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EE UU y Rusia acercan posturas sobre la transición en Siria

John Kerry y Vladimir Putin al comienxo de la reunión en el Kremlin
John Kerry y Vladimir Putin al comienxo de la reunión en el Kremlinlarazon

Kerry y Putin coinciden en impulsar una solución política para la guerra civil y en intensificar la lucha aérea contra el Estado Islámico tras reunirse en Moscú.

John Kerry, secretario de Estado estadounidense, viajó ayer a Moscú para acercar posturas sobre Siria e impulsar un proceso de paz. Tres horas y media duró su reunión con Vladimir Putin, que se suma a los breves encuentros del presidente ruso y Barack Obama durante el G-20 y la Cumbre de París. Una imagen de relativo deshielo propiciada en buena parte por el presidente francés, François Hollande, en su ofensiva diplomática por aunar posturas contra el Estado Islámico (EI) tras los atentados de París.

La de ayer fue la segunda visita de Kerry al país en siete meses, la primera a la capital de un alto funcionario de la Administración Obama desde la anexión de Crimea, que el Kremlin aprovechó para presumir del «fracaso del aislamiento» internacional de Rusia por su papel en Ucrania. «Nada nos gustaría más que resolver nuestras diferencias sobre Ucrania. El mundo necesita que las dos potencias hallen puntos de encuentro, juntos podemos lograr avances significativos», afirmó Kerry.

Ambos países pactaron ayer que los acuerdos de Viena sobre Siria, que estipulan los pasos para la paz, cuenten con el aval de la ONU, para lo que serán sometidos a votación en el Consejo de Seguridad. El EI, comentó Kerry, no deja a las naciones civilizadas otra salida que la de unirnos y destruirlos. «Rusia y EE UU están de acuerdo en que el grupo yihadista es una amenaza para todos. Hablamos de la peor clase de terroristas, con ellos no se puede negociar», concluyó Kerry. El Ministerio de Exteriores ruso emplazó a Washington a reconsiderar su «política de dividir a los terroristas entre buenos y malos».

Uno de los objetivos de la visita de Kerry era garantizar la participación de su homólogo Serguei Lavrov en la tercera ronda de negociaciones sobre Siria el viernes en Nueva York. Rusia, que finalmente confirmó que estará en Nueva York, había condicionado su presencia a la elaboración de un listado en el que se catalogue a los distintos grupos y facciones que operan en Siria. El objetivo es consensuar qué organizaciones se consideran terroristas y, por lo tanto, pueden ser atacadas. Pero la tarea no es fácil y avanza con lentitud. Es habitual que estas facciones cambien de nombre y los combatientes salten de un grupo a otro.

Paralelamente a la lista de terroristas debe crearse otra con organizaciones de la oposición moderada llamadas a participar en las negociaciones sobre el rumbo político del país. La OTAN y Washington denuncian desde el primer día de la operación rusa en Siria que su aviación bombardea indiscriminadamente posiciones de todos los opositores a Asad, terroristas o no, y que sólo un pequeño porcentaje de los ataques se dirigen contra el Estado Islámico. De ahí el interés de Moscú en definir el carácter de cada grupo, si bien es igualmente una labor compleja, pues hasta 150 grupos opositores de diversa índole combaten sobre el terreno, 32 de los cuales se han reunido esta semana en Arabia Saudí para elegir a un equipo negociador de 15 representantes de cara a futuras conversaciones. Fue, sin embargo, una reunión coja, pues faltó el principal grupo opositor, el Ejercito Libre de Siria, con el que Moscú presume en los últimos días de colaboración.

Según el Ministerio de Defensa, Rusia estaría suministrando armamento, además de proporcionar cobertura aérea, bombardeando objetivos terroristas acordados con el grupo, una versión no confirmada por los países occidentales. Otro de los asuntos de la agenda ayer fue el futuro de Asad. El secretario de Estado pidió que se acelere e intensifique la transición en Siria. De partida las posturas son opuestas, Rusia defiende que sea el pueblo sirio quien decida, lo que abriría la puerta a su continuidad, mientras que Estados Unidos exige su marcha, pues le acusa de la mayoría de las muertes en la guerra por los brutales métodos de su ejército. Sin embargo, de puertas adentro podría estar cocinándose un pacto. Algunas fuentes apuntan que Washington consideraría la continuidad a corto plazo de Asad en un Gobierno de transición a cambio de garantías de su posterior salida. Garantías que pasan por un nombre que lidere el cambio, una figura de consenso. El que más suena en estos momentos es el de Riad Hijab, que ocupase brevemente el puesto de primer ministro antes de unirse a la oposición en 2012. La visita de Kerry ayer llegó un día después de que Arabia Saudí anunciase la creación de una coalición de países de mayoría suní contra el terrorismo, con sede en Riad y en la que participará Turquía, enemistada con Rusia desde el derribo del avión.

Precisamente, Turquía, y la necesidad de cerrar su frontera con Siria, fue otro de los temas que se trató también ayer. El Estado Mayor ruso, en un comunicado, dio la cifra de 1.200 camiones cisterna con crudo de contrabando que habría destruido su aviación en las últimas semanas. Un petróleo que, según viene denunciando, tiene como destino Turquía.