Corea del Norte
Trump presiona a Pekín para endurecer las sanciones a Kim
Estados Unidos culpa al régimen de Pyongyang de la muerte del estudiante norteamericano Otto Warmbier, y exige la liberación de los otros tres presos estadounidenses
Estados Unidos culpa al régimen de Pyongyang de la muerte del estudiante norteamericano Otto Warmbier, y exige la liberación de los otros tres presos estadounidenses.
Injusto y cruel. Así es como el presidente surcoreano, Moon Jae In, se aventuró a describir el trato que probablemente recibió el ciudadano americano Otto Warmbier durante los 17 meses que permaneció preso en Corea del Norte. El mandatario, que declaró en una entrevista a la CBS no conocer con certeza los acontecimientos que han provocado tan fatal desenlace, insistió en que su muerte demuestra que el de Kim Jong Un «es un régimen irracional». Pese a ello, aseguró que Seúl continuará buscando el diálogo con Pyongyang para acabar con un programa nuclear al que ni las sanciones ni la presión internacional han puesto fin. Mientras, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang, afirmaba que la muerte de Warmbier es «realmente una tragedia», al tiempo que se abstenía de hacer comentarios en cuanto al trato dado por las autoridades norcoreanas. Todo lo contrario a la agencia de viajes china que llevó a Warmbier a Pyongyang, que anunció que dejara de llevar ciudadanos americanos porque el riesgo «es demasiado alto», o a las reacciones de los ciudadanos chinos, que inundaron las redes sociales con juicios sobre lo sucedido tachándolo de «inhumano». En un comentario que permaneció en línea más tiempo del que habitualmente utiliza la censura china para eliminar aquellas opiniones que no les interesan, un usuario se lamentaba diciendo «no puedo creer que algo así haya sucedido en nuestro siglo».
Precisamente, Pekín –principal aliado de Corea del Norte– mantiene hoy un encuentro en Washington en el que está previsto que los estadounidenses traten de presionarles para que hagan más por frenar las ambiciones nucleares de Pyongyang. Trump tuiteó ayer que valora los esfuerzos de Pekín para contener a su vecino, pero lamentó que «no habían funcionado». «Al menos sé que lo han intentado», señaló sin descartar nuevas medidas. A la espera de ver qué tipo de iniciativas se acuerdan, el gigante asiático ya ha tratado a su manera de sancionar económicamente a su aliado y, según informó una fuente diplomática, ha insistido a algunas empresas nacionales en que dejen de contratar a ciudadanos norcoreanos.
«Es una desgracia total», afirmó el presidente Donald Trump sobre la muerte de Warmbier a los periodistas en el Despacho Oval junto al presidente ucraniano, Petro Poroshenko. «Es increíble por todo lo que han pasado sus padres. Lo que le ha sucedido a Otto es una gran desgracia. Si le hubiéramos traído antes, las cosas habrían sido distintas», concluyó Trump, aprovechando para criticar a la Administración Obama por su inacción ante la detención y condena a 15 años de cárcel del estudiante estadounidense por intentar robar un cartel propagandístico de su hotel en Pyongyang. En algunas entrevistas anteriores, los padres del joven de Ohio culparon de forma indirecta al ex presidente Obama de lo ocurrido a su hijo. Sin embargo, ayer evitaron emitir comunicados de ningún tipo y se limitaron a hacer referencia a las palabras emitidas inmediatamente después de que su hijo falleciese, que se alejaron de controversias políticas.
El presidente acusó al régimen norcoreano de carecer de «decencia humana básica». «Es un régimen brutal y podremos manejarlo», denunció Trump sin detallar si piensa tomar medidas contra Corea del Norte por lo sucedido. El presidente tiene en mente los otros tres estadounidenses que continúan retenidos por las autoridades norcoreanas, pero lo cierto es que la tensión con Pyongyang no deja de aumentar. Tras la muerte de Warmbier, Trump dio orden de que dos bombarderos supersónicos volasen sobre la península coreana –siempre con el beneplácito de Seúl–. Una demostración de fuerza dentro de los protocolos de Washington que ya se ha utilizado varias veces desde que el presidente asumiera el poder en enero ante las provocaciones de Pyongyang como las pruebas de misiles balísticos.
De momento, se desconocen las causas de la muerte de Otto Warmbier. Pero su familia, que se encuentra a la espera del resultado de la autopsia, confirmó que presentaba un daño cerebral irreversible, debido a las torturas a las que había sido sometido. Cuando llegó a Cincinatti, los médicos dieron cuenta de que no podía hablar, ni tampoco moverse, aunque parecía estar consciente. Desde la dictadura norcoreana se explica lo ocurrido con que presentaba botulismo y cayó en coma después de que le dieran un somnífero.
Este caso ha abierto otro debate, que ayer empezó el senador republicano John McCain sobre las circunstancias del viaje de Warmbier a Pyongyang, sentenciado en marzo de 2016 a 15 años de trabajos forzados por subversión. McCain recordó que el régimen de Kim Jong Un «le acaba de matar».
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