Corrupción política
Un punto de inflexión
¿Cree que el caso Odebrecht acabará debilitando las democracias de los países latinoamericanos?
–El caso Odebrecht está marcando un punto de inflexión en América Latina. Tras los años de las dictaduras, la democracia se ha consolidado en la región, pero la situación de Venezuela y la corrupción son dos factores que sacuden la democracia latinoamericana y ponen de relieve la capacidad de resistencia de estos países frente a la regresión. El escándalo de Odebrecht ha generado un rechazo de la ciudadanía y ha activado los sistemas judiciales como nunca había sucedido antes. La corrupción, que ha existido siempre en Latinoamérica, ha sacudido a las élites: políticos, empresas, la FIFA, las iglesias, las policías y eso ha provocado una demanda de transparencia. A la regresión le sigue una reacción ciudadana y eso es positivo. Es la otra cara de la moneda. Por eso creo que la democracia latinoamericana se va a reafirmar tras esta experiencia.
¿Ha sido esa respuesta de la sociedad igual de contundente en todos los países?
–No es igual de contundente en todas partes. En algunas zonas se trata de acallar mediante el control de los medios de comunicación. En otros países la reacción ha sido más virulenta, como vemos en Perú. El caso peruano se ha convertido casi en el epítome de esta situación con el cuadro dramático de encontrarnos prácticamente con todos los presidentes procesados o en vías de serlo por corrupción. En Guatemala hemos visto la salida de un presidente de la repúbica mediante un proceso judicial y denuncia ciudadana.
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