Casas reales
Camila Parker: Una reina «non grata»
Varias encuestas publicadas esta semana revelan que la mayoría de los británicos no la quieren como futura monarca. Mientras, Isabel II, al contrario que su marido, sigue sin prever jubilarse
Varias encuestas publicadas esta semana revelan que la mayoría de los británicos no la quieren como futura monarca. Mientras, Isabel II, al contrario que su marido, sigue sin prever jubilarse.
Cuando está a punto de cumplirse el 20 aniversario de la muerte de Diana de Gales parece que la opinión pública británica sigue siendo negativa respecto a la que está llamada a ser su futura reina. Según tres encuestas publicadas esta semana, la mayoría de los ciudadanos de Reino Unido no desean a Camilla Parker como su próxima monarca.
La primera, realizada por IMC Research, revela que dos tercios de la población británica se muestran contrarios a que, llegado el momento, la duquesa de Cornualles acceda, como consorte del príncipe Carlos, al trono inglés. Solo un 19% la considera apta para el puesto. La misma empresa publica una segunda encuesta en la que hace saber que un 51% de la población prefiere al príncipe Guillermo como futuro rey, poniendo así en desventaja a su propio padre.
Tampoco le son favorables los resultados del tercer sondeo, llevado a cabo por Norstat, según el cual un 67 % de los ciudadanos tampoco considera a la segunda esposa del heredero digna de portar la corona como consorte. Unos datos que chocan directamente con los deseos del hijo de Isabel II, que desde que contrajo matrimonio con Camilla mantiene la esperanza de que algún día se convierta en reina.
En los últimos años la duquesa parecía haberse ganado un mayor respaldo de la opinión pública, aunque los datos parecen volver a serle esquivos. Según la Prensa inglesa, ha podido influir la reciente emisión de documentales especiales con motivo del vigésimo aniversario del fallecimiento de Lady Di, que habría reavivado una animadversión que data de 2005, cuando Buckingham anunció el enlace del príncipe Carlos con Camilla Parker.
Entonces todos la vieron como la causante de los males de Diana, querida más allá de su país y quien había admitido antes de morir haber sufrido enormemente (confesó que incluso la llevó a la bulimia) por la infidelidad de su marido con Camilla, a quien la apodaron como la «Rottweiler». El desprecio público hacia ésta era tal que, para evitar además que la vieran como una suplantadora, la Casa Real le concedió el título de duquesa de Cornualles para evitar que fuese referida con el de princesa de Gales, que, aunque no lo use, le pertenece legalmente.
Así, en las últimas semanas los homenajes a Diana en la televisión británica han reabierto una «herida nacional», reavivando el mito de la «princesa del pueblo» con frases, en boca de sus hijos, como «la mejor mamá del mundo» y colocando, de nuevo, a Carlos y a Camilla en el blanco de las críticas.
Llegado el momento de la sucesión se espera que la duquesa de Cornualles, tal y como marca la tradición y como así ha ocurrido con sus precedentes, adquiera el título de reina consorte, aunque en su momento, cuando se casó con Carlos, se llegó a asegurar que no tomaría tal rango, sino el de princesa consorte, opción por la que se decantaría el 36 % de los ciudadanos, según la encuesta publicada por IMC.
En cualquier caso no se espera que tal cuestión se resuelva pronto, ya que la actual soberana, Isabel II, ha vuelto a dejar claro que, pese a sus 91 años y a que su marido haya decidido jubilarse, no prevé abdicar ni retirarse. Así lo confirma el círculo íntimo de la soberana, que, según publica el diario «Daily Mail», no tiene intención alguna ni de delegar en su hijo Carlos ni de proclamar una regencia, tal y como en los últimos días habían asegurado algunas informaciones. «Nunca habrá una regencia, a menos que una enfermedad le impida seguir en el trono», aseguran.
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