Corea del Norte
Xi Jinping saca músculo militar
China celebra con un gran desfile militar el fin de la guerra y anuncia una reforma «radical» del Ejército
Con una salva de setenta disparos, uno por cada año desde el final de la Segunda Guerra Mundial, comenzará hoy a las 10:00 hora local en Pekín un gran desfile militar para conmemorar el setenta aniversario de la victoria de China en la guerra de resistencia contra la agresión japonesa. Una reivindicación que se ha convertido en el motivo principal de la celebración y que no ha sentado nada bien en Japón. Doce mil soldados desfilarán por las calles de una embellecida Pekín para la ocasión con la intención de sacar músculo en un momento en el que el país nipón, liderado por el nacionalista Shinzo Abe y cuya derrota se celebra, ha aprobado una reforma militar que le permite de nuevo participar en conflictos bélicos más allá de sus fronteras. Después de que el primer ministro japonés declinara la invitación de su homólogo chino Xi Jinping para asistir a los actos, ayer se supo que precisamente el presidente de China aprovechará su discurso de hoy para anunciar también una reforma «radical» del Ejército, según informó el diario SCMP.
La alocución del jefe del Ejecutivo parece que levantará aún más ampollas en una región a la que preocupa la posibilidad del expansionismo chino. Muchos países de la zona que mantienen conflictos territoriales con el gigante asiático no verán con buenos ojos que el Ejército de Liberación Popular (ELP) trate de equiparar sus fuerzas terrestres, navales y aéreas. Según filtró al diario hongkonés, el ELP reducirá de tres a dos millones los efectivos de tierra y Policía armada, reagrupará las siete comandancias militares actuales en cuatro zonas estratégicas y reforzará el poder del Ministerio de Defensa, entre otras medidas. El posible anuncio será realizado ante la treintena de mandatarios internacionales que sí asistirán a un desfile en el que hombres y mujeres de diecisiete países marcharán por las calles del corazón de China. Entre ellos, el presidente de Rusia Vladimir Putin, la presidenta surcoreana Park Geun-hye y sus homólogos de Egipto, Venezuela, Camboya, Vietnam o Sudán. La mayoría de los líderes de los países occidentales, que declinaron la invitación, han enviado a otros representantes. Sin embargo, es la asistencia del secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon lo que ha generado aún más malestar entre la población nipona, unas quejas que China ha considerado «irritantes y provocadoras». Pese a que el portavoz del Gobierno japonés, Yoshihide Suga, pidió a la ONU que mostrara «neutralidad», Ban Ki-moon ya había dejado claro que su presencia en la tribuna de autoridades era importante para reconocer los sacrificios de China y su participación en la guerra. Las autoridades, conscientes de que el país no atraviesa su mejor momento, han preparado concienzudamente el aniversario de hoy. Por primera vez en la historia el país ha organizado un desfile militar para celebrar el 3 de septiembre, un día que también han declarado fiesta nacional.
Desde hoy y hasta el lunes las Bolsas que tantos quebraderos de cabeza les han traído desde junio permanecerán cerradas con el objetivo de no empañar una celebración a la que está previsto que asistan millares de personas. Las celebraciones ya comenzaron ayer con la entrega de una treintena de medallas a veteranos que participaron en la guerra. Estos antiguos combatientes, tanto nacionalistas como comunistas que lucharon unidos en la guerra y que tienen una media de 90 años, han sido invitados a participar por primera vez juntos en la parada militar. Un desfile en el que China exhibirá su arsenal armamentístico y en el que los tanques volverán a atravesar la plaza de Tiananmen. Según informó Xinhua, más del 80% de las armas que se expongan serán vistas por primera vez en público. Entre ellas, siete tipos de misiles de medio, corto y largo alcance o aviones. China quiere ser hoy el centro de atención y mostrar el papel que juega en el orden mundial. En un editorial de la agencia estatal Xinhua, el país incidió en su afán conciliador con Japón y en la invitación formal a los actos tanto a amigos como enemigos durante la guerra. El objetivo del desfile es «recordar la historia, mantener viva la memoria de los mártires revolucionarios de China», apuntó Zhang Ming, viceministro del Ministerio de Relaciones Exteriores del país.
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