Durante los últimos años, las tensiones geopolíticas han empujado a las potencias occidentales a reconsiderar sus estrategias de defensa. Con conflictos activos en múltiples frentes y amenazas nucleares que vuelven a estar sobre la mesa, los países de la OTAN buscan reforzar sus capacidades disuasorias.

Mientras tanto, Reino Unido ha estado evaluando cuidadosamente sus opciones para modernizar su arsenal militar. Con una flota submarina como único pilar nuclear desde hace más de dos décadas, Londres parecía prepararse para dar un paso importante en su postura defensiva.

Por su parte, la industria aeroespacial militar ha estado observando con expectación las decisiones que podrían redefinir el equilibrio de poder en Europa. Ahora, esa espera parece haber llegado a su fin con un anuncio que cambiará el panorama estratégico británico.

Reino Unido vuelve al juego nuclear aéreo con una compra histórica de F-35A

Reino Unido ha confirmado la adquisición de 12 cazas F-35A, una decisión que representa el mayor fortalecimiento de la postura nuclear británica en una generación, según recoge Defense News. Esta compra, anunciada antes de la cumbre de la OTAN en La Haya, permitirá al país reintroducir en la Royal Air Force las denominadas aeronaves de doble capacidad, capaces de transportar tanto armamento convencional como atómico.

Con esta adquisición, Reino Unido se unirá oficialmente a la misión nuclear aérea de la OTAN, sumándose a otros siete países miembros que ya operan plataformas similares, incluidos Estados Unidos, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Turquía, Grecia e Italia. Francia también cuenta con aeronaves de doble capacidad, aunque estas operan exclusivamente bajo autoridad nacional.

A diferencia de los F-35B ya en servicio con capacidades de despegue corto y aterrizaje vertical, los nuevos F-35A ofrecen mayor alcance y capacidad de carga armamentística. Londres está completando actualmente su primer lote de 48 F-35B, con más de 30 ya entregados, como parte de un programa total que contempla la compra de 138 F-35 en todas sus variantes.

Desde 1998, cuando se desmantelaron las últimas bombas atómicas lanzadas desde aviones, la disuasión nuclear británica ha dependido exclusivamente de misiles nucleares desplegados en submarinos de la clase Vanguard. Esta nueva capacidad aérea representa un retorno a una estrategia dual que no se veía desde hace más de 25 años.

Los nuevos jets se basarán en RAF Marham, mientras que las bombas nucleares estadounidenses B-61 podrían regresar al suelo británico por primera vez desde 2008. Aunque bajo el acuerdo de la OTAN, las bombas serían transportadas por pilotos europeos, Estados Unidos mantendría el control final sobre su activación y liberación.