Guerra en Siria
Una gota de educación para un mar de sangre siria
La solidaridad construye escuelas en Siria
“أمل” (Amal) significa esperanza en árabe. Y es el nombre con el que la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio (AAPS) ha bautizado a su primera escuela solidaria en Siria. Al menos cuarenta niños han comenzado ya a recibir clases de matemáticas, árabe, inglés y ciencias sociales en un campamento en Rif Idleb, una zona que, por el momento, se ha librado de los bombardeos y a la que acuden desesperados cientos de desplazados desde las ciudades más cercanas.
“En este campamento hay en torno a unos 3.000 desplazados internos, de los cuales 500 eran de Alepo", explica Melania Marcos, del equipo de comunicación de la AAPS, quien alerta de que en los últimos días estas cifras se han disparado tras la brutal ofensiva sobre la segunda ciudad más importante de Siria: "Con los últimos bombardeos en Alepo, la gente ha huido en masa. Ahora estamos en emergencia de tiendas de campaña y de carpas; hay personas durmiendo debajo de los árboles". El balance total a día de hoy de desplazados internos en el país es de seis millones y medio y roza los cinco millones de refugiados. Las víctimas mortales superan ya las 300.000.
El colegio hispanosirio de la AAPS, posible gracias a las donaciones individuales de material escolar y de pupitres por diversos colegios españoles, “logra que los niños estudien y se formen en vez de estar en barrizales sin hacer nada”, añade Marcos. "En Siria hay problemas de analfabetismo pero es un país con una sensibilidad especial hacia la cultura. Para ellos es muy importante recibir formación", matiza, destacando la labor que realizan los profesores voluntarios sobre el terreno.
Ver un pupitre, por primera vez, con nueve años
La escuela Amal se encuentra en el campamento de Al Rahma (misericordia en árabe) y está compuesta por varias carpas, cada una con capacidad para diez alumnos. Construirla con ladrillo era un reto imposible en mitad de la guerra y con numerosos accesos cortados. Pero Marcos asegura que harán “lo imposible por seguir ampliando este proyecto para que más niños puedan estudiar. Es la única manera de devolverles a la cotidianidad de la infancia y ayudarles a dejar atrás todo lo que han vivido".
En este sentido, el presidente de la AAPS, Amer Hijazi, expresa que su meta ante “esta necesidad extrema” es la de “escolarizar a 2130 alumnos en otros ocho colegios en campamentos del país”, pero requieren de más apoyo, su equipo fijo apenas cuenta con diez personas.
“Hay niños que ya tienen ocho o nueve años y nunca se han sentado frente a un pupitre. Cada día que se pierde sin ofrecerles ayuda, les conduce a una generación perdida”, lamenta el hispanosirio Hijazi.
Desde 2011 la AAPS ha enviado de Madrid a Siria 44 camiones rebosando ayuda humanitaria, también material sanitario, ropa y alimentos no perecederos. Pero, por desgracia, su lucha y su esfuerzo sólo pone un pequeño parche a un drama que no cesa cinco años después y que marcará con cicatrices imborrables a las futuras generaciones sirias.
Las escuelas, objetivo militar en Siria
David del Campo, director de Cooperación Internacional de Save the Children, explica que hay entre 2.1 y 2.4 millones de niños sirios sin escolarizar, como consecuencia de la guerra que atraviesa el país desde marzo de 2011. “En el caso de Siria el ataque a la educación está teniendo un impacto enorme. Las escuelas son objetivo militar de primer orden, al igual que los hospitales. Y cuando no son destruidas o atacadas, son ocupadas por las fuerzas armadas de los distintos bandos”.
En los últimos cuatro años ha habido más de 4.000 ataques a escuelas dentro de Siria. 51 de esas ofensivas las sufrieron escuelas apoyadas por Save the Children en los últimos 18 meses.
Del Campo subraya que esta ofensiva constante contra los centros educativos incrementa el trauma psicológico en los niños, ya que las escuelas pasan de “ser lugares amables a convertirse en amenaza”. Además, denuncia que la imposibilidad de asistir a clase, les está haciendo retroceder años: “Te puedes encontrar a niños de 12 años con capacidades educativas de 6”.
Las tasas de escolarización, antes de la guerra, eran de las más altas de la región, sin embargo tras el conflicto han disminuido drásticamente, con sólo el 17% de los niños desplazados dentro de Siria actualmente en la escuela. En las ciudades sitiadas las tasas de matriculación se reduce a un 6%.
En la actualidad, “hay en torno a 4 millones de menores dentro de Siria en situación de riesgo y unos 250.000 sufren condiciones extremas en ciudades sitiadas, sin tener siquiera garantizado el alimento”. Al director de Cooperación Internacional de Save the Children le entristece reconocer los efectos ya irreversibles de la guerra, aunque no pierde la esperanza de poder mitigar los que vengan en un futuro: “Una generación ya está perdida, pero intentamos que la siguiente sea recuperable”.
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