Barcelona
Reinhard Silberberg: «Los alemanes siguen teniendo una opinión positiva del euro»
Entrevista al embajador de Alemania en España
Buen conocedor de la política europea, a la que ha dedicado la mayor parte de su carrera diplomática, Reinhard Silberberg (Burgsteinfurt, 1953) niega que Berlín ambicione liderar la UE y subraya, en cambio, la vigencia del motor franco-alemán. Casado con una gallega y padre de cuatro hijos, ha sido testigo de la transformación española desde que en 1969 visitó nuestro país por primera vez. Cuatro décadas después volvió para hacerse cargo de la Embajada de Alemania en Madrid.
–¿Ya hemos pasado lo peor de la crisis?
–Creo que sí. Desde el principio dijimos que necesitábamos reformas y éstas van a tener efectos positivos, pero llegan con un retraso de dos o tres años. En el caso de España, ya vemos que las reformas que han hecho éste y el anterior Gobierno muestran resultados positivos, como indican los datos macreoeconómicos. La balanza comercial ha cambiado profundamente y las exportaciones se están desarrollando de manera muy positiva. En Alemania tenemos mucho respeto por las reformas dolorosas pero imprescindibles realizadas en España.
–¿Cómo ha logrado Alemania esquivar la crisis mejor que otros países?
–Es una combinación de factores. En primer lugar, en Alemania siempre hemos apostado por la industria como base de nuestra economía y fundamento de nuestro bienestar. En segundo lugar, ya el Gobierno en 2003 y luego la Gran Coalición pusieron en marcha reformas drásticas en el mercado laboral, la sanidad, la Administración pública, o las prestaciones sociales. Todas ellas nos han permitido salir relativamente rápido de la crisis financiera.
–Pero esas recetas alemanas no tienen por qué servir a todos los demás países...
–No queremos exportar el modelo alemán al resto de Europa, pero también nos hemos enfrentado a problemas similares. España y Alemania son sociedades que están envejeciendo y cada vez vivimos más, lo que tiene efectos en la financiación de las pensiones.
–Los Gobiernos culpan a Bruselas y Berlín de imponerles reformas impopulares...
–Hemos acordado un programa de reglas a nivel europeo para coordinar nuestra política económica y financiera, lo que significa que todos tenemos que seguirlas. Para países como Portugal o Grecia, tenemos el instrumento de la troika (BCE, Comisión Europea y FMI), que acompaña al país en sus reformas estructurales. Así que no es Berlín quien las impone.
–¿Saldrá Europa reforzada de esta crisis?
–Hemos introducido nuevos instrumentos, como el pacto fiscal y el semestre europeo, que garantizan la estabilidad de la moneda común. Estoy convencido de que al final de la crisis, y aún no ha llegado, la zona euro y sus países miembros van a salir fortalecidos.
–¿La exitosa educación dual alemana se podría exportar al resto de Europa?
–Vemos que en España hay mucho interés en conocer el sistema vocacional alemán. Tiene una larga tradición y no se puede exportar tal cual, pero se pueden introducir elementos que fortalecen la formación en la empresa. Una de las grandes ventajas del sistema alemán es que los jóvenes, durante su formación, ya tienen la experiencia de trabajar en una empresa. En Alemania, casi todas las empresas ofrecen esta formación y luego los jóvenes son libres de buscar trabajo en otra empresa, pero una gran mayoría permanece en la que recibieron su formación.
–¿Los cuestionados «minijobs» también sirven para reducir el paro?
–Muchos «minijobs» los tienen estudiantes, amas de casa que quieren ganar un dinero extra y personas que tuvieron problemas para reintegrarse en el mercado laboral. No son la solución, pero son un elemento importante para reducir el paro. Siempre hay que preguntarse si es mejor que una persona quede totalmente en el paro o permanezca en contacto con la vida laboral.
-Hay un millón de puestos de trabajo sin cubrir en Alemania. ¿Usted recomienda a los jóvenes españoles buscar trabajo allí?
