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Trump y Peña Nieto mantienen una llamada «amistosa»

Los dos presidentes tratan de reconducir la crisis diplomática desatada por el muro

El presidente estadounidense, Donald Trump
El presidente estadounidense, Donald Trumplarazon

Los dos presidentes tratan de reconducir la crisis diplomática desatada por el muro

Un nuevo capítulo de la crisis diplomática abierta entre Estados Unidos y México comenzó ayer. Tras la cancelación del viaje oficial a Washington que tenía planficado el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, como represalia al anuncio de construcción del muro fronterizo y la posibilidad de imponer un impuesto del 20% a las exportaciones mexicanas, ambos mandatarios trataron ayer de limar asperezas a través de una llamada telefónica. La conversación «amistosa» duró una hora, según explicó un funcionario mexicano y ratificó el mismo presidente de EE UU, aunque no se filtró el contenido de sus palabras. Eso sí, durante la rueda de prensa de Trump junto a la primera ministra británica, Theresa May, el presidente aseguró tener un gran respeto por el pueblo mexicano, aunque insistió con que «priman los derechos de los estadounidenses». «La conversación con el presidente fue muy amistosa y fructífera, lo que busco es una relación justa con México», aseguró Trump.

Al otro lado de la frontera, la preocupación es máxima. «Nos encontramos ante la crisis más delicada que hemos tenido desde hace 170 años, cuando se produjo la guerra entre ambos países que se saldó con cerca de la mitad del territorio mexicano anexado a Estados Unidos», asegura el historiador mexicano Enrique Krauze. Sin embargo, lo peor está por llegar. La mayoría de los expertos dan ya por muerto el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), uno de los pulmones que sostiene la maltrecha economía mexicana. Por ahora, es sólo una amenaza, pero aunque suene a bravuconada, los mexicanos ya se preparan para la embestida. «Si impone un impuesto de este tipo, México impondrá otro igual», explica el economista Luis de la Calle, quien estuvo entre los negociadores del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en la década de los 90. Se trata de una lucha desigual, una especie de David contra Goliat.

Sobre la mesa algunas cifras: EE UU representa el 80% de las exportaciones mexicanas, mientras que los estadounidenses envían el 16%. En total, el volumen de las importaciones desde México ronda los 276.000 millones de euros. «Ha habido periodos complicados con EE UU en el pasado, pero Trump es una persona distinta», señala el economista quien sostiene que el líder americano antepone sus intereses y filias personales a los del país. La entrada en vigor del NAFTA en 1994 ha sido clave en la ecomía mexicana, tal y como relatan la mayoría de los expertos. «La balanza comercial dejó de depender del petróleo como fuente de atracción de divisas y se logró exportar más valor agregado. El aparato industrial ha sufrido una especialización destacable, más de 17 empresas están ligadas con la industria maquiladora (sin aranceles) de exportación», afirma Luis Murillo, economista de la Universidad Nacional Autónoma de México. El pacto comercial ha transformado a las exportaciones en el motor de la economía mexicana, y ha contribuido al desarrollo de vastas zonas del país como por ejemplo Monterrey, que en los 80 era una ciudad fantasma y que ahora es la capital financiera del país.

A la espera de lo que finalmente haga Trump, el daño ya está hecho. El peso se ha devaluado un 13% y la inversión extranjera directa se ha paralizado. Además, el FMI ha reducido un punto el crecimiento para el año que viene. Se avecinan tiempos duros para México.

España, con México

El ministro español de Economía, Luis De Guindos, aseguró ayer que «España mantiene con México unas relaciones magníficas y las va a seguir manteniendo. Tenemos muchísima inversión de empresas españolas allí y recibimos muchas de empresas amerocanas. Por supuesto siempre vamos a estar al lado del Gobierno mexicano», afirmó.