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Opinión

Pobre Europa, o despertamos o el mundo es asiático

Una China expansionista plantea grandes retos geopolíticos, económicos y de seguridad global

China ha celebrado su Congreso Nacional anual esta semana ASSOCIATED PRESSAP

Acabo de llegar a Hong Kong después de seis años sin venir. Muchos dicen que esta ciudad de carácter único e inimitable está en decadencia. Pues no se entiende muy bien lo que esa decadencia pueda ser, si esto es decadencia, Europa está en la UVI. En las últimas décadas, China ha emergido como una de las principales potencias globales, no solo en términos económicos, sino también en el ámbito político, militar y tecnológico. Su ascenso ha sido vertiginoso, transformando al país en un actor clave en el escenario internacional. Sin embargo, este crecimiento acelerado y la política expansionista que lo acompaña han generado una serie de desafíos para la seguridad mundial. Vamos a intentar explorar los principales retos que plantea una China expansionista, analizando sus implicaciones en la geopolítica, la economía, la seguridad regional y global, así como en el orden internacional.

1. El ascenso de China: de potencia regional a global.

China ha experimentado un crecimiento económico sin precedentes desde que inició su proceso de reformas y apertura en 1978, su economía se ha multiplicado desde entonces por más de 40 veces en términos de PIB. Gracias a su espectacular crecimiento, el país ha logrado sacar a cientos de millones de personas de la pobreza y ha construido una infraestructura industrial y tecnológica que rivaliza con las de las naciones más desarrolladas del planeta. Este éxito económico ha permitido a China expandir su influencia más allá de sus fronteras, convirtiéndose en un actor global de primer orden. China ya no una potencia regional, pues tiene intereses en todas las regiones del mundo.

Sin embargo, este ascenso no ha estado exento de retos. La política exterior china, caracterizada por un enfoque cada vez más asertivo, ha generado tensiones con sus vecinos y con otras potencias globales. La expansión de su presencia militar, la construcción de infraestructuras en el extranjero como parte de la Iniciativa de la Franja y la Nueva Ruta de la Seda, y su creciente influencia en organismos internacionales han llevado a muchos a cuestionar las intenciones de Pekín y su impacto en la seguridad mundial.

2. Expansionismo territorial y disputas regionales.

Uno de los principales desafíos que plantea una China expansionista es su política territorial en el este y sureste de Asia. China ha reclamado soberanía sobre vastas áreas del Mar de China Meridional, incluyendo islas y arrecifes que también son reclamados por países como Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunei. Para respaldar sus reclamaciones, Pekín ha construido islas artificiales y ha militarizado la zona, desplegando misiles, radares y bases aeronavales armadas hasta los dientes, reivindicando de manera incluso agresiva, la soberanía sobre las aguas territoriales se estas islas artificiales.

Esta política ha generado tensiones significativas en la región, y podría aumentar el riesgo de escaramuzas que degeneren en conflictos armados de imprevisibles consecuencias. Además, ha llevado a una mayor militarización por parte de otros países, como Estados Unidos, que ha incrementado su presencia naval en la zona para garantizar la libertad de navegación. La disputa en el Mar de China Meridional no solo amenaza la estabilidad regional, sino que también tiene implicaciones globales, ya que esta ruta marítima es crucial para el comercio internacional. En un reciente artículo aparecido en la página oficial del Instituto Naval de los EEUU, un joven teniente de navío, Nicholas Danby, denunciaba en un artículo de esencial importancia, que los EEUU habían reducido sus fuerzas navales a un estado incompatible con el mantenimiento del equilibrio en el Pacífico. Señalaba tres elementos centrales: la US Navy ha pasado de 600 buques de guerra y ocho flotas a 300 buques de guerra y siete flotas, que nada tienen que ver con las de los años finales del siglo XX; la Séptima flota de los EEUU con base en Yokosuka en Japón está en desventaja de 5.3 a 1 con respecto a la Marina de Guerra de China y aun incluyendo la Tercera flota con cuartel general en Pearl Harbor, la desventaja seguiría siendo de 1.85 a uno y, por último, el expansionismo chino lejos de calmarse se ha exacerbado en los últimos años y los choques con los vecinos son constantes, normalmente con su flota pesquera, al servicio de los intereses generales de China y su potentísima Guardia costera, que tiene patrulleras del tamaño y armamento de fragatas occidentales.

3. La Iniciativa de la Franja y la Ruta: ¿cooperación o dependencia?

La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) es uno de los proyectos más ambiciosos de China en el exterior. Con una inversión estimada en miles de millones de dólares, esta iniciativa busca conectar Asia, Europa y África a través de una red de infraestructuras que incluye puertos, ferrocarriles, carreteras y oleoductos. Aunque Pekín presenta la BRI como un proyecto de cooperación y desarrollo mutuo, muchos países han expresado preocupación por las implicaciones estratégicas y económicas de esta iniciativa.

Uno de los principales desafíos es la llamada "trampa de la deuda". Varios países que han aceptado préstamos chinos para financiar proyectos de infraestructura han terminado con niveles de deuda insostenibles, lo que les ha obligado a ceder control sobre activos estratégicos, como puertos o aeropuertos, a empresas chinas. Este fenómeno ha generado preocupación sobre la influencia política y militar que China podría ejercer en estos países, lo que podría alterar el equilibrio de poder en regiones clave del mundo.

4. El desafío tecnológico y la competencia global.

China no solo está expandiendo su influencia a través de la infraestructura y la política exterior, sino también mediante el desarrollo de tecnologías avanzadas. El país ha invertido masivamente en áreas como la inteligencia artificial, la 5G, la computación cuántica y la biotecnología, buscando convertirse en líder global en innovación. Sin embargo, este avance tecnológico también plantea desafíos para la seguridad mundial, pues está planteado en términos de rivalidad y dominación de los sectores y no de sana competencia.

Uno de los principales riesgos es la dependencia de otros países de la tecnología china, especialmente en áreas críticas como las telecomunicaciones, lo que ha llevado a varios gobiernos a restringir su participación en la construcción de redes 5G. No se puede olvidar la agresividad que ha mostrado China en intentar dominar las fuentes de tierras raras y de materias primas de valor estratégico, por motivos de orden geopolítico más que económico.

5. El impacto en el orden internacional.

Este cambio en el equilibrio de poder ha generado tensiones entre China y las potencias occidentales, especialmente con los Estados Unidos. La competencia entre ambos países no solo se limita al ámbito económico y tecnológico, sino que también incluye una lucha por la influencia política y geoestratégica en todo el mundo. Esta rivalidad podría llevar a una fragmentación del orden internacional, con implicaciones muy graves para la paz, la seguridad y la estabilidad globales.

6. El papel de China en la seguridad global.

A pesar de los desafíos que plantea, China también tiene un papel crucial que desempeñar en la seguridad global. A principios de este siglo tuve mucho contacto con el jefe y el segundo jefe del departamento Internacional del Partido Comunista Chino, el primer miembro del comité permanente del Politburó y el segundo del Comité Central. Viajé a China invitado por ellos acompañado por unos diputados del Grupo Parlamentario Popular. El salto que dio China en 25 años no tiene parangón en el último siglo de historia de la humanidad. Entonces, mis interlocutores (a quienes llegué a recibir en mi casa a cenar) hablaban siempre de una China armoniosa en un mundo armonioso, lo que encaja difícilmente en su estrategia geopolítica actual.

China, como actor fundamental de la comunidad internacional y como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tiene la capacidad de influir en decisiones clave relacionadas con la paz y la seguridad internacionales. Sin embargo, su enfoque en estas cuestiones ha sido a menudo criticado por estar más orientado a proteger sus intereses nacionales, en un espíritu que sobrepasa la competencia y entra de lleno en al ámbito de la rivalidad encarnizada.

7. Conclusión: hacia un futuro incierto

La única esperanza para un mundo en paz, seguridad y estabilidad (objetivos esenciales de la Carta de las NNUU) es que China asuma el papel de liderazgo que, sin duda, le corresponde, por peso, económico, demográfico, cultural, militar e histórico, sin que eso derive en una confrontación con Occidente. En el lenguaje oficial el Partido Comunista Chino se siente y se presenta sí mismo como rival de Occidente. Sin embargo, esto no es inevitable. China supo ser elemento central de estabilidad en el pasado e incluso durante la Guerra Fría su actitud era frecuentemente más pragmática que la de la extinta URSS.

Es evidente que China no tiene interés en una confrontación abierta con Occidente y especialmente con los EE UU, en este sentido su filosofía existencial y su política exterior tienen bases mucho más sensatas y equilibradas que las rusas que están instalados en el victimismo, la obsesión anti-occidental y las más absurdos teorías conspiranoicas. China puede y debe contribuir a la superación de la actual crisis que, de ahondarse, podría ser catastrófica. China puede y debe contribuir a un mundo más seguro y próspero y ese fue su leitmotiv durante décadas. “Queremos que una China armónica sea arquitecto esencial de un mundo armónico”. No duden que China ha sabido fusionar el confucionismo con el capitalismo con un régimen comunista. Si quieren exportar algo que sea lo primero y lo segundo. Lo tercero, el comunismo, es una ideología abominable, por mucho que la hayan diluido.