Premios Nobel a los que dar las gracias

Hoy se cierra en Varsovia una cumbre de lujo por la importancia de los invitados: la que reúne a los premios Nobel de la Paz.

Hoy se cierra en Varsovia una cumbre de lujo por la importancia de los invitados. Nada menos que premios Nobel de la Paz. Personas que han hecho de sus lugares de origen un país mejor. Las nuevas generaciones debemos estarles agradecidos. Por ejemplo, los jóvenes polacos que ya han nacido en un país con todas las libertades gracias a un electricista, Lech Walesa, que ahora tiene 70 años. "Te has dado cuenta de lo bien que está Polonia", asegura el ex presidente (1990-95) y Premio Nobel de la Paz en 1983 a LA RAZÓN. Walesa además tiene una fundación con la que intenta promover la "Solidaridad"mundial en Cuba, Myanmar o Irán, entre otros.

Otra personalidad asombrosa es la del profesor Muhammed Yunus -que fue galardonado en el año 2006-. Por sólo mencionar uno de sus "pequeños"éxitos, las 8,5 millones de mujeres bangladesíes a las que ha sacado de la pobreza, con todos los beneficios que suponen para la economía y la sociedad de Bangladés. El profesor Yunus, lejos de retirarse a sus 73 años, ha exportado su genial idea de los microcréditos a docenas de países y ha abierto un nuevo campo: el de las empresas de capital social. Describe cada uno de sus proyectos con una ilusión desbordante. Es un hombre entusiasta al que le preocupa mucho el desempleo, no sólo en las mujeres, sino también en la juventud. "Tú, tú y tú tenéis una idea, pero no el dinero. Os juntáis y la maduráis. Ya me encargaré yo de buscar la manera de financiarlo. Es importante apostar por los emprendedores, que al final crean empleos".

Sharon Stone

Amiga personal de Yunus es la actriz Sharon Stone, quien por cierto hoy ha sido premiada en reconocimiento por su labor en lucha contra el SIDA. La actriz recibió el "Premio de la Paz", un galardón que entregan los organizadores de la Cumbre de Laureados con el Premio Nobel de la Paz a las personalidades del mundo del entretenimiento y la cultura que aprovechan su visibilidad para una buena causa. En esta línea de agradecimientos, Stone quiso recordar la labor de su predecesora, Elizabeth Taylor al frente de la Fundación Americana para la Investigación del SIDA y del VIH. "Le debemos mucho de lo que se ha avanzado hasta ahora a Taylor", reconoció.

Las mujeres de Oriente Próximo, sobre todo las iraníes, tienen a una fiel defensora de sus libertades que sigue en plena lucha para que sus derechos aumenten. La abogada Shirin Ebadi ha sido pionera en muchísimas cosas, hasta en ser la primera iraní que recibió un Premio Nobel de la Paz, en 2003. Ebadi denuncia que a día de hoy "una mujer vale la mitad que un hombre en Irán"y recuerda esos juicios discriminatorios en los que el testimonio de un hombre vale más que el de una mujer. La abogada indica que se necesitan hasta dos mujeres para que sea igual de válida a la de un varón, su versión como testigos de los hechos. Pero Ebadi expresa también que no sólo Irán tiene la culpa, que son las grandes multinacionales las que siguen haciendo negocios con Teherán o en países como Arabia Saudí, donde la mujer no tiene derecho ni a conducir. La abogada iraní resume de manera simple cómo resolver parte del conflicto: "No les vendáis bombas, construidles escuelas".

Frederik De Klerk

También es mucho lo que Suráfrica tiene que agradecerle al último presidente blanco de Suráfrica, Frederik De Klerk. Incluso, con quien compartió premio Nobel de la Paz en 1993, Nelson Mandela: al que liberó de la cárcel en 1990. De Klerk recordó ayer en la cumbre de Varsovia que el racismo ha desaparecido en Suráfrica y la prosperidad ha llegado, no obstante "ahora hay mecanismos, como una Constitución o una Comisión de Derechos Humanos que lo controlan".

Todas estas personalidades, que desde que Mijail Gorbachov -premiado en 1990- lo propusiera en 2000, se reúnen cada año en esta Cumbre de Laureados con el Premio Nobel de la Paz que en esta XIIIª edición ha estado patrocinada por Mazda, y aunque muy diferentes entre sí, son dignas de admirar y siguen inspirando 23 o 30 años después de haber sido galardonados. Para los que se hagan la gran pregunta de ¿qué puedo hacer yo para cambiar el mundo", De Klerk da la clave. "El antídoto más potente en la lucha a favor de los derechos humanos -y la conciencia y la mano derecha de la democracia- es la sociedad civil"