Corrupción política
Trump pide ahora a China que investigue a los Biden
El ex enviado de EE UU en Ucrania, Kurt Volker, será el primero en comparecer ante el Congreso en el proceso de “impeacment”
El ex enviado de EE UU en Ucrania, Kurt Volker, será el primero en comparecer ante el Congreso en el proceso de “impeacment”
Kurt Volker, ex enviado especial de Estados Unidos a Ucrania, es el primero de los hombres fuertes del Departamento de Estado citados a testificar ante los tres comités del Congreso por la conversación telefónica de Donald Trump con el presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski, bajo sospecha después de que la pasada semana hayan trascendiera las presuntas presiones de Trump para que Ucrania investigue las actividades económicas del hijo de Joe Biden, Hunter, en una gasística.
Volker habló ayer a puerta cerrada, y detrás suyo, en los próximos días, los comités de Inteligencia, Exteriores y Reformas tienen previsto escuchar a la ex embajadora de EE UU en Ucrania, Marie Yovanovitch; al subsecretario George Kent; al embajador de EE UU en la UE, Gordon Sondland; y al consejero del Departamento de Estado, T. Ulrich Brechbuhl. En el caso de Volker, se da la circunstancia de que dimitió la pasada semana, después de trascender que habría organizado un encuentro confidencial entre la mano derecha de Zelenski y nada menos que Rudy Giuliani, abogado privado de Trump.
El objetivo del encuentro habría sido investigar a Hunter Biden y, ya de paso, indagar en los posibles chivatazos que dieron en la cárcel con el ex jefe de campaña de Trump Paul Manafort, así como todo lo rodeado con el misterioso ataque al servidor de correo electrónico del Congreso Nacional del partido Demócrata.
A Volker lo denunció el confidente protegido y no ha negado que hizo de correo. Se da la circunstancia añadida de que nunca fue considerado un hombre alineado ni con la línea adoptada por el presidente en política internacional ni con las actitudes del secretario de Estado, Mike Pompeo. Se esperaba, al fin, que su actitud sea francamente empática con los investigadores.
Todo lo contrario, sin duda, de la de un Giuliani que ha reiterado en varias ocasiones que no comparecerá si Trump le ordena mantenerse al margen.
Trump, entre tanto, negó ayer que alguna vez haya pedido al presidente de China, Xi Jinping, que investigue a los Biden. Pero, al mismo tiempo, aprovechó su improvisada conversación con los periodistas para argüir que «China debería de comenzar una investigación sobre los Biden porque lo que sucedió en China es tan malo como lo que sucedió con Ucrania».
Ciertamente, no es la primera vez que pide ayuda en público a un Gobierno extranjero a fin de que investigue a un rival político. Ya lo hizo en 2016, cuando delante de los micrófonos se dirigió a Rusia para que fuera tras Hillary Clinton. «Rusia, si estás escuchando, espero que seas capaz de encontrar los 30.000 emails que se han perdido, creo que serás recompensada por la prensa».
Claro que los mensajes de entonces palidecen con las declaraciones que hizo esta misma semana, acompañado por el presidente de Finlandia, en la que volvió a acusar al director del Comité de Inteligencia, Adam Schiff, de haber sufrido un colapso mental cuando leyó delante de los medios la transcripción de la conversación entre Trump y Zelenski.
De paso reiteró que la denuncia del confidente es «viciosa, viciosa, y ese denunciante, no hay duda de que han sucedido algunas cosas malas, y creo que llegaremos al fondo». Después de varios días de acusaciones cruzadas, respuestas volcánicas, amenazas de quiebra institucional e insinuaciones de que el país avanza hacia una guerra civil fría ayer, al fin, en el Congreso, con Volker delante de los congresistas y Trump desatado camino de Florida, arrancaron las entrevistas que podrían conducir al “impeachment” (destitución) del presidente.
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