Estados Unidos
Trump y Merkel exhiben sus diferencias en el primer cara a cara
El presidente ironizó sobre el espionaje de Obama: «Al menos tenemos algo en común», dijo en referencia a la canciller, que fue espiada por Estados Unidos.
El presidente ironizó sobre el espionaje de Obama: «Al menos tenemos algo en común», dijo en referencia a la canciller, que fue espiada por Estados Unidos.
Donald Trump recibió ayer a Angel Merkel en la Casa Blanca, una cita que para muchos suponía un punto clave en la redefinición de la alianza trasatlántica tras la llegada del nuevo presidente republicano. Además, el primer cara a cara entre los dos líderes venía precedido de comentarios, algunos poco diplomáticos, lanzados por Trump sobre su homóloga alemana. «Angela Merkel está arruinando Alemania al dejar entrar un gran flujo de refugiados y otros inmigrantes de Siria. Miren lo que le ha pasado a Merkel, a la que siempre consideré una muy buena líder hasta que ha hecho esto», aseguró Trump durante la campaña presidencial.
En las últimas semanas, la canciller germana también ha sido crítica con la política migratoria de Washington, en especial con el veto migratorio a países musulmanes. Ayer, Trump no dio un paso atrás al declarar delante de Merkel que «la inmigración es un privilegio, no un derecho. Y la seguridad de nuestros ciudadanos debe siempre ser puesta en primer lugar. No hay dudas de eso».
Pero más allá del tema migratorio, ambos trataron de limar sus diferencias en temas como la OTAN, Afganistán, Ucrania y las relaciones comerciales. A este respecto, Merkel dijo que espera que la Unión Europea y EE UU puedan reanudar las negociaciones para un acuerdo comercial. Por su parte, el presidente estadounidense dijo que «una política comercial debe ser una política justa, y Estados Unidos ha sido tratado muy, muy injustamente a lo largo de los años, y eso se va a acabar. Pero no soy un aislacionista, soy un comerciante libre, un comerciante justo».
Quizá con el ánimo de suavizar el encuentro y sus relaciones, Merkel indicó durante la rueda de prensa que «es mejor hablar el uno con el otro, en vez del uno del otro». Los dos mandatarios saben que la reunión de ayer ha tenido dos audiencias: la de sus propios países y la internacional. Trump se encuentra en los primeros cien días de presidencia, y Merkel tiene elecciones en otoño. Sin embargo, el inquilino de la Casa Blanca no pudo escaparse, ni siquiera ayer, de una pregunta sobre su controvertida reforma sanitaria. «Se va a aprobar muy rápidamente», aseguró el presidente a la Prensa.
Ambos también hablaron sobre el papel de la OTAN, tan criticado por Trump en el pasado. Ayer, éste reiteró «su fuerte apoyo» a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, pero no olvidó citar «la necesidad» de que todos los aliados «paguen lo debido» para costear su defensa. Trump resaltó que «la confianza entre Alemania y América se basa en unos valores compartidos, y nuestra alianza es garantía de un futuro mejor».
Sobre Ucrania, la canciller afirmó que Trump se ha comprometido «personalmente» con los acuerdos firmados en Minsk hace más de dos años para buscar una solución al conflicto armado en Ucrania. La canciller destacó que debe mejorarse la relación con Rusia, aliado de los separatistas del este de Ucrania, pero recalcó que la mejora de la situación en este país debe ser una prioridad y producirse «en primer lugar».
Trump también fue preguntado por el uso continuado que hace de Twitter, a lo que éste respondió que «es una buena manera para llegar al público cuando tengo que esquivar las noticias falsas». Sobre las supuestas escuchas que habría ordenado Obama sobre Trump, éste echó mano de ironía al responder: «Al menos tenemos algo en común», dijo en relación a Merkel, cuyo teléfono móvil fue espiado por los servicios de inteligencia norteamericanos entre 2002 y 2012, un periodo que incluye parte de la presidencia de George W. Bush y parte de la de Obama. Esa revelación irritó a Berlín, que llegó a amenazar con expulsar a diplomáticos de EE UU.
Durante la sesión fotográfica, Trump dio pie a un desaire a su invitada al negarse a darle la mano tal y como estaban pidiendo los reporteros gráficos mientras ambos permanecían sentados. Merkel incluso le susurró si quería estrechar las manos para la ocasión, pero el presidente no contestó ni tampoco dirigió su mirada hacia la canciller durante el tiempo que estuvieron posando. Previamente, Trump había salido a recibir a la mandataria alemana a las puertas de la Casa Blanca y posteriormente se hicieron fotos en el Despacho Oval, donde sí se estrecharon la mano.
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