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Trump ofrece a Londres un acuerdo «fenomenal»

El presidente de EE UU invita al Gobierno británico a iniciar cuanto antes las negociaciones comerciales tras salir –sin acuerdo– de la UE. En una nueva injerencia, sugiere la privatización de la Sanidad.

El presidente Donald Trump y la aún primera ministra británica comparecieron en público tras una reunión de trabajo sin grandes anuncios
El presidente Donald Trump y la aún primera ministra británica comparecieron en público tras una reunión de trabajo sin grandes anuncioslarazon

El presidente de EE UU invita al Gobierno británico a iniciar cuanto antes las negociaciones comerciales tras salir –sin acuerdo– de la UE. En una nueva injerencia, sugiere la privatización de la Sanidad.

Entre Donald Trump y Theresa May siempre ha habido grandes diferencias. Aunque ayer eran más evidentes que nunca. Al fin y al cabo, mientras que el presidente norteamericano busca su reelección, la «premier» está ya fuera de Downing Street. Por lo que estaba claro que su reunión de trabajo no iba a dar grandes titulares. Tras la pompa real, el estadounidense protagonizó la jornada más política de una polémica visita de Estado que concluirá hoy con una ceremonia en Portsmouth (sur de Inglaterra), para conmemorar el 75º aniversario del desembarco de Normandía. Aquella batalla marcó el inicio de una «relación especial» que ahora no atraviesa su mejor momento. Al controvertido carácter del inquilino de la Casa Blanca hay que sumar las excepcionales circunstancias de May, que ha sido obligada a dimitir por la peor crisis institucional británica a raíz del Brexit.

Por lo que no sorprendió que la rueda de prensa conjunta fuera más que descafeinada. Sobre el supuesto acuerdo de libre comercio que existirá entre los dos países una vez Reino Unido abandone el bloque, Trump manifestó que sería posible suscribir un «tremendo y fenomenal» tratado, que multiplique «por dos o tres veces» el valor de los intercambios de bienes y servicios (214.000 millones de euros).

Eso sí, como condición dejó la puerta abierta a una posible privatización del Sistema Nacional de Salud británico, una cuestión tremendamente espinosa para cualquier futuro primer ministro, ya que el conocido como NHS es el servicio público por excelencia para los británicos. «Cuando se trata de comercio, todo está sobre la mesa», señaló Trump. El embajador de EE UU en Reino Unido, Woody Johnson, había dicho previamente a la BBC que Washington buscaría acceso comercial al NHS como parte de las negociaciones con Londres después del Brexit.

El presidente norteamericano nunca ha tenido inconveniente para interferir en cuestiones de Estado de Reino Unido. Sobre el divorcio con la UE ha llegado a animar a los británicos a abandonar el bloque sin pacto e incluso les ha sugerido que no paguen la factura que les corresponde. Sin embargo, ayer se mostró más comedido que en otras ocasiones. «Simplemente predije que Reino Unido saldría, principalmente por la inmigración», matizó.

Durante la rueda de prensa conjunta, en la que May repitió hasta cinco veces el mantra de «relación especial», se pasó de puntillas por los temas más escabrosos, como la cuestión medioambiental (EE UU abandonó el Acuerdo de París); la delicada situación en Irán (Washington se ha retirado del pacto nuclear con Teherán) o Huawei, donde el líder norteamericano quiere que sus aliados descarten la tecnología del gigante chino de telecomunicaciones.

A modo casi de homenaje de despedida, Trump alabó la figura de May, a quien describió como «una gran profesional que ama ante todo a su país». Para la «premier», al fin y al cabo, se trataba de su último gran acto político, ya que el viernes dejará de ser oficialmente líder del Partido Conservador. Y en este sentido no desaprovechó la oportunidad para recalcar una vez más que el acuerdo que ha cerrado con Bruselas «es un buen pacto». «Lo más adecuado sería que Reino Unido abandonara el bloque de una manera ordenada».

A pesar de las insistentes preguntas de los periodistas, Trump no quiso pronunciarse sobre Boris Johnson, candidato para suceder a May que tantas veces ha elogiado. Había mucha especulación sobre un posible encuentro entre ambos, pero finalmente tan solo mantuvieron una conversación telefónica de 20 minutos, apuntaron fuentes del entorno del ex ministro de Exteriores. El magnate sí aceptó reunirse, sin embargo, con el actual ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, quien también se presenta a las primarias «tories» y es el mayor rival de Johnson.

En su apretada agenda también encontró un hueco para reunirse con el líder euroescéptico Nigel Farage. La cita se mantuvo casi en secreto, pero las cámaras captaron al británico –que ha triunfado en las últimas elecciones europeas con su Partido del Brexit– entrando en la residencia del embajador de EE UU, donde Trump se aloja estos días tras rechazar quedarse en el Palacio de Buckingham, como es habitual en las visitas de Estado. Farage fue el primer político europeo en ser recibido por el norteamericano en su torre dorada en pleno centro de Manhattan nada más ganar las elecciones a la Casa Blanca y el presidente estadounidense ha llegado a aconsejar a Londres poner al euroescéptico al frente de las negociaciones del divorcio.

A diferencia de las visitas de Estado de otros mandatarios, Trump no se ha reunido con ningún representante de la oposición. Tanto Jeremy Corbyn como los líderes de otras formaciones no aceptaron tampoco la invitación a la cena de gala que Isabel II ofreció el lunes.