Política

Argelia

Por qué lo que ocurra en Argelia importa (y mucho)

Orán, la segunda ciudad más importante de Argelia (española durante 266 años) se encuentra apenas a 207 kilómetros de Almería. El 57,6% del gas que importa España proviene de Argelia.

Un inmigrante expulsado de Argelia
Un inmigrante expulsado de Argelialarazon

Orán, la segunda ciudad más importante de Argelia (española durante 266 años) se encuentra apenas a 207 kilómetros de Almería. El 57,6% del gas que importa España proviene de Argelia.

Con sus 2.381.741 km cuadrados, Argelia es el país más extenso de África y del mundo árabe, y con sus más de 43 millones de habitantes es el segundo país más poblado del norte de África y del mundo árabe (no del mundo musulmán) tras Egipto. Orán, la segunda ciudad más importante de Argelia (española durante 266 años) se encuentra apenas a 207 kilómetros de Almería. El 57,6% del gas que importa España proviene de Argelia. Bastaría la simple enumeración de estos datos para que la política exterior española concediera a Argelia la máxima importancia, pero por razones ocultas al público, se concede esa importancia a Marruecos.

Lo que ocurra en Argelia no sólo importa a España sino que importa al resto de países del norte de África y a los del Sahel al sur del desierto del Sahara. Aunque aún quedan grupúsculos terroristas en su territorio, Argelia es el primer país musulmán que ha derrotado militarmente al islamismo, cuando muchos países (Francia, particularmente) apostaron por la victoria de los islamistas. Esa victoria sobre el islamismo fue mérito del Ejército y del pueblo (al que se le dio armas para esa lucha). Aunque se reprocha, con razón, que tras la victoria sobre los islamistas el presidente Buteflika cedió excesivamente ante ellos para integrarlos en la sociedad con su política de «reconciliación nacional», el hecho es que Argelia quedó inmunizada (al menos hasta ahora) frente a una eventual conquista del Estado por los grupos islamistas. Y no sólo eso, sino que se ha convertido en el eje de la lucha contra los grupos terroristas e islamistas en el norte de África y en el Sahel.

Argelia no sólo ha sido un país importante en la lucha contra el terrorismo islámico, sino que también es uno de los países que más eficazmente luchan contra la emigración ilegal, pese a que el dinero de la Unión Europea y de Estados como España se entrega a países, como Marruecos, que han demostrado que no tienen un sincero compromiso contra esta lacra. Ciertos círculos europeos han reprochado incluso que la lucha de Argelia contra la inmigración ilegal en su territorio utiliza métodos demasiado duros.

¿Pueden los acontecimientos que se están produciendo estos días en Argelia afectar a las exportaciones de hidrocarburos, a la lucha contra el terrorismo islámico o a la inmigración ilegal? Hasta ahora el máximo garante de la estabilidad del Estado, de la lucha contra el terrorismo y contra la inmigración ilegal ha sido el Ejército. Por más que la cúpula de éste ha sido depurada por Buteflika para intentar someterla a sus dictados, queda la duda de si ciertos influyentes altos mandos apartados por Buteflika y los mandos intermedios avalarán las pretensiones del entorno del aún presidente. Es a mi juicio improbable que el Ejército argelino, fuertemente enraizado en el pueblo, se enfrente a éste para defender al entorno del aún mandatario si la movilización popular se acentúa.