La columna de Carla de la Lá
Películas y series que tienen que ver antes de que se prohíban
En varias películas que he disfrutado en la vida, seguro que ustedes también, se abofetea a la protagonista, pero eso no es lo malo, lo increíble es que le gusta.
Desde la polémica con ‘Lo que el viento se llevó‘, una de mis películas fetiche (mía y como me dijo Jose Luis Garci, de todo el planeta nacido en el siglo XX) me he divertido recordando algunas obras muy celebradas del séptimo arte y de la televisión. Todas ellas serán arrinconadas, si no prohibidas, por no condenar activamente los delitos sociales, con arreglo a la moralidad de hoy, que describen. Les animo a conocerlas antes de que sea tarde.
Además, se trata de un interesante ejercicio, un autotest, por el que vamos a darnos cuenta inmediatamente, al ver que nos chirrían ciertas cosas, de lo mucho que hemos evolucionado como sociedad (y yo creo sinceramente que, a mejor, o así lo espero).
En la imagen Larry David encerrando a una persona con discapacidad en un armario para no tener que pasar la noche con ella. Una sitcom elegantísima que se lo carga absolutamente todo (los feos, gordos, pobres, calvos, alcohólicos, negros, orientales, gays, lesbianas, judíos, cristianos o enfermos de cáncer autorreferenciales y sin humor) pero todo sin un ápice de mal gusto ni de maldad. Detesto la cursilería tanto como la sordidez. Lo cursi está claro, el buenismo ramplón. Lo sórdido es cuando, independientemente de la imagen, hay un trasfondo de sentimientos feos (muy feos); hoy en día existen infinidad de series de una sordidez que me es intolerable, ya no de ver, de escuchar. Sin embargo, en Curb Your enthusiasm (la serie de Larry David), pueden hablar de sexo anal con una claridad quirúrgica y encerrar a personas con enanismo en el horno, pero nunca percibiremos una gotita de indignidad para nadie.
Gilda
El cine clásico está repleto de archiconocidos ejemplos para todos los públicos donde se profana, como un juego inocente, la libertad física de la mujer (Siete novios para siete hermanas) o su libertad sexual (¿Quién no recuerda la mañana en la que Escarlata se despierta feliz y sonriente después de que Rhett la viole tras una acalorada discusión matrimonial?)
En varias películas que he disfrutado en la vida, seguro que ustedes también, se abofetea a la protagonista, pero eso no es lo malo, lo increíble es que le gusta. En este extenso género cinematográfico que llamaremos de “violencia placentera” la indiscutible escena ganadora sería la bofetada que propina Glenn Ford a Rita Hayworth en Gilda. Pero hay muchas más, como la que desarrolla Robert Taylor con total impunidad en:
Caravana de mujeres
En 1851, el criador de ganado Roy Whitman, propietario de un rancho en California, decide ir a Chicago a “reclutar” las mujeres que faltan en su propiedad, para sus hombres. La comitiva femenina cruzará las montañas de Utah y el desierto californiano, en un viaje lleno de penalidades que constituye una entretenidísima odisea. Como no podía ser de otra manera, en este western atípico la protagonista femenina es abofeteada por el hombre que le gusta y ese hecho humillante lejos de condenarse, la erotiza de tal modo que queda prendada de su agresor y se casa con él.
My Fair Lady
Empecemos por la letra de alguna de sus canciones: como la de "A Hymn To Him": ¿Por qué una mujer no puede ser más como un hombre? Los hombres son tan honestos, Eternamente noble, históricamente justo ¿Por qué una mujer no puede ser así?¿No puede una mujer aprender a usar su cabeza?¿Por qué hacen todo lo que hacen sus madres? ¿Por qué no crecen como su padre?
Miren, yo adoro esta película y se la he puesto a mis hijos innumerables veces, pero este musical dirigido por George Cukor es una de las muchas odas a la acción salvadora y paternalista del varón que literalmente acaba con Rex Harrison pidiéndole a gritos a Audrey Hepburn que le traiga sus malditas pantuflas o algo parecido.
El padrino
Un clásico entre los clásicos, pero con trivialización de los personajes femeninos muchos de ellos maltratados (y bofetada incluida). Entre los muchos ejemplos de machismo tenemos a Michael Corleone que va convirtiendo a su esposa Kay en una mujer sumisa a su voluntad. Y después la dulce Apollonia, tratada como una propiedad por su padre y su marido para posteriormente ser asesinada en otra escena, “La macchina, la macchina” … creo que son las dos únicas palabras que emite este deseable animalito.
Grease
Este colorista carrusel vintage que tantas veces hemos disfrutado nos cuenta la historia de una mujer (Sandy) que abjura de sus firmes creencias y principios morales y estéticos para gustar más a un zoquete machista y vago que la prefiere encasillada en los cánones sexualizados y adolescentes que triunfan entre sus amigotes.
James Bond
Nunca me he podido tragar ni media hora de esta machirulada, lo siento. Un gran agente secreto, paradigma del mujeriego irredento, siempre acompañado de mujeres esculturales en traje de baño. Una puesta en escena en paralelo con el yacusi de Gil y Gil en Marbella y sus modelos jamelonas en tanga, pero con más glamour. Eso, y algún que otro asesinato para desengrasar.
Fiebre del sábado noche
Lo cierto es que en este clasicazo de los setenta protagonizado por John Travolta asistimos a una violación digna de la manada y nos quedamos tan pichis. El personaje de Annette, en claro estado de embriaguez, es violada en el asiento trasero del vehículo por los amigos del protagonista con la absoluta indiferencia de este, y del público.
Sexo en Nueva York
Aunque en apariencia nos vende las delicias de la vida de unas mujeres de mediana edad como ejemplo de empoderamiento porque no necesitan a los hombres, lo cierto es que tanto la serie como las películas demuestran lo contrario. Las cuatro protagonistas femeninas, después de despotricar toda la vida de los varones y de las malas relaciones que mantienen con ellos, haciéndonos creer que lo mejor es la amistad y la soltería, desvelan que su único objetivo es el amor, la monogamia y la parejita más convencional.
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