que también sufren los más de 100.000 cristianos que viven allí. «Espero poder satisfacer las necesidades de tantas personas, no solo mostrando la preocupación del Papa sino también viendo con el Patriarcado qué cosas podemos hacer como Iglesia universal», precisó el cardenal Filoni en declaraciones recogidas por Ep. No en vano el presidente norteamericano, Barack Obama, justificó su intervención militar en Irak para paliar el desastre humanitario y evitar un genocidio a manos de las fuerzas fundamentalistas de califa Ibrahim.
La ONU prepara un corredor humanitario
La ONU anunció ayer que está preparando un corredor humanitario para facilitar la evacuación de civiles de zonas de Irak tras el bombardeo de aviones estadounidenses. Se calcula que el avance de los yihadistas ha provocado la huida de unas 200.000 personas, en su mayoría yazidíes kurdos y cristianos.
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