Política

Política exterior

Romney ataca a Trump por dañar el prestigio de EE UU

Le acusa de no estar a la altura del cargo y el presidente le afea su fracaso en las elecciones de 2012.

La Administración de EE UU sufre su segunda semana de cierre tras el fracaso entre republicanos y demócratas para pactar el presupuesto
La Administración de EE UU sufre su segunda semana de cierre tras el fracaso entre republicanos y demócratas para pactar el presupuestolarazon

Le acusa de no estar a la altura del cargo y el presidente le afea su fracaso en las elecciones de 2012.

Julio Valdeón - A menos de dos años de las próximas elecciones presidenciales en EE UU, asoman ya los primeros candidatos. Ayer el otrora aspirante republicano Mitt Romney, a punto de jurar como senador por Utah, publicó un explosivo artículo en «The Washington Post» que muchos han interpretado como una suerte de declaración de intenciones. Tras recordar que nunca quiso a Trump en la Casa Blanca y explicar que encontró motivos para la esperanza tras los nombramientos de Rex Tillerson, Jeff Sessions, Nikki Haley, Gary Cohn, H. R. McMaster, John Kelly y Jim Mattis, Romney estima que su «conducta de los últimos dos años, y particularmente sus acciones el mes pasado, prueban que no está a la altura del cargo». Peor todavía: Trump estaría minando la confianza del mundo en EE UU. Lo probarían las encuestas anuales del prestigioso Pew Research Center. En 2016 estimaban en un 84% el número de ciudadanos de Alemania, Reino Unido, Francia, Canadá y Suiza convencidos de que EE UU hará lo correcto en las cuestiones relativas a la gobernanza mundial. En 2017 la cifra había descendido al 16%. A partir de ahí el veterano político republicano enumera las fortalezas del país, sus retos más inmediatos, sus alianzas y anhelos, con un tono y unos argumentos que efectivamente huelen a una primera aproximación al cartel de 2020. Desde luego así lo ha interpretado el propio Donald Trump, que apenas unas horas antes de que abandone el Senado el republicano por Arizona Jeff Flake, su crítico más feroz dentro de su propio partido, se pregunta vía Twitter si Romney no será un nuevo Flake. «Espero que no», responde. «Preferiría con mucho que Mitt se centre en la seguridad de la frontera y en muchas otras cosas en las que puede ser útil». «Gané a lo grande», recordó, «y él [en 2012] no lo hizo. Debería estar feliz con los republicanos. ¡Sé un jugador del EQUIPO y GANA!». Cuesta olvidar las durísimas palabras de Romney en 2016. Cuando junto al desaparecido John McCain lideraba la corriente anti Trump en las filas conservadoras. Aquella explosiva rueda de prensa del 3 de marzo de 2016, en la que Romney reclamó al partido que echara abajo la candidatura de un Trump al que calificó de «timador y un fraude». Para Romney, el entonces postulante a la presidencia había transformado las primarias en una máquina de picar carne. Trump ganó y Romney aceptó una reunión con su archienemigo para ser su nuevo secretario de Estado. No pudo ser, y hoy como entonces, suenan los viejos tambores de guerra. Otros republicanos, como el citado Flake o el gobernador por Ohio, John Kasich, también podrían estar considerando la idea de pelear con Trump en unas primarias.