
Búsqueda de paz
Rusia responde a Europa: «Armar a Ucrania no es un plan de paz»
El Kremlin se jacta de que «Occidente empieza a perder la condición de colectivo»

Los planes que Europa tiene para Ucrania no parecen coincidir con los de Rusia. Esa futura paz que imagina el Kremlin poco o nada tiene que ver con lo ideado por los países del Viejo Continente, que tras el golpe de timón dado por los Estados Unidos parecen haberse convertido en el único apoyo con el que cuenta el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Mientras esta ex república soviética espera garantías del otro lado del océano para empezar a hablar en serio de una paz duradera, la Unión Europea se reunía de manera informal este pasado domingo en Londres, tras la convocatoria del primer ministro británico, Keir Starmer.
Francia y el Reino Unido parecen haber pasado a la acción intentando presentar una tregua temporal de un mes, como paso previo a unas futuras negociaciones con Washington y Moscú que no se antojan fáciles.
Mientras, continuarán enviando ayuda financiera, algo que ya ha confirmado Londres, con partidas económicas que garanticen a Zelenski la compra de un mínimo de 5.000 misiles de defensa aérea. Los planes europeos han llegado a oídos de Moscú, que no ha tardado en reaccionar. Una vez más, el encargado en responder fue Dmitri Peskov, portavoz oficial del presidente ruso, que volvió a convocar a los medios de su país para afirmar que financiar el Ejército ucraniano no es un plan de paz. «Allí (en Londres) se escucharon declaraciones sobre la necesidad de garantizar con urgencia un mayor nivel de financiación para Ucrania. Eso claramente no es para un plan de paz, sino, seguramente, para la continuación de las acciones militares», comentaba el hombre de confianza de Putin.
Además, el portavoz del Kremlin destacó, haciendo referencia a las contradicciones entre Washington y Bruselas, que el «Occidente colectivo ha comenzado a perder parcialmente su condición de colectivo», y que se observa su «fragmentación en las posiciones de varios países y grupos de países». Eso para Moscú no tiene por qué ser una mala noticia y le arroja un poco de esperanza, sabiendo que hay países que se posicionan más cerca de la órbita rusa. Aunque para Peskov «queda un grupo de países que, más bien, constituyen un ‘partido de guerra’, que declara su disposición a seguir apoyando a Ucrania en términos de apoyar la guerra y garantizar la continuación de las operaciones militares».
El colaborador directo del presidente ruso afirmó que esos países «no dicen que sea necesario avanzar hacia condiciones de paz lo antes posible», convencido de que, visto lo ocurrido el pasado viernes en la Casa Blanca, «Kiev y Zelenski no quieren la paz. Quieren continuar la guerra». A su juicio, la discusión entre Zelenski y el presidente de EEUU, Donald Trump, fue un hecho «sin precedentes», que demostró «lo difícil que será entrar en una trayectoria de arreglo en Ucrania». El gobierno de Moscú piensa que «la situación no es fácil», y que «sólo los esfuerzos de Washington y la voluntad de Moscú no serán suficientes».
Según el Kremlin, «alguien debe obligar a Zelenski a querer la paz. Si los europeos son capaces, muy bien por ellos». A pesar de ello, Peskov aseguró que Moscú continuará las negociaciones con Washington que comenzaron a mediados de febrero en Riad, para normalizar sus relaciones bilaterales, esperando que en breve terminen con la acreditación de los embajadores en ambos países. El otro tema del día estaba relacionado con los activos rusos congelados por la Unión Europea y el Grupo de los Siete. El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, ha instado a confiscar esos activos, cuyo valor ascendería a 300 mil millones de euros, bloqueados desde el comienzo de la guerra en Ucrania con el fin de utilizarlos para la reconstrucción de ese país. Esa medida, para Peskov, «no podría quedarse sin consecuencias». Para el Kremlin es un tema «muy serio. Y, por supuesto, lo percibimos exclusivamente como una intención ilegal, y en caso de que haya intentos de implementarlos, estos intentos tendrían consecuencias judiciales y jurídicas muy serias», apostilló el portavoz.
Una serie de países, como Alemania, España, Francia, Italia, y la propia la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, se oponen a la entrega de los activos congelados rusos a Ucrania por el temor de que esta decisión asuste a los inversores extranjeros de la Unión Europea. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, consideró la decisión de Bruselas como un «atraco» que afecta no solo a los inversores particulares, sino también a los fondos soberanos. Lavrov advirtió antes que Moscú respondería de manera simétrica con la confiscación de los activos europeos congelados en Rusia.
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