Italia

«Trenton»: Un ataúd a la deriva frente a Italia

El Gobierno impide a un buque de la Marina de EE UU trasladar a 40 inmigrantes. El navío tuvo que tirar al mar doce cuerpos por falta de cámaras frigoríficas

El buque «Trenton» durante la operación de rescate de los náufragos / Ap
El buque «Trenton» durante la operación de rescate de los náufragos / Aplarazon

El Gobierno impide a un buque de la Marina de EE UU trasladar a 40 inmigrantes. El navío tuvo que tirar al mar doce cuerpos por falta de cámaras frigoríficas.

La política del nuevo Gobierno italiano en el Mediterráneo ha quedado clara: los migrantes rescatados por barcos del Estado italiano podrán atracar en sus puertos; las ONG –todas con banderas de otros países– no. El problema viene cuando elementos externos alteran la sencilla disyuntiva. Al cierre de esta edición, el barco militar estadounidense «Trenton» seguía esperando órdenes del centro de coordinación de Roma para dejar en tierra a 40 migrantes a los que había rescatado 48 horas antes.

El salvamento se produjo el martes, cuando el buque de la armada norteamericana –un nave rápida utilizada para el transporte de ayuda humanitaria y como apoyo logístico en operaciones militares en Europa y África– fue testigo de un naufragio en las costas cercanas a Libia. En un comunicado, las Fuerzas Navales de Estados Unidos indicaron que «recuperaron 40 personas» y que en un primer momento los miembros de la tripulación «observaron unos doce cuerpos en el agua que parecían no responder».

La prensa italiana publicó ayer que el «Trenton» se deshizo de los doce cadáveres al carecer de una cámara frigorífica para transportarlos, aunque del comunicado se desprende que no llegaron a subirlos a cubierta. La Marina estadounidense se puso en contacto con la Guardia Costera italiana para saber cuál era el procedimiento y ésta solicitó a la ONG alemana Sea Watch, cuyo barco se encontraba en la zona, que recogiera a los rescatatos.

Los voluntarios pusieron como condición que les asignaran un puerto cercano para evitar un nuevo episodio como el del «Aquarius», al que le negaron atracar en Italia. Pero el centro de coordinación de Roma no lo garantizó, por lo que la ONG rechazó el traslado de los supervivientes. La portavoz de la organización, Federica Mameli, confirmó ayer por teléfono que durante más de 24 horas su barco y el «Trenton» permanecieron en paralelo, a la espera de órdenes, «aunque finalmente el buque estadounidense abandonó la zona sin más indicaciones». El ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, amenazó en sus redes sociales al barco de esta ONG alemana con que se negaría a acoger a los inmigrantes que rescatase en el mar.

Rumbo a Sicilia

A falta de información oficial por parte de las autoridades italianas, la nave de la Marina norteamericana podría haber puesto rumbo a las costas de Sicilia. El ministro del Interior, Matteo Salvini, le ha declarado la guerra a las ONG y se ha embarcado en una batalla europea, aunque parece poco probable que vaya a entrar en conflicto también con EE UU por 40 migrantes.

Bastante tiene que resolver por el momento con sus socios comunitarios, después de un conato de conflicto diplomático con Francia que parece haberse resuelto en una tregua. Finalmente, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, confirmó que acudirá hoy al Palacio del Elíseo para reunirse con el presidente francés, Emmanuel Macron, y dio la polémica por «cerrada».

En los días previos, las declaraciones habían subido tanto de tono que el choque parecía inevitable. A Italia llegó que Macron había considerado «cínica» e «irresponsable» la gestión de Roma en el caso del «Aquarius». Unas palabras que, según expresó el presidente francés en una nota, no habían salido de su boca. «Nunca he hecho declaraciones con el objetivo de ofender al pueblo italiano», se leía. No eran las disculpas que exigían los vicepresidentes Matteo Salvini y Luigi Di Maio para mantener en pie la cumbre, pero fueron suficientes para salvar la cara. «Estamos esperando una disculpa. Si tenemos una, podemos empezar un nuevo camino», afirmó el líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E) en una entrevista radiofónica. «Todavía hay tiempo para dar un paso atrás, disculparse y volver a empezar», explicó Di Maio.

Conte aseguró que había mantenido una conversación telefónica con su homólogo francés la noche anterior, aunque quien se puso al otro lado de la línea para evitar un nuevo terremoto en casa fue el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Mientras Italia busca sumar a Alemania al eje conformado por Austria y el Grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia), partidarios de cerrar fronteras, la confrontación con Francia y España parece inevitable. Lo que Juncker busca es que no termine en ruptura antes siquiera de empezar.

«Ahora hace falta cambiar el Convenio de Dublín», dijo Conte, en referencia al marco regulatorio europeo en materia de inmigración. La cumbre bilateral entre Italia y Francia de hoy, concebida en un principio como un momento para conocerse, anticipará el debate comunitario de finales de mes. Sin embargo, ninguno tiene intención de hacer demasiadas concesiones al contrario. El primer ministro italiano viajará después a Berlín, donde espera sacar más provecho con la canciller alemana, Angela Merkel, y posteriormente a Londres para reunirse con la primera ministra, Theresa May.