Europa

Guerra de Ucrania

«Putin sigue promoviendo la idea de una Rusia asediada y que actúa totalmente a la defensiva»

El investigador principal del Chatham House, Keir Giles, analiza el discurso de Putin en el Día de la Victoria y sus implicaciones en la guerra de Ucrania

¿Cómo interpreta el discurso de Putin?

Las palabras del discurso de Putin carecen de sentido para cualquiera que entienda realmente la guerra de Rusia contra Ucrania. Sólo son comprensibles desde el punto de vista de los propios ciudadanos rusos, después de más de una década de propaganda general intensiva que les ha dado una visión del mundo exterior y de la relación de Rusia con él totalmente alejada de la realidad.

En este mundo de espejos, no es Rusia el agresor, a pesar de que fue Rusia quien lanzó la invasión no provocada de Ucrania. Y no es Rusia la que tiene intenciones hostiles hacia el resto del mundo, sino más bien al contrario, a pesar de todos los esfuerzos occidentales por aplacar a Rusia y atraerla hacia la comunidad internacional durante las últimas tres décadas.

Putin acusa a las «élites globalistas occidentales» de provocar conflictos. ¿Por qué insiste en esta retórica?

Putin sigue promoviendo la idea de una Rusia asediada y que actúa totalmente a la defensiva. El discurso fue otro intento de vincular la actual embestida genocida contra Ucrania con la Segunda Guerra Mundial, de construir sobre la ficción de que el ataque a Ucrania está justificado por la misma razón que el sometimiento de la Alemania nazi.

Su lenguaje sobre las élites globalistas occidentales también se basa en antiguas narrativas rusas. Mucho antes de que la guerra contra Ucrania comenzara en serio en 2014, Rusia se presentaba a sí misma como amenazada por el “extremismo liberal”, y una conspiración internacional que buscaba subvertir la condición de Estado de Rusia, pero también su fuerza moral y espiritual, a través de un conjunto de valores perversos, decadentes y degradados que Europa, y la Unión Europea en particular, trataban de imponer al resto del mundo, incluida Rusia.

Putin asegura que Rusia ganará la guerra. ¿Es importante este mensaje para los ciudadanos rusos, especialmente en un día señalado en el calendario?

Putin sigue haciendo claras promesas de victoria, quizás, con la esperanza de que nadie lo mencione, ya que lleva haciéndolo más de un año, en una guerra que se suponía que sólo iba a durar unos días. Pero el comportamiento estatal de Rusia sí sugiere que el Kremlin cree que tiene posibilidades de ganar esta guerra; de lo contrario, Moscú estaría aprovechando las oportunidades para congelarla y cimentar su control sobre los territorios ocupados mediante un alto el fuego o un acuerdo negociado.

¿Cómo valora la presencia de líderes políticos de Asia Central en la celebración? ¿Debe interpretarse como una señal de apoyo a Putin?

La presencia de líderes de otras antiguas repúblicas soviéticas en la Plaza Roja supuso un claro cambio con respecto al año pasado, cuando Putin estuvo más o menos solo. Queda por ver qué ha inducido a estos líderes, que deben temer también por sus propios países dada la intención declarada de Putin de reconstituir el Imperio Ruso, a hacer esta muestra de apoyo a Rusia.

El controvertido líder del Grupo Wagner no oculta sus problemas con el Ministerio de Defensa y el Ejército rusos. ¿Afecta esta guerra interna a Vladimir Putin?

Yevgeniy Prigozhin y su grupo Wagner no suponen ninguna amenaza para Putin. El arte escénico de las denuncias airadas de funcionarios del Ministerio de Defensa forma parte de un juego de poder sancionado por él mismo. Sin la aprobación personal de Putin, Prigozhin habría sido relegado al olvido hace mucho tiempo.

Rusia exhibió músculo militar en el desfile. ¿Cree que está preparada para la contraofensiva ucraniana?

Rusia ha puesto en marcha intensos preparativos, incluidas fortificaciones defensivas, para resistir la contraofensiva ucraniana que se espera desde hace tiempo. Pero Ucrania ya identificó el año pasado el centro de gravedad de las defensas rusas como el pueblo ruso, tanto con uniforme como sin él. Lo que queda por ver es si cavar trincheras y construir búnkeres es suficiente para compensar las demostradas debilidades sistémicas del Estado ruso y de sus fuerzas armadas.