Desaparición

La Policía lusa reanuda la búsqueda de Madeleine McCann 16 años después de su desaparición

Agentes portugueses, británicos y alemanes rastrean el entorno de un embalse que frecuentaba el preso alemán sospechoso

Su mirada fue, posiblemente, la más reconocida del mundo. La señal en el iris de su ojo derecho se convirtió en todo un símbolo. La desaparición de un menor acapara la atención de la Prensa durante algunas semanas. Pero con [[LINK:EXTERNO||||||Madeleine McCann]] todo fue muy distinto. Y ahora, dieciséis años después de ser vista por última vez mientras estaba de vacaciones con sus padres en el Algarve, las búsquedas policiales han regresado al sur de Portugal en un nuevo intento por resolver el caso.

Efectivos portugueses, alemanes y británicos iniciaron ayer un nuevo rastreo a raíz de una petición formulada por la Fiscalía de Alemania, donde permanece recluido el único sospechoso señalado hasta la fecha, Christian Brueckner, un alemán de 46 años, pederasta convicto (acumula condenas desde 1994), traficante de drogas y ladrón.

La Fiscalía de Brunswick confirmó en un escueto comunicado el inicio de estos trabajos, aunque sin dar más información al respecto. La búsqueda se concentra en torno a la presa de Arade, situada a unos 50 kilómetros de Praia da Luz, el lugar en el que se pierde la pista a la niña cuando se encontraba junto a su familia de vacaciones en el Algarve.

Las autoridades lusas han establecido un amplio perímetro y han prohibido que sobre la zona sobrevuelen aeronaves, incluidos drones. Por ahora, no se prevén búsquedas en el agua, aunque sí se ha desplegado una lancha y un equipo de especialistas en caso de que sea necesario, según la televisión portuguesa. El embalse de Arade ya había sido registrado en 2008, cuando los buzos encontraron huesos que más tarde se descubrió que eran restos de animales.

El 3 de mayo de 2007, Madeleine desapareció de la habitación de un complejo turístico, donde dormía con sus hermanos pequeños. Estaba a punto de cumplir cuatro años. Sus padres se encontraban cenando junto a unos amigos en el restaurante del mismo complejo. Los adultos hacían turnos cada poco tiempo para comprobar que los niños estaban bien. A las 21.05 horas Gerry, el padre de la menor, comprobó que sus tres hijos estaban durmiendo. Las persianas estaban bajadas y la ventana cerrada. A las 22.00, Kate, madre de la niña, hace lo mismo, pero Madeleine había desaparecido. La ventana estaba abierta. Las persianas, subidas.

La investigación portuguesa se cerró prematuramente en julio de 2008 y todos los sospechosos quedaron en libertad sin cargos. Entre ellos, Brückner. Tras las súplicas de los McCann al Gobierno británico, Scotland Yard reabrió la investigación en 2011. Y todo adquirió un nuevo rumbo en 2020, cuando las autoridades identificaron oficialmente a Brueckner como sospechoso de la desaparición. El hombre había sido encarcelado de nuevo en Alemania a finales de 2019 por la violación en 2005 de una turista estadounidense de 72 años en Praia da Luz, la misma zona donde `Maddie´ fue vista por última vez.

La Fiscalía alemana de Braunschweig trabaja con la teoría de que la niña murió a manos del pederasta que cuenta con un amplio historial de crímenes por abusos sexuales. La investigación de sus movimientos demostró, por el rastro de su teléfono móvil, que se encontraba cerca del complejo vacacional donde se hospedaban los McCann la noche en que Madeleine fue secuestrada

Aquel verano de 2007, Brückner ya fue investigado por la Policía Judicial de Portugal. Pero luego su perfil fue descartada por los detectives en el Algarve, aproximadamente al mismo tiempo que se declaró a los padres de la niña “sospechosos oficiales”. Bajo el liderazgo del controvertido Goncalo Amaral, la policía lusa pasó meses tratando de demostrar que los progenitores matado accidentalmente a su hija e intentado encubrirlo.

La presión sobre los detectives era máxima. El mundo entero les observaba esperando que resolvieran el caso. Y el hecho de no investigar completamente a Brückner fue tan sólo un eslabón de una larga cadena de errores.

En las primeras horas críticas tras la desaparición, se perdió evidencia crucial cuando no se selló el apartamento. Al menos 50 personas pudieron pasar por la habitación, destruyendo cualquier pista forense. Los propios agentes también contaminaron el área al no usar ropa protectora e incluso fumar y arrojar cenizas dentro del apartamento. Además, los detectives no enviaron la ropa de cama de Madeleine para su análisis forense y, finalmente, el personal del hotel la lavó junto con las sábanas de otros huéspedes del complejo turístico.

En los últimos años, han sido muchas jóvenes las que han asegurado ser la Madeleine. La última ha sido la polaca Julia Faustyna Wendell, pero los resultados de las pruebas de ADN descartaron cualquier vínculo con los McCann.