Israel

"Solo queremos que nuestros familiares vuelvan sanos y salvos a casa, esto es un crimen de guerra"

Miembros de las familias de secuestrados israelíes en Gaza expresan su dolor y afirman que "las informaciones de Hamás no son fiables y no confiamos en ellos"

En el día que Hamás anunció que al menos cincuenta rehenes israelíes en Gaza habían muerto tras un bombardeo en la Franja, cinco familiares de los prisioneros por los terroristas se reunieron en el salón de actos de la Comunidad Judía de Madrid, recibidos por la embajada israelí en España, y expresaron su dolor ante la angustiosa situación en la que se encuentran. Rotos y con pesadumbre, claman por "la liberación inmediata de nuestros allegados y de estos civiles inocentes" y afirman que "no confían en Hamás ni en nada en lo que dicen, porque ahora muestran al mundo una imagen falsa que haga pensar que son las víctimas".

Sus voces cortantes reflejaban la vorágine de sentimientos que inundaban sus cuerpos e incertidumbre en la que viven. Han pasado más de veinte días desde que los terroristas entraron en Israel, después de que hasta 8.000 misiles impactaran sobre sus sistemas de defensa y cayeran en diversas ciudades, en su mayoría cercanas a la Franja de Gaza. Las palabras se trababan cada vez que tenían que mencionar los nombres de sus familiares o amigos, sus últimos contactos con ellos e incluso estos episodios dantescos que han dejado cientos de muertos. Apenas eran capaces de hablar sobre cómo los terroristas habían difundido imágenes y videos de cadáveres y contenido audiovisual de padres, madres, hermanos o primos atados, amordazados y en situaciones terribles.

"He perdido gente de mi comunidad en este asesinato. Son personas que conoces, que has estado encontrándote todos los días por la calle y ahora nunca las vamos a volver a ver", decía Yulie Ben-Ami, una de las afectadas. Sus padres fueron secuestrados en el kibutz Beeri. "Aquella madrugada me desperté asustada por los sonidos de las sirenas. Pude contactar con mis padres, pero horas más tarde, recibimos una foto de mi padre en pijama y con dos terroristas sujetándole las manos. Los habían llevado a Gaza", relata angustiada, confirmando que "días más tarde, nos enviaron un vídeo de mi mamá siendo metida en un coche". "Al menos los dos están juntos, pero mi madre está muy enferma y ni siquiera sabemos cómo la están tratando". Su pareja, Roberto César -que también estuvo presente-, es amigo de Iván Illarramendi, el español que se encuentra entre los secuestrados por el grupo radical. Inquietado por el momento que atraviesa, garantizó que "Iván es una persona buena e inteligente y está pagando un precio que no tiene por qué, como todos los secuestrados". "A Hamás no le importa quiénes son o de dónde vienen", añadió.

Entre los asistentes, también estaba Naama Weinberg, cuyo primo, Itai Svirsky, fue secuestrado. Además, sus tíos (padres de Itai) fueron asesinados por los terroristas. Relató el último mensaje que recibió de su tía, en el que pedía que "por favor, rezad por nosotros". "Sentí impotencia, una sensación en la que ves que las personas que quieres están en peligro y no puedes hacer nada por ayudar", lamentó. Asimismo, quiso dejar claro que "esto es un problema a nivel internacional y todos los países deben ayudarnos". "Hay que detener a Hamás cuanto antes, estamos hablando de vidas de inocentes, incluyendo bebés y personas mayores".

Como ella, Merav Mor Raviv asegura que "este es el por acontecimiento que afecta a los judíos desde el Holocausto". Su hermano, sobrino y esposa de su hermano fueron secuestrados en el kibutz Nahal Oz. "No teníamos conexión con ellos en todo el día y al principio pensábamos que podían tener un fallo de electricidad. Pero luego vimos las noticias y nos llegaba información por las redes sociales. Los terroristas entraron en su hogar, arrasaron con lo que se encontraron. La casa fue completamente quemada y ya no queda nada".

Maayan Sigal-Koren, por otra parte, tiene a su madre y cinco tíos y primos entre los secuestrados. Sus familiares estaban de visita en casa de su madre cuando llegaron los terroristas y se los llevaron. Apenas logró contactar con ellos antes del secuestro y se encontró con que la vivienda estaba destrozada, las ventanas rotas y no había rastro de ellos, aunque no había rastros de violencia física. "Mi madre siempre decía que quería venir a Israel porque era un buen sitio para los judíos, pero este ya no es un lugar seguro", lamenta. "Son dos semanas en los que mis hijos, sus nietos, me preguntan dónde está y por qué no vuelve. Esto es una situación horrible".

Todos ellos están de acuerdo en que "España no debe guardar silencio y tiene capacidad para ayudar a que esta situación acabe", y añaden que "no hay en el mundo un precedente sobre un secuestro criminal de civiles inocentes". "Esto es un crimen de guerra, quienes están en contra de Israel o apoyan a Palestina no entienden nuestro dolor ni tienen ni idea sobre lo que estamos pasando. Hay vídeos que ellos mismos publican, no nos inventamos nada. Solo queremos que nuestros familiares vuelvan sanos y salvos cuanto antes".