Bruselas

SPD y CSU piden referendos sobre política europea

La Razón
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En medio de las negociaciones que mantienen el Partido Socialdemócrata alemán (SPD), la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU) para pactar una Gobierno de coalición, saltó ayer la sorpresa. Los socialdemócratas y los conservadores bávaros anunciaron que propondrán que a partir de ahora sean sometidas a referéndum cuestiones capitales del proceso de construcción europea, tales como la adhesión de nuevos Estados miembros, la transferencia de competencias a Bruselas o la concesión de ayudas financieras. «La población debería ser preguntada directamente sobre decisiones de política europea de especial importancia», asegura el documento, producido por un grupo de negociación sobre política doméstica encabezado por el ministro del Interior en funciones, Hans-Peter Friedrich (CSU), y Thomas Oppermann (SPD), informaba ayer el diario «Süddeutsche Zeitung». Oppermann describió la iniciativa como «una aproximación cautelosa a las decisiones por democracia directa», que no se limitará a asuntos europeos.

La coincidencia entre el SPD y la CSU no deja de chocar, habida cuenta de las diferencias programáticas que les enfrentan, especialmente en política social. Mientras que los socialdemócratas defienden conceder a las parejas homosexuales el derecho a adoptar, los socialcristianos no quieren ni oír hablar de esta posibilidad. La polémica política familiar del Gobierno, que subvenciona a los padres que dejen el mercado laboral para hacerse cargo de la educación de sus hijos, ha sido también una frecuente fuente de fricción entre ambos partidos.

La iniciativa, que será presentada hoy en la mesa de negociación entre los partidos, prevé que los plebiscitos puedan ser convocados a través de dos vías. Parlamentariamente, cuando así lo demanden dos terceras partes de los diputados del Bundestag, o como una iniciativa popular, si cuenta con la firma de un millón de ciudadanos.

Previsto en el artículo 20 de la Ley Fundamental para ratificar las reformas constitucionales, el referéndum es algo muy excepcional en la historia de la República Federal Alemana. Desde el nacimiento de la RFA en 1949, los alemanes sólo han sido convocados a un plebliscito, en 1990, para pronunciarse sobre la reunificación. En el subconsciente colectivo alemán aún se recuerda cómo la vía plebiscitaria dio el poder al nazismo en los años treinta.

Razones históricas aparte, lo cierto es que la iniciativa del SPD y la CSU nace muerta ante la firme oposición que ha encontrado en el principal partido del Parlamento y del futuro Gobierno de coalición, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel. La canciller alemana cree que el recurso al referéndum ataría de pies y manos la política europea de Berlín, que perdería influencia para propiciar una integración más profunda. Además, desde un punto de vista interno, la iniciativa daría una importante baza política a los euroescépticos de la Alianza por Alemania (AfD), que en las pasadas elecciones federales del 22 de septiembre se quedaron a las puertas de entrar por primera vez en el Parlamento al cosechar el 4,8% de los votos. El vicepresidente de la CDU en el Bundestag, Günter Krings, ya se esforzó ayer en echar un jarro de agua fría al afán plebiscitarios de sus futuros socios de Gobierno. «Como hasta ahora, hay serias dudas sobre la introducción del referéndum en el nivel nacional», advirtió, antes de recordar que «la democracia representativa se ha probado a sí misma en Alemania, incluyendo lo referente a decisiones europeas, y queremos atenernos a eso».

En la misma línea, se pronuncian politólogos y constitucionalistas germanos. En declaraciones a la agencia Reuters, Tanja Boerzel, profesora en la Universidad Libre de Berlín, no cree «que esta idea sobreviva a las negociaciones para formar coalición». «La CSU siempre ha presionado para tener referendos. No estoy segura de por qué el SPD está de acuerdo en esto, puede ser parte de una estrategia negociadora, algo que los socialdemócratas puedan dejar caer a cambio de otra cosa. La CDU es ambivalente, y no creo que Merkel lo acepte».

Mientras tanto, continúan los trabajos en los doce grupos sectoriales que negocian un programa de Gobierno. Según las previsiones, las negociaciones concluirán el 27 de noviembre y el Bundestag investirá a Merkel como canciller por tercera vez el 17 de diciembre. Previamente, el pacto de coalición será sometido a una consulta vinculante entre los 475.000 militantes del SPD.