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Oriente Medio

Los terroristas también se deprimen: el ataque de los buscas hundió la moral del líder de Hizbulá, que lloró como un niño

Los hijos de Nasrala confiesan que su padre entró en una profunda depresión al ver caer a los suyos y que había bajado la guardia

Ceremonia de homenaje celebrada el pasado mes de febrero ABEDIN TAHERKENAREHEFE

Si ves con tus propios ojos cómo ese pequeño aparato que considerabas tan seguro, el “busca” de toda la vida, explota en las manos de un camarada, y luego en las de otro, y en las de otro, resulta difícil mantener la serenidad incluso aunque seas un terrorista y, para más señas, líder de la milicia libanesa de Hizbulá.

Los hijos y nietos del líder miliciano asesinado por Israel, Hassan Nasrala, han confesado ahora a un televisión árabe que la cadena de ataques que descabezó a la milicia terrorista causaron una profunda depresión en su líder, que quedó, desde el punto de vista emocional, irreconocible.

La fortaleza psíquica de Nasrala, tan necesaria para liderar un grupo terrorista en plena guerra con Israel, demostró no ser tan férrea aquel 17 de septiembre, cuando una cadena de explosiones, en varias tandas, hizo saltar por los aires los buscapersonas con los que los líderes de Hizbulá se comunicaba. Y con ellos los dueños de los buscas.

El hijo, la hija y los tres nietos de Nasrala confesaron al canal de televisión Al-Manar que la primera reacción del terrorista tras asistir a las explosiones fue la de ponerse a llorar.

El hijo, Mohammed Jawad Nasrallah, dijo además que su padre se hundió en una grave depresión después de que un ataque aéreo en julio matara al comandante militar de Hezbolá, Fuad Shukr, en su apartamento de Beirut, y después de los ataques con buscapersonas, según recoge The Times of Israel.

“Todos los que lo conocieron dijeron: “Ya no está con nosotros”, recordó Jawad Nasrallah.

También dijo que su padre era consciente del peligro al que se enfrentaba, pero aparentemente había bajado la guardia y se había vuelto menos cauteloso que en el pasado a la hora de evadir un posible ataque israelí contra él.

Diez días después del ataque con el beeper, Israel mató a Nasrala en un bombardeo masivo de su búnker subterráneo en Beirut, acabando así con el líder de la organización durante tres décadas.

Dos ex agentes del Mossad, el servicio de inteligencia de Israel, confesaron al programa 60 Minutes de la CBS que el líder de Hizbulá vio cómo los buscapersonas explotaban y herían a personas que estaban justo a su lado en su búnker.

“Cuando estábamos llevando a cabo la operación del beeper, justo a su lado, en el búnker, había varias personas que tenían un beeper que recibía el mensaje. Y con sus propios ojos, vio cómo se desplomaban”, explicaron.

La explosión de los buscapersonas, organizada por la inteligencia israelí, supuso el principio del fin de Hizbulá y a la postre la derrota de uno de los más veteranos rivales de Israel, embarcado por aquel entonces en la recta final de su ofensiva en Gaza para descabezar a Hamás.

El pasado 23 de febrero, Nasrala fue despedido como un héroe en una ceremonia fúnebre celebrada en el Líbano.