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Erdogan echa un pulso a Putin
Turquía derriba un caza ruso Su-24 con dos F-16 tras violar 17 segundos su espacio aéreo, pero Rusia lo niega. El líder del Kremlin acusa a Ankara de perpetrar un «ataque por la espalda» y ser «cómplice de Estado Islámico».
En menos de un mes Rusia sufre su segunda tragedia aérea relacionada con Siria. Esta vez no se trata de un acto terrorista del Estado Islámico (EI), sino del derribo de un caza ruso por las fuerzas turcas. Se trata de la primera vez que un miembro de la OTAN derriba una aeronave rusa en medio siglo. Sin duda, el incidente podría escalar la tensión entre estos dos históricos socios económicos, divididos ahora por la guerra siria. Varias versiones circularon ayer sobre cómo ocurrió y quién murió en el avión Su-24 derribado. El Estado Mayor de Turquía informó de que el caza ruso fue abatido por haber violado su espacio aéreo después de repetidas advertencias a las que el aparato ruso hizo caso omiso.
En un comunicado, el Ministerio de Defensa turco dijo que un avión de combate no identificado violó varias veces el espacio aéreo de Turquía en la región de Hatay’s Yaladag –cerca de la frontera con Siria– sobre las 9:20 horas (local, una menos en España). Tras lanzar diez advertencias al jet ruso, dos F-16 turcos respondieron, señaló la nota. Las declaraciones turcas fueron rechazadas por el Kremlin. Según la versión rusa, su avión fue derribado desde el terreno dentro de Siria. El jet ruso apoyaba a las tropas sirias que libran una ofensiva en la zona, controlada por la rama de Al Qaeda en el país, el Frente al Nusra, la II División Costera, formada por combatientes de la etnia local y la X División Costera que incluye a combatientes locales turcos. La agencia estatal rusa Sputnik dijo que «de acuerdo con informes preliminares, el avión, que volaba a 6.000 metros de altitud, fue abatido a tiros desde el suelo».
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró que el derribo del bombardero SU-24 en Siria «es un hecho muy grave», al tiempo que aseguró que «el avión se encontraba en Siria», negando así que el aparato haya violado el espacio aéreo turco. El destino de los pilotos tampoco está claro, aunque el Ministerio de Exteriores ruso dijo que lograron saltar en paracaídas, cuando el aparato se estrelló contra la falda de una montaña en Siria, según Sputnik.
Imágenes de vídeo muestran dos paracaídas descendiendo en territorio controlado por rebeldes. Después se publicaron otras imágenes de lo que parece ser el cadáver de uno de los pilotos rodeado de rebeldes armados. Un vídeo de procedencia no confirmada muestra a un hombre muerto rodeado de milicianos turcomanos, que luchan contra Bashar al Asad en el norte de Siria. Se desconoce la suerte del segundo piloto. Rusia envió un helicóptero militar para sobrevolar la zona y localizarlo. Sin embargo, hubo informes que indicaban que el aparato tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia cuando recibió fuego de los rebeldes.
Tras el grave incidente, el presidente ruso, Vladimir Putin, acusó a las autoridades turcas de ser «cómplices del terrorismo». «Este suceso se sale de los marcos de la lucha contra el terrorismo. Pero la pérdida de hoy [por ayer] está vinculada con un golpe que nos han dado a traición cómplices del terrorismo», declaró Putin desde Jordania. El líder ruso advirtió de que su país «no tolerará tales atrocidades como la sucedida hoy [por ayer] y esperamos que la comunidad internacional encuentre la fortaleza para unir fuerzas y combatir este mal».
Putin precisó que el avión fue derribado por un misil aire-aire lanzado desde un avión turco F-16 cuando el Su-24 ruso se encontraba en territorio sirio. «Este acontecimiento trágico tendrá graves consecuencias para las relaciones ruso-turcas», advirtió el líder del Kremlin.
Putin recordó que su país siempre ha mantenido relaciones de amistad con Turquía. En este sentido, lamentó que en lugar de entablar contacto con los colegas rusos, justo después del incidente con el avión, Ankara se pusiera en contacto con la OTAN. «Como si fuésemos nosotros los que derribamos su avión y no al revés», se sorprendió.
El primer ministro turco, Ahmed Davutoglu, se entrevistó con su jefe del Estado mayor, el general Hulusi Akar, y su ministro de Exteriores, Feridun Sinirlioglu, y decidió llevar ante la OTAN, de la que es miembro, y ante la ONU el incidente aéreo. «El ministerio de Exteriores llevará a cabo las iniciativas necesarias ante la OTAN y la ONU, a nivel de los países afectados, siguiendo instrucciones del primer ministro», informó en un comunicado.
El Ejército de Estados Unidos respaldó las declaraciones de militares turcos, según las cuales advirtieron diez veces al bombardero ruso antes de derribarlo. «Nosotros podíamos escuchar todo lo que ocurría, estas [comunicaciones] estaban en canales abiertos», declaró el portavoz, el coronel Steve Warren en una videoconferencia desde Bagdad. Washington tiene una fuerte presencia militar en Turquía y regularmente vuela aviones de guerra desde la base de Incirlik, en el marco de los bombardeos contra blancos del Estado Islámico en Siria e Irak.
Desde el inicio de la intervención militar rusa en apoyo de Asad, a fines de septiembre, los incidentes fronterizos se han multiplicado entre Ankara y Moscú. La tensión entre los dos países se incrementó en los últimos días tras una serie de bombardeos rusos que a localidades de la minoría turcófona de Siria. Turquía convocó el pasado viernes al embajador ruso para advertirle de las «graves consecuencias» de esta operación.
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