Zaragoza

Engañados por Global System

Ofrecía decenas de cursos de formación a cambio de una matrícula entre 2.000 y 3.000 euros. Tras el verano los alumnos se encontraron con las sedes cerradas

Engañados por Global System
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Al regreso de las vacaciones de verano, infinidad de alumnos se encontraron con que la academia donde estudiaban había desaparecido y no podían contactar con ella. Al menos doce sedes de Global System se habían borrado del mapa. Los foros de internet arden mientras distintas demandas se preparan en diversos puntos del país. Las disciplinas que ofrecían eran de lo más variadas: desde técnico en jardín de infancia hasta higienista, pasando por auxiliar de veterinaria. Al intentar comenzar el curso en septiembre, su centro había cerrado. ¿Qué ocurre con los cientos de afectados?

Nos hemos puesto en contacto con los responsables de la sociedad. Quien figura como administrador único, Raúl Vitores, asegura comprender a los damnificados al tiempo que confiesa estar arruinado. Raúl nos remite para más información a Miguel Ángel Guerra. «Yo sólo era el director comercial de la empresa –manifiesta Miguel Ángel–, y además, no pertenezco a Global System desde marzo del año pasado». Pero es a quien todos los entrevistados señalan como el «verdadero artífice en la sombra».

Pese a estar desvinculado de la sociedad, alega «seguir atendiendo a los alumnos que me llaman para pasárselos a la dirección y procurar que se les gestionen las prácticas, acaben sus clases teóricas de forma on line y se les den los diplomas». Según él, Global no está en quiebra, simplemente «está parada, sin actividad, ni trabajadores ni nada».

A la pregunta de quién atiende entonces al alumnado, responde: «Hay dos personas: una para gestionar las clases on-line y otra para tramitar las prácticas». ¿Un solo docente puede impartir clases virtuales de disciplinas tan diversas como técnico en tanatoestética, mecánica de automóvil, ayudante de cocina, preparador físico o cuidador de animales de zoológico?

Es demasiado pronto para tener cifras exactas de los damnificados: «Unos nos hemos quedado a mitad de la formación teórica; otros, sin hacer las prácticas y los hay que están a la espera definitiva del título», aclara Álvaro, de Madrid. «En julio –prosigue Laura– algunos recibimos un correo electrónico alertándonos de que no se retomaban las clases; otros, ni siquiera eso. Todos nos fuimos acercando a nuestras correspondientes academias y ¡habían desaparecido de la noche a la mañana!». La matrícula oscilaba entre los 2.000 y 3.000 euros y los cursos, como se ha dicho, eran de lo más variado, sin homologación alguna –aunque esto se reseñaba en el contrato–. Le ocurrió a Ángel, Álvaro, Mónica, Esther o Laura... Vivían en Oviedo, Madrid, Zaragoza o Toledo... La queja que todos expresan, una y otra vez, es unánime: «Los profesores no estaban cualificados. Una trabajadora social podía impartir prácticas de mecánica».

Manuales con erratas

Esto lo corrobora una profesora que lo vivió en carne propia y que prefiere permanecer en el anonimato pues ha demandado a la empresa por impago y despido improcedente. «Por no hablar de que los textos estaban llenos de erratas y otros, incluso, sacados de una web –en concreto de elrincondelvago.com–, motivo por el cual una jueza de Madrid ha fallado en mi favor una demanda de resolución de contrato», argumenta Ángel.

Lo más delirante atañe a las prácticas de «técnico en tanatoestética e introducción a la tanatopraxia»: «Teníamos que tener el móvil abierto las 24 horas porque podían producirse en cualquier momento y en cualquier tanatorio, como si fuera de tapadillo y se aprovechase del coleguismo de algún amigo que trabajara dentro», explica Laura. El examen era curioso: «On line o desde casa, con el material a tu alcance. ¿Eso es una forma de evaluarnos?», resume Álvaro.

Diferentes despachos de abogados están aglutinando denuncias. Desde Asturias, la letrada Isabel Sierra confía en actuar por la vía penal mientras que en Madrid, José Miguel Sanz García, estudia la vía civil por «presunto incumplimiento de contrato con enriquecimiento injusto». Este jurista ya tiene una demanda presentada contra Global System a mediados del 2011 de tres alumnos que cursaron estudios durante el 2010, por parte de los motivos explicados y cuya vista ya está prevista para el mes de abril. Paradójico: la abogada de Raúl Vitores se pone en contacto con nosotros al saber que hemos hablado con su representado y asegura que, de momento, no existe ninguna causa abierta. «Efectivamente –aclara Sanz García–, se demanda a una sociedad, pero las estafas o los delitos que se imputen son cometidos por personas físicas y en este caso hay dos nombres claros en todos los casos: Miguel Ángel y Raúl».

Otro nombre, otra sede

La ex trabajadora de Global System refiere un dato reseñable: «En agosto, cuando ya Global estaba finiquitada, hubo una reunión en Valladolid, donde Miguel Ángel Guerra dijo que las academias se cerraban (concretamente las de Asturias), pero que en enero reaparecería, amparado por otro administrador y con otro nombre y sede. Eso sí, matizó: un trabajador no me puede llevar a la cárcel por no darle su jornal pero un alumno por recibir prácticas, podría. Así es que, vayamos cerrando bocas a los que más protesten hasta que escampe».

Para el abogado José Miguel Sanz García, hay muchas incógnitas en el aire: «¿Por qué a los alumnos les llegaban recibos de tres sociedades diferentes?, ¿por qué se producía una sucesión de empresas que, a medida que incumplían sus obligaciones, daban paso a otras nuevas –o se derivaban a terceras– que la sustituían?... Abrir, liquidar, reabrir con otro nombre». Los sellos de distintas firmas, con el respaldo permanente de Global System (en nóminas, emails, cambios de sede o cartas a tutores...) obran en nuestro poder. Se pueden llamar Studyo Superior, Códice Capacitación Profesional, Master Jovellanos, o cualquier otro nombre. El letrado resume: «Paradójico además, en una sociedad cuyo objeto social consta en el registro como una empresa de negocios de electrodomésticos. Es incongruente».

Aunque Raúl Vitores era albañil de profesión, Miguel Ángel Guerra tiene experiencia en el sector de la formación. Desde el «año 1989 en que empecé en CEAC, no he parado. Fui director de Aula Schola y coadministrador durante 10 años de Atrium Formación. Por eso no dejaremos a ningún alumno en la estacada. A partir mañana el teléfono estará disponible (como ha estado hasta ahora, salvo en Navidad) para que todos terminen su formación».

Desde hace una semana que este periódico está en contacto con trabajadores, alumnos, y abogados, para hacer este reportaje y desde ese momento, algunos afectados empiezan a recibir llamadas de la empresa en las que se les sugiere la posibilidad de retomar las prácticas, se les promete recibir el diploma y sobre todo, se les desliza una pregunta: «¿Pensáis interponer acciones judiciales contra Global System?»... Curioso.

«Los teléfonos y la página web de la empresa han desaparecido»

En Facebook se ha creado el perfil «Estafa Global System», donde los afectados quieren «poder poner en común todos los casos de la estafa de la citada sociedad y ayudarnos unos a otros a ver si conseguimos que no salgan impunes». En ese espacio se puede leer como una ex alumna anunciaba que el 9 de enero, en la antigua sede de la academia en Oviedo, se produjo una concentración; otros informan que ya han realizado su denuncia ante la Policía Nacional o el juzgado, y los hay que argumentan los gastos extra que tuvieron que afrontar en libros, en tanto que los temarios obligatorios eran «inútiles». Unos y otros se preguntan dónde reclamar, «pues los teléfonos que antes siempre estaban ocupados, ya no existen y la página web, tampoco». También en foros como: http://afectadosglobalsyste.foroactivo.com/ o en grupos de Whatsapp, cada uno de los damnificados busca contar su experiencia –algunas delirantes–, encontrar comprensión, explicar sus indagaciones –los hay que proponen un concurso de acreedores– y, sobre todo encontrar ayuda para recuperar el tiempo y capital perdidos.