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Vía libre para Asad
La muerte de mil civiles en un supuesto ataque químico divide otra vez a la comunidad internacional contra el dictador sirio
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió hoy investigar "sin demora"la denuncia de un nuevo ataque químico en Siria y dio instrucciones a su la alta representante para Asuntos de Desarme para que viaje a Damasco.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki- moon, solicitó ayer al régimen de Bachar al Asad que «permita cuanto antes» que los inspectores que se encuentran en Damasco investiguen el lugar en el que se produjeron los ataques químicos del miércoles. La iniciativa de Ban surge después del fracaso que supuso la reunión de urgencia que realizó el miércoles el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En el encuentro se analizaron los supuestos ataques químicos que el Gobierno de al Asad perpetró en Guta, un suburbio de Damasco. Aunque la organización calificó como positiva la reunión, tan sólo lograron pactar un «llamamiento a investigar lo ocurrido».
Además de la reclamación del secretario general, 37 países, entre los que se encuentran Estados Unidos, Reino Unido y Francia, presionaron ayer a la ONU al presentar por escrito una solicitud para que los expertos de la organización que ya se encuentran en la capital siria analicen estos ataques. La organización se pondrá en contacto con el régimen sirio para solicitar «formalmente el permiso, y espera recibir una respuesta positiva cuanto antes», según un comunicado. Los expertos no han podido ir al lugar del ataque del miércoles, ya que Naciones Unidas alega que la zona no es segura. «Es una situación dramática y en este momento no se puede acceder a la zona por la situación de inseguridad», señaló el subsecretario general de la ONU, Jan Eliasson. La inacción de la comunidad internacional ante la situación ha sido criticada por algunos países como Turquía. El ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, afirmó ayer que «se han cruzado todas las líneas rojas pero todavía el Consejo de Seguridad de la ONU no ha sido capaz de tomar una decisión».
Todos los países se han limitado a «condenar» y «pedir una investigación sobre lo ocurrido». El único que se ha atrevido a dar un paso más ha sido Francia. «Si ha habido un ataque químico, entonces, será necesario no sólo una reacción de condena internacional, sino también, una reacción de fuerza», señaló Laurent Fabius, ministro Exteriores francés. Fabios aseguró que si al Asad ha empleado armas químicas coincidiendo con la presencia de los inspectores de la ONU –que llegaron el domingo–, supone una «burla de la comunidad internacional». A pesar del tono usado por Francia, el ministro de Exteriores aseguró que aunque París, Washington y Londres «tienen posibilidades de respuesta», no se enviarán tropas a Siria.
Hace ya un año que el presidente Barack Obama aseguró que las armas químicas serían la «línea roja» que ponía al dictador sirio, y que de ser cruzada, Estados Unidos «cambiaría su posición frente al conflicto» y «abriría una nueva fase». Pero esta línea se ha vuelto un poco «difusa», y la única respuesta que el Gobierno norteamericano ha dado al ataque ha sido una «condena» y se ha unido al resto de países solicitando una «investigación urgente», ya que, como ha dicho la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, «Estados Unidos es incapaz de asegurar de manera concluyente que se hayan empleado armas químicas en el ataque de Damasco».
Aunque el baile de cifras sobre lo ocurrido el miércoles en los alrededores de Damasco continúa, un portavoz de la oposición siria aseguró que aún se siguen encontrando cuerpos de víctimas, por lo que el número de muertos oscilaría entre los 500 y los 1.300. La ONU confirmó ayer que personal de la organización en la región logró hablar con fuentes fidedignas dentro de Siria y, que además de los fallecidos, hay «miles de heridos en Guta que necesitan desesperadamente atención médica».
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