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¡Larga vida a los vaqueros!

Con estos diez trucos no volverás a tener miedo de arruinar tus tejanos favoritos.

Pantalón acampanado.
Pantalón acampanado.larazonCortesía de la marca

Cuando Jacob Davis y Levi Strauss crearon los primeros pantalones de denim para trabajar en 1871 ni en sus mejores sueños pensaron que acababan de patentar la prenda más usada por millones de generaciones posteriores. Y es que hoy no concebimos la vida sin tener alguna prenda de este estilo, ya sea en bolso, camisas o pantalones.

Hay tantos modelos, colores, mezclas, tiros, cortes… que muchas veces encontrar el vaquero ideal para nuestro cuerpo se convierte en una tarea titánica. Y qué gran momento es cuando nos probamos un tejano y sabemos que se va a convertir en nuestro fiel aliado de armario. El miedo viene ahora: ¿cómo conservarlo para que no se arruine? ¿cada cuánto tiempo hay que lavarlo? ¿cuál es la mejor manera?

En principio, los jeans no deberían lavarse a una temperatura superior a los 60 grados y los elásticos a 30 grados con detergentes para prendas delicadas. El denim resiste incluso los ciclos de lavado más intensos y largos a altas temperaturas y con programas de centrifugado asociados, pero hay que tener cuidado: cuanto más intenso sea el lavado, mayor será la posibilidad de que la intensidad del color se desvanezca con el tiempo.

Es muy importante que siempre les des a vuelta antes de meterlos en la lavadora para evitar que se formen rayas blancas durante el ciclo de centrifugado. Este sistema reduce el roce de la superficie de la mezclilla dentro del tambor.

Si no quieres que destiñan, lávalos por separado la primera vez. La tela vaquera recién comprada puede desprender mucho color durante el lavado, así que es mejor evitar sorpresas desagradables cuando abras el tambor de tu lavadora.

Aunque tengas que poner una lavadora de vaqueros, sepáralos por colores, es mucho más importante que el tejido. (ya ni te contamos si hay jeans blancos). Tampoco laves muchos tejanos juntos, pues podrían dañarse las costuras o las cremalleras.

¿Eres de los que creen que al no lavarlos conservarán su color para siempre? Lamentamos decirte que esta creencia es falsa, ya que el tono original de la mezclilla se irá desvaneciendo poco a poco. Además, la suciedad que va acumulando la superficie del tejido dará también un efecto desteñido.

Lavar los vaqueros a mano puede ser una solución de urgencia aceptable, pero jamás quitará la suciedad con la misma eficacia que con un ciclo de la lavadora, así que pierde el miedo.

No hay nada como seguir las instrucciones de lavado que marca la etiqueta de los vaqueros. Usar demasiado jabón no hará que se laven mejor, sino que puede que al salir nos encontremos rebabas de espuma. Usar demasiado poco, por el contrario, puede hacer que nuestros vaqueros no se limpien correctamente.

Otra creencia muy extendida es meter los vaqueros en el congelador para que se vayan los olores fuertes. Esta medida te permitirá deshacerte de los olores por un tiempo, pero si no los lavas, el olor siempre volverá. La mayoría del olor corporal de la ropa proviene de uno mismo, así que cuando volvamos a vestir esa prenda y se vuelva a calentar, los gérmenes harán que el tufo regrese.

Un truco perfecto para eliminar olores molestos como el humo del tabaco consiste en dejar los vaqueros colgados fuera de la ducha; el vapor del agua eliminará el olor y evitará lavados innecesarios.

¿Y si hay una mancha rebelde? Obviamente cada mancha necesita un tratamiento diferente, pero sin embargo hay una pauta común: las manchas se vuelven más difíciles de quitar al lavarlas con agua fría. Hay que prestar atención a los tratamientos prelavado, pues si los dejamos mucho tiempo, el quitamanchas puede marcar con un cerco permanente nuestros pantalones.

¿Cada cuánto tiempo es conveniente lavarlos? No es necesario lavarlos después de cada uso. En ausencia de manchas, con lavar los tejanos una vez a mes sería más que suficiente, aunque la mayoría de prendas contiene un porcentaje de lycra lo suficientemente alto como para mantener su forma sin cambios incluso después de numerosos lavados.