-En muchos ámbitos falta mano de obra cualificada (ingenieros, informáticos, médicos...) y las empresas están buscándola en todo el mundo. En España, vemos que muchos jóvenes no logran colocarse después de sus estudios universitarios y algunos de ellos buscan trabajo fuera del país. En Alemania son bienvenidos, pero debo advertir de que en Alemania hablamos alemán. Sin conocimiento del idioma es muy difícil encontrar trabajo.
–¿España sigue siendo un país atractivo para las empresas alemanas?
–Las empresas alemanas tienen una fuerte presencia en España. En la Cámara de Comercio se han registrado 1.100 empresas, que dan trabajo a más de 350.000 españoles. Las empresas siguen invirtiendo aquí y con las reformas muchas van a seguir teniendo interés.
–¿Cómo está ayudando Alemania a España a superar la crisis?
–Tenemos una escuela de formación dual en Madrid y otra en Barcelona, que son iniciativas de las empresas alemanas. Vamos a aumentar la inversión para tener más educación dual en España. En Berlín, se firmó recientemente un acuerdo entre el ICO y el banco público alemán KfW para un programa de lucha contra el paro juvenil. La aportación alemana es de mil millones de euros y busca invertir en empresas que creen empleos para jóvenes. A nivel europeo, hemos aumentado el capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en 10.000 millones de euros, lo que le permite fortalecer sus programas de inversión en los países miembros.
–¿Cómo se nos ve en Alemania?
–La imagen de España sigue siendo positiva. Casi diez millones de alemanes pasan sus semanas más agradables del año aquí. A muchos les gustan la cocina y la cultura mediterráneas.
–¿Cambiará la política europea de Alemania tras las elecciones del próximo domingo?
–Existe un amplio consenso entre los grandes partidos alemanes sobre la política europea, por lo que no espero cambios radicales.
–¿No se detecta cierto cansancio entre los contribuyentes alemanes a los rescates?
–Hemos dicho que seremos solidarios con nuestros socios de la zona euro, siempre que ellos también apliquen las reformas que la troika cree necesarias. También es cierto que muchos alemanes están preocupados porque Alemania asume riesgos de dimensiones desconocidas hasta ahora, pero eso no ha cambiado la posición de la mayoría. Los alemanes siguen teniendo una opinión positiva del euro.
–¿Alemania lidera Europa a su pesar?
–Alemania nunca quiso liderar Europa de forma aislada. Siempre hemos dicho que la UE es un grupo de Estados. Sí, se necesita cierto liderazgo y Alemania tiene un peso bastante grande, pero nunca vamos a ejercer un liderazgo en solitario. Queremos una Alemania europea y no una Europa alemana.
–¿Por qué aún no funciona el eje París-Berlín tras el cambio de presidente en Francia?
–La cooperación entre París y Berlín en temas europeos sigue siendo fundamental para el éxito de la UE. Ha sido así durante muchas décadas y seguirá siéndolo. Últimamente París y Berlín han presentado iniciativas para desarrollar la zona euro, así que el motor franco-alemán está funcionando. Ambos saben que si se bloquean Alemania y Francia la UE no puede avanzar.
-Desde Berlín se reclama más Europa para afrontar los desafíos de la crisis. ¿Está la población europea preparada para avanzar en la integración política?
-Es cierto que la zona euro necesita mayor coordinación en las políticas económicas y financieras, y también en las sociales, pero esto no significa la transferencia automática de estas competencias al nivel europeo. Hablamos de un sistema de coordinación con elementos vinculantes, pero no de transferir más competencias. Sabemos que la ciudadanía de muchos países cada vez es más escéptica con la construcción europea y lo que necesitamos es un proceso abierto de discusión para preparar a la gente para estos pasos para una coordinación más estrecha. Tenemos que discutir de Europa y quizás en el pasado no se ha hecho lo suficiente.
-¿Contribuirá a ese diálogo europeo el hecho de que en las elecciones europeas del año próximo cada partido presente su candidato a presidir la Comisión?
-Es un paso en la dirección correcta. Tenemos que fortalecer el vínculo entre el ciudadano y las instituciones europeas. Ese vínculo es uno de los puntos clave para la integración futura, pues los ciudadanos estarán dispuestos a dar más pasos en la integración si sienten que las instituciones están cerca de ellos, lo que en muchas ocasiones ha sido un problema en el pasado.
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