Yvonne Reyes: Su nuevo rostro, a examen

El de Reyes es otro caso más de resultados estéticos con falta de naturalidad y cambio radical de la armonía genética del rostro. Me da pena que la mayoría de las veces nos toque hablar de los pésimos ejemplos de resultados de los tratamientos médico-estéticos, porque no ayudan a destacar las bondades del sector. Además, no llego a entender por qué la actriz solo reconoce parte de los tratamientos que se ha hecho, como si no hubiera cada vez más personas que saben distinguir las aplicaciones y resultados de la toxina botulínica, del ácido hialurónico o de las vitaminas.

La presentadora ha afirmado que su cambio es el resultado de un tratamiento de mesoterapia con vitaminas y carboxiterapia (infiltraciones con CO2). Ninguno de ellos inflama, como ella asegura. Son tratamientos que cuidan la piel y aportan luminosidad y tersura, pero en ningún caso proporcionan volumen o cambian los rasgos faciales. Sin embargo, se trata de dos básicos a los que con seguridad se habrá sometido porque debajo de tanto maquillaje se adivina una piel alimentada con algo más que las cremas de uso tópico que, a partir de los cuarenta, son insuficientes para mantener el equilibrio metabólico de la piel.

A la vista de los cambios evidenciados en las fotos de Reyes publicadas esta semana he consultado con la doctora Elena Navarrete, experta en medicina estética de la Clínica Menorca, que asegura que Ivonne «se ha puesto toxina botulínica y volumen en pómulos y labios, los tiene más hidratados y con más volumen». Una frente lisa y un contorno periocular libre de arrugas a los cincuenta solo es posible gracias a dicho tratamiento, que paraliza el músculo tