Política

Guerra en Ucrania

Washington se guarda la carta del envío de armas a Kiev para presionar a Moscú

La Razón
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La relación europea con Rusia sigue siendo una pesadilla. La actitud del líder del Kremlin, Vladimir Putin, ha puesto en evidencia en más de una ocasión las diferencias que existen en el seno de la Unión Europea a la hora de aplicar una política exterior común. No hay consenso ni sobre la posibilidad de armar al Ejército ucraniano ni sobre el efecto de las sanciones contra Rusia.

El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, tendía ayer la mano a la Unión Europea para actuar de forma conjunta y evitar que Moscú «rediseñe» las fronteras europeas, como está ocurriendo en el caso del Este de Ucrania, «donde Rusia continúa con la escalada del conflicto», señalaba en rueda de prensa en Bruselas. El mismo día que Biden llegaba a la capital europea, Angela Merkel y Francois Hollande se embarcaban en una aventura en solitario para tratar de buscar un acuerdo entre los presidentes de Ucrania y Rusia, ante la escalada de la violencia. Este viaje relámpago tampoco ha sentado bien a alguno de los miembros europeos, como Reino Unido, que se ha sentido en cierta manera excluido. Desde Bruselas, oficialmente se reconoce que «todo ejercicio de diplomacia es bienvenido», pero a nadie se le escapa que esta unión de Francia y Alemania llega después de que los intentos de la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, no hayan dado los resultados que se esperaban.

Sobre la posibilidad de armar al Ejército ucraniano para combatir a los prorrusos, desde Europa se descarta que pueda darse como una decisión que pueda salir del seno de la UE. En este sentido, el líder de la OTAN, señalaba el jueves que no se trata de una decisión que la Alianza Atlántica deba tomar sino más bien de una decisión política que cada país puede o no llevar a cabo. A pesar de que la situación en el este de Ucrania mantiene un elevado nivel de alerta en Europa no parece que esté sobre la mesa que Europa en bloque arme a los militares de Kiev. Estados Unidos, por su parte, estudia esta posibilidad, que su vicepresidente no mencionó ayer en Bruselas. «Putin sigue apelando a nuevos planes de paz, mientras sus tropas se desplazan por territorio ucraniano y desoye los acuerdos que su país ha firmado en el pasado e incluso los que ha firmado él mismo recientemente», señalaba Biden. «Nosotros, Estados Unidos y Europa, tenemos que estar con Ucrania en este momento. Es el momento en el que Estados Unidos y Europa deben permanecer unidos y firmes», añadía. El vicepresidente estadounidense se entrevistaba con el presidente del Consejo, Donald Tusk, también con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en una apretada agenda en la que el conflicto Ucrania-Rusia y la lucha contra el yihadismo monopolizaron la visita. Rusia volverá a la agenda europea el próximo lunes en el marco del Consejo de Exteriores.

El martes, el Parlamento discutirá este tema con la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, quien revelará a la Eurocámara el resultado del encuentro de ministros. Para el jueves se espera que la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno dé un paso más para revertir la situación en el este de Ucrania, que cómo señalaba el presidente del Consejo, «es ahora más dramática que hace once meses». Veremos si los Veintiocho encuentran un punto medio entre la bancada sedienta de más mano dura contra Moscú, liderada principalmente por los países del Este, y otra que no es partidaria de tensar demasiado la cuerda. También está por ver la postura prorrusa de Grecia.