Birmania
Suu Kyi entra en el primer Gobierno civil de Birmania
La premio Nobel ocupará cuatro carteras clave con el reto de afianzar la apertura
Aung San Suu Kyi ejerció ayer de testigo y protagonista del cambio histórico por el que ha venido luchando desde que regresara a la entonces Birmania en 1988. La premio Nobel de la Paz entró ayer por la puerta grande del Parlamento de Naypyidaw en primer lugar para ver jurar a su amigo y confidente Htin Kyaw la presidencia del primer Gobierno elegido por votación popular tras cerca de medio siglo de dominio militar y después para jurar el suyo como ministra del nuevo ejecutivo, asumiendo cuatro (Exteriores, Energía, Educación y la Oficina de la Presidencia) de las 21 carteras. Pero Suu Kyi, artífice del cambio democrático en el país asiático y que bajo una normativa constitucional no puede acceder a liderar el Gobierno por tener hijos con pasaporte extranjero, será quien gobierne de facto una nación que arranca su nueva etapa con retos sociales, económicos y políticos de gran calado. «Nuestro nuevo Gobierno implementará la reconciliación nacional, sacará adelante una constitución que servirá para allanar el camino para una unión democrática y mejorará el nivel de vida de las personas», resumió ayer Kyaw las grandes aspiraciones de su Ejecutivo que entrará en funcionamiento el próximo 1 de abril.
«El discurso de nuestro presidente es algo que no hemos oído nunca», dijo ayer entre lágrimas el legislador Thiri Yadana de la Liga Nacional para la Democracia (LND), partido de Suu Kyi que obtuvo una mayoría aplastante en las elecciones del 8 de noviembre y que hoy hace historia desbancando, parcialmente, al poder militar que dirige la nación desde 1962. Pero con el Ejército aún controlando por ley el 25% del Parlamento, donde se necesitan más del 75% de los votos para sacar adelante cualquier reforma constitucional, y con el control de carteras como las de Defensa o Interior, ahondar en la apertura democrática y en el reconocimiento de las libertades fundamentales como la prensa no será tarea fácil. A los retos de acabar con los tics de un poder militar, Suu Kyi deberá también facilitar la integración política y social de los más de 90 partidos políticos que representan a las minorías étnicas que constituyen casi el 40% de la población. Los conflictos étnicos y religiosos con los que convive la nación, con la discriminación de minorías como la Rohingya como el caso más alarmante, la radicalización del budismo nacionalista o las ansias de grupos separatistas constituyen los principales desafíos.
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