Francia

Sarkozy afronta otro juicio por corrupción y tráfico de influencias

Se sentará en el banquillo por sobornar a un juez

Sarkozy en el partido entre el Paris St Germain y el Guingamp
Sarkozy en el partido entre el Paris St Germain y el Guingamplarazon

Se sentará en el banquillo por sobornar a un juez.

Los problemas con la Justicia se acumulan para Nicolas Sarkozy. Si la semana pasada quedaba imputado por la financiación ilícita de su campaña electoral en las presidenciales de 2007 con fondos de la Libia del ex dictador Muamar Gadafi, ayer el ex presidente galo conoció que también será juzgado por otra de las causas cuya sombra aún planeaban sobre su figura: el llamado caso de las escuchas telefónicas, que se remonta a 2014, una serie de conversaciones grabadas entre Sarkozy y su abogado, Thierry Herzog, en las que hablaban de promover a un alto magistrado al puesto que deseaba en Mónaco a cambio de filtraciones sobre las instrucciones que pesaban sobre el ex mandatario francés, es decir, por obtener de forma fraudulenta informaciones bajo secreto de sumario. Se trata de una causa que deriva de la misma investigación sobre presunta financiación ilegal por la que acaba de ser imputado.

Según la Fiscalía, el abogado de Sarkozy intentó corromper al juez Gilbert Azibert con un gran puesto de retiro en Mónaco a cambio de la información sobre su cliente. Sarkozy, que ya ha anunciado que apelará la decisión, asegura en su defensa que Azibert nunca fue nombrado en el cargo en cuestión, por lo que no sería culpable. Sin embargo, los investigadores mantienen la teoría de que el plan fracasó porque el ex presidente y su abogado se dieron cuenta de que tenían los teléfonos intervenidos. Los jueces ordenaron que se pinchara el teléfono que habitualmente utilizaba el ex presidente, pero también uno que adquirió posteriormente con pseudónimo y con el que se comunicaba con su abogado de manera más abierta sobre un posible empujón a la carrera del magistrado.

Comprometidas escuchas

El diario «Le Monde» publicó extractos de aquellas escuchas ordenadas por la Justicia. «Le ayudaré», le dijo el 5 de febrero de 2014 el ex presidente a su letrado en la línea que utilizaba con un nombre falso, a lo que Sarkozy agregó: «Llámale y dile que me ocuparé porque voy a Mónaco y veré al príncipe». Unos días después, el político conservador volvió a llamar a su letrado –y amigo personal– y la Policía grabó a Sarkozy citando directamente al magistrado: «Quería decirte, para que se lo puedas decir a Gilbert Azibert, que tengo una cita a mediodía con Michel Roger, el ministro del Estado de Mónaco». Pocos días después, Sarkozy y su abogado dan marcha atrás, conscientes de que la línea estaba pinchada, según la tesis de la Fiscalía.

El ex presidente francés criticó duramente por entonces todas estas revelaciones sin entrar en el fondo de la cuestión. «¿Es normal que se hayan escuchado mis conversaciones más íntimas desde septiembre de 2013, que las conversaciones con mi abogado sean escuchadas y difundidas por la Prensa, en una clara violación del secreto de instrucción, y que sea puesto en detención preventiva durante 15 horas?», dijo Sarkozy en su defensa. Sin embargo, en marzo de 2016, el Supremo validó de forma definitiva la casi totalidad de las escuchas al ex presidente sobre las que se sustenta su inculpación, lo que dejó abierta la vía para el juicio anunciado ahora.

Sarkozy tiene pendiente además un juicio por la presunta financiación irregular de su campaña a las presidenciales de 2012. Se trata del llamado «caso Bygmalion», una supuesta trama de falsificación de facturas para ocultar gastos electorales y burlar así los límites legales.