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El Estado Islámico reivindica al atentado de Londres
Un policía ha muerto apuñalado en el patio de acceso al Parlamento británico y el atacante “ha sido abatido” por las fuerzas del orden. Dos civiles han muerto y otras 40 personas resultaron heridas en el puente de Westminster al ser atropelladas por un vehículo
El Estado Islámico ha reivindicado hoy el atentado en Londres, que ha dejado cuatro muertos y más de 20 heridos.
El Estado Islámico ha reivindicado hoy el atentado en Londres, en el que han muerto cuatro personas, una española, un turista estadounidense, un hombre que falleció hoy el hospital, lo que eleva a cuatro el número de muertos, además del agresor.
La mujer española ha sido identificada como Aysha Frade, madre de dos niñas, que tiene sus orígenes en el municipio coruñés de Betanzos. Mientras que el turista de EE UU es Kurt Cochran, que estaba de viaje en Europa para celebrar el 25 aniversario de boda con su esposa Melissa, que está hospitalizada en estado grave, indicó Clint Payne, hermano de la mujer.
Londres se convirtió ayer de nuevo en víctima del terrorismo. Cuando Bruselas recordaba los 32 muertos y más de 300 heridos que dejó justo hace un año el atentado del Estado Islámico contra el aeropuerto y la red de metro de la capital belga, al otro lado del Canal de la Mancha, un hombre vestido de negro –descrito por los testigos como una persona de apariencia asiática y de unos 40 años de edad– arrollaba con un vehículo 4x4 a los viandantes que se encontraban en ese momento en el puente de Westminster, a escasos metros del Big Ben.
Todo ocurría minutos antes de las tres de la tarde hora local. Tras sembrar el pánico en la zona y dejar los cuerpos esparcidos en el suelo, el terrorista empotró el vehículo contra la verja de Westminster, la saltó y atacó a un agente que estaba en la puerta con un puñal de entre 12 y 15 centímetros. El terrorista, que llevaba en realidad dos cuchillos, moría abatido por los tiros de otros agentes. Tobias Ellwood, subsecretario para África y Oriente Medio, ex soldado y capitán de los Casacas Verdes Reales del Ejército Británico, intentó salvar la vida al agente apuñalado. Las imágenes del diputado empapado de sangre haciéndole el boca a boca al agente daban la vuelta al mundo. Pero lamentablemente no se pudo hacer nada por su vida. El ataque se cobró cuatro muertos, incluidos el policía y el asaltante, y 40 heridos, tres de ellos estudiantes franceses en estado grave. Una mujer fue rescatada del río malherida tras saltar o caerse al Támesis al intentar esquivar el vehículo. Un médico que estaba cerca del atentado en ese momento y que asistió a las víctimas, describió las heridas como «catastróficas».
El ataque a Reino Unido, que hasta ayer situaba su amenaza terrorista como «severa» –la cuarta más alta de una escala de cinco– era uno de los más temidos y a la vez más esperados por las Fuerzas de Seguridad. Westminster, el corazón de la ciudad y el símbolo de una de las democracias más longevas de Occidente, era al fin y al cabo un escenario atractivo para los yihadistas. La investigación continua y la Policía no ha confirmado si se trata de un «lobo solitario» o alguien a las órdenes de una organización terrorista. Según informaba el «Daily Telegraph», se podría estar buscando a otra persona cómplice del atacante.
También existen muchas dudas sobre la identidad del terrorista. Algunos medios, como «The Independent», señalaban que se trataba de un ciudadano británico de 42 años llamado Trevor Brooks (alias Abu Izzadeen). Sin embargo, el periodista de la BBC Dominic Casciani aseguró haber confirmado con diversas fuentes que no puede tratarse de Brooks, puesto que éste está en prisión. El nombre de Brooks habría surgido debido tanto a su evidente parecido físico con el hombre de la foto como a su trayectoria: de origen jamaicano y musulmán converso desde 1993, ejercía de portavoz de la organización Al Ghurabaa, un grupo bajo vigilancia de las autoridades británicas por su presunta glorificación del terrorismo.
La primera ministra británica, Theresa May, que tuvo que ser evacuada de urgencia por una puerta trasera y trasladada en un coche camuflado a Downing Street, convocó rápidamente al gabinete de emergencia Cobra, que incluye a sus principales ministros y altos cargos de defensa y seguridad. Londres ya sufrió en julio de 2005 unos atentados contra los transportes públicos que dejaron 56 muertos, incluyendo a los cuatro terroristas.
Por su parte, el comandante de la Policía metropolitana de Londres, Ben Harrington, pidió a los londinenses que se mantuvieran «vigilantes» tras el incidente y anunció que Scotland Yard había desplegado agentes por la ciudad y estaban evaluando otras posibles medidas de seguridad, como la presencia del Ejército. «Este es un día que hemos planeado, pero nunca esperábamos que ocurriría. Tristemente, ahora es una realidad», dijo el comandante.
Cientos de personas quedaron retenidas dentro del palacio de Westminster, donde se suspendieron las sesiones tras oirse desde el interior del edificio disparos. Los presidentes de ambas Cámaras (los Comunes y los Lores), John Bercow y Lord Fowler, emitieron un comunicado conjunto en el que ofrecieron sus condolencias a los afectados.
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