La devastación rusa

Vivir entre ruinas junto a un Bansky en Irpin

«Lo he perdido todo. No sé qué será de mí, me da miedo el futuro», explica Natalya, cuyo piso está completamente carbonizado

Un grafiti de Banksy en Irpin
Un grafiti de Banksy en IrpinAndrew KravchenkoAgencia AP

La calle Hostomelske Shose, a las afueras de Irpin, es un ejemplo de cómo, desde el principio de la invasión rusa, los civiles ucranianos se han convertido en un objetivo primordial para Moscú. No hay ni un edificio que no esté agujereado y acribillado por la artillería o la fusilería de las tropas del Kremlin que, en marzo del año pasado, fracasaron en su intento de llegar hasta Kyiv.

En las ruinas todavía viven civiles desahuciados por la guerra. Ninguno de ellos vio cuándo o cómo Bansky, el enigmático, elusivo y anónimo artista británico, realizó una de sus muy cotizadas obras en la pared de un complejo de apartamentos destrozado por las bombas.

Una mujer frente a su casa destruida por las bombas en Irpin (Ucrania) Diego Herrera / Europa Press 05/03/2022
Una mujer frente a su casa destruida por las bombas en Irpin (Ucrania) Diego Herrera / Europa Press 05/03/2022Diego HerreraEuropa Press

La obra, un grafiti en blanco y negro que muestra a una gimnasta con un collarín ortopédico haciendo una pirueta sobre un agujero causado por una explosión, está valorada en cientos de miles de euros. Sin embargo, los pocos habitantes que quedan en la zona viven en la más absoluta miseria. «Nadie nos ayuda. En algunos lugares cercanos están reconstruyendo, pero se han olvidado de nosotros. No sé qué será de mí, me da miedo el futuro», explica Natalya, cuyo apartamento en ruinas e inhabitable está tres pisos por encima del mural.

El interior del edificio está completamente carbonizado. En el que fue su casa de 70 metros cuadrados no queda nada excepto los restos chamuscados de sus pertenencias y el metal retorcido de los electrodomésticos. En el salón, junto al ventanal quebrado y agrietado, se ve el paisaje devastado y los bloques de pisos agujereados como un queso gruyer. En el suelo, las botas crujen sobre los restos de un árbol de Navidad, una televisión y varias figuritas de plástico y barro que, a consecuencia del fuego, ahora parecen copias de El Grito, la conocida y terrorífica obra del pintor noruego Edvard Munch.

Huída frustrada en Irpin
Huída frustrada en IrpinROMAN PILIPEYAgencia EFE

«Los rusos lanzaron bombas de fósforo blanco», asegura Natalya, las cuales son un tipo de arma química que arde a altas temperaturas cuando se expone al oxígeno provocando un fuego extremadamente difícil de contener y apagar, prohibidas por la Convención de Armas Químicas de 1997, y cuyo empleo supone una violación de los tratados internacionales por parte del Kremlin, así como otro crimen de guerra a manos de las tropas del presidente ruso, Vladimir Putin. «Lo he perdido todo. No me queda nada, nada», repite, cabizbaja y con la voz rota en el pasillo que conduce a la cocina, donde las paredes están calcinadas y los restos de la cubertería se han fusionado con el suelo.

Proteger las obras de Bansky

Tanto este grafiti, como los demás creadas por el artista británico están ahora protegidos por «paneles transparentes de policarbonato resistentes a los impactos y la influencia de factores externos», como el clima o posibles futuros ataques, según informó Oleg Torkunov, un funcionario de la Administración Militar Regional de Kyiv.

«Tienen una gran importancia cultural e histórica para el país porque son un recordatorio de que la luz debe vencer a la oscuridad», añadió, la cual también se presenta adoptando la forma de los ladrones que ya han intentado robar algunas de ellas y que, tras ser detenidos, aseguró pueden enfrentarse a penas de «doce años de prisión». Asimismo, Torkunov también indicó que se han producido diversos «intentos de vandalismo que es importante contrarrestar».

Una foto sin fecha publicada por Banksy de una de sus nuevas obras de arte en Ucrania.
Una foto sin fecha publicada por Banksy de una de sus nuevas obras de arte en Ucrania.DPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Por ello, la compañía de seguridad ucraniana Ajax Systems, encargada de colocar los cristales protectores, también ha instalado «sistemas de alarma inalámbricos para garantizar la protección las 24 horas» de los cuatro murales que Banksy ha pintado en la región de Kyiv. El pasado diciembre, varios individuos intentaron robar la obra en Hostomel, la cual representa a una mujer en bata con una máscara antigás y sosteniendo un extintor de incendios, que diversos expertos han valorado en unos 250.000 euros. La empresa ha sufragado todo el coste que ha ascendido a «más de medio millón de hryvnias», unos 13.500 euros, según su portavoz, Amina Yepisheva.

Un hombre toma una foto del grafiti del famoso artista callejero anónimo Banksy
Un hombre toma una foto del grafiti del famoso artista callejero anónimo BanksySergei Chuzavkov / Zuma Press / ContactoPhotoSergei Chuzavkov / Zuma Press /

Dado el estado precario del edificio en Irpin, es posible que la obra tenga que ser trasladada para que no desaparezcan entre las ruinas y sea pasto del olvido. «Para los ucranianos, el trabajo de Banksy es un símbolo de invencibilidad con un mensaje esencial que queremos preservar para las generaciones futuras», declaró Valentine Hrytsenko, director de marketing de Ajax Systems, al rotativo «The Art Newspaper». «Los murales son un gran símbolo de resistencia importante para todo el mundo», concluyó. No obstante, los vecinos como Natalya siguen defenestrados y sin esperanzas en el futuro.