Grecia
Tsipras purga del Gobierno a sus ministros rebeldes
Los bancos abrirán el lunes con el mismo límite de retirada
La firma del tercer rescate ha provocado las primeras consecuencias políticas en el seno del Gobierno izquierdista. El primer ministro heleno se quitó de en medio ayer a dos de sus ministros «rebeldes» para garantizar la implementación de las reformas exigidas por la troika.
La firma del tercer rescate ha provocado las primeras consecuencias políticas en el seno del Gobierno izquierdista. El primer ministro heleno, Alexis Tsipras, se quitó de en medio ayer a dos de sus ministros «rebeldes» para garantizar la implementación de las reformas exigidas por la troika. El titular de Energía y líder de la facción radical de Syriza, Panayotis Lafazanis, fue sustituido por el ministro de Trabajo, Panos Skourletis, mientras que el viceministro de Seguridad Social, Dimitris Stratoulis, salió por Christoforos Vernardakis.
Por su parte, el viceministro de Defensa, Kostas Isichos, abandonó su puesto el día anterior. En total, nueve modificaciones en las cúpulas de varias carteras. La única sorpresa fue el cambio de Gabriel Sakellaridis, el hasta ahora portavoz del Gobierno, como portavoz parlamentario. Una maniobra que demuestra la intención de Tsipras de blindar las posiciones importantes con sus hombres más cercanos. De este modo, el primer ministro envía un mensaje de tranquilidad a los socios ante la inmediata aplicación de las condiciones para el rescate, a costa de ensanchar la brecha en su partido.
Pese a las divisiones internas en su Gobierno y la necesidad de legislar de inmediato varios proyectos de ley exigidos por la troika, Tsipras despejó la otra incógnita: no se formará un Gobierno de coalición nacional. El premier heleno seguirá gobernando en minoría hasta cerrar el acuerdo definitivo con los socios para un tercer programa de rescate.
Según fuentes gubernamentales, Tsipras reconoció ante los suyos que el rechazo al acuerdo entre sus propias filas «pone en duda el apoyo al primer Gobierno izquierdista de la historia del país». En esa misma reunión el primer ministro preguntó a «cada miembro del grupo parlamentario y a cada diputado» si creían que habían sido sometidos a un «chantaje real» con el riesgo de llevar el país a una quiebra desordenada, por lo que en caso afirmativo, deberían compartir la «responsabilidad» de apoyarlo.
Tsipras no recibió ninguna «objeción fundamentada» por parte de sus compañeros, por lo que consideró que el rechazo de los 32 diputados era una decisión para evitar «compartir» la responsabilidad por ese memorándum. Algo que para el líder izquierdista supone una «violación de los principios de solidaridad y una herida» en el interior de la formación.
Ante ese fallido intento de convencer a los díscolos, Tsipras apeló a los argumentos emocionales en una muestra de liderazgo: «No permito que nadie, tras todo lo que pasé en los últimos seis meses, considere que sus dilemas de conciencia son más importantes que nuestros principios».
Entretanto, la economía helena da sus primeros pasos hacia la normalidad. El ministro adjunto de Finanzas, Dimitris Mardas, anunció ayer que los bancos abrirán el lunes, con el levantamiento de algunas restricciones, pero se mantiene el control de capitales en 60 euros diarios. Se podrán retirar hasta 300 euros semanales de una sola vez, para evitar colas. Los ciudadanos podrán acceder a sus depósitos para realizar transacciones dentro de la misma entidad. Los padres que tengan hijos en el extranjero podrán mandarles hasta 5.000 euros por trimestre. También se podrán cobrar cheques y abonar los vencimientos de los últimos diez días laborales. Un alivio para el comercio heleno, pues el pago con cheque es muy común.
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