Argentina
Stiuso, el espía incómodo que sabía demasiado
En Argentina hay dos figuras a las que se las compara habitualmente con personajes históricos norteamericanos. Una es el sindicalista Hugo Moyano, apodado como el Jimmy Hoffa argentino y la otra es Jaime Stiuso, cuyo alter ego sería John Edgar Hoover, el primer director del FBI, por el poder y la información que atesoró. Este ex agente tendrá que comparecer tras la muerte del fiscal Alberto Nisman, con quien mantenía contactos. Temido y odiado en la misma medida, Stiuso fue escalando posiciones desde que entró en los Servicios Secretos argentinos, la SIDE, en plena dictadura. Tiempos oscuros en los que los agentes con gafas de sol, palillo en la boca y gabardina, recorrían en un Ford Falcon las calles porteñas en busca de estudiantes. No se conoce vídeo alguno donde aparezca. Tan sólo testimonios que lo definen como un hombre bajo y corpachón. El diario «Perfil» le puso rostro, publicando una foto del espía en portada. Aunque algunas fuentes salieron a desmentir la exclusiva.
En 2009 aparecían las primeras crónicas sobre él. El diario «Crítica» comentaba que al fallecido Néstor Kirchner y a la actual presidenta les gustaba escuchar por las noches las cintas con pinchazos telefónicos que el ex agente realizaba. Más adelante, el periódico «Noticias» aseguraría que el plan de ataque contra el grupo Clarín y los diversos allanamientos a su redacción habrían sido orquestados por Stiuso. Pero lo cierto es que también hacía de las suyas a espaldas de la Casa Rosada. Jugaba en ambos lados. Por ejemplo, nunca quedó claro quién estuvo detrás de una supuesta red de espionaje que trabajaba para el opositor Mauricio Macri –aunque no se pudo probar su relación directa con el alcalde de Buenos Aires–. Sirva como ejemplo esta cifra escalofriante: en 2010, las telefónicas reconocieron que hubo unas 6.000 líneas pinchadas sin orden judicial. Entre su lista de presas se encuentran deportistas como Maradona, famosos, artistas y políticos. Según el diario italiano «La Stampa», incluso el Papa habría sido espiado por Stiuso. Según sus fuentes, el agente del «caso Nisman» «habría espiado a todos los notables de la sociedad local, incluido Bergoglio, para chantajearlos si amenazaban denunciar la fortuna obtenida con sus manejos ilegales». Para el periodista Gerardo Young, autor del libro «SIDE, la Argentina secreta», «el secreto de Stiuso es que sabe más que nadie sobre los hombres y mujeres del poder. Sobre la voracidad de los gobernantes, sobre los pedidos que le han hecho». Durante los tres últimos años, un general de Inteligencia, César Milani, ha ido cobrando fuerzas, hasta ser colocado al frente del Ejército. Stiuso –destituido en diciembre– lo vio venir pero no pudo pararlo. Milani cumplió una tarea para la presidenta, fichar a todos los gobernadores. Como premio, le prometió el control de la Inteligencia. Y cumplió. La retirada de Stiuso expresa la convulsión que atraviesa la ex SIDE, después de que CFK la señalara como origen de las denuncias contra el Gobierno que cobraron impulso en Tribunales y que motivó en diciembre su descabezamiento. Ahora, desde su refugio, el espía prepara su regreso, su presentación ante la fiscal que investiga la muerte de Nisman. Dicen que guarda mucha información como seguro de vida y un ejército de ex agentes fieles a su llamada. Lobos solitarios en busca de carroña. Su testimonio podría hacer temblar los cimientos del kirchnerismo.
Perfil Jaime Stiuso / Ex espía de la SIDE
Inseparable del fiscal Nisman
Stiuso es especialmente respetado por los Servicios Secretos de Uruguay, el Mosad y la CIA. Con ellos trabajó de forma muy estrecha en las investigaciones del atentado contra la AMIA.
Conoció al fiscal Nisman, del que se volvió inseparable durante 10 años. Por eso, la ruptura con la presidenta comenzó cuando el Gobierno cambió de rumbo y empezó a negociar con los iraníes, influenciado por Hugo Chávez.
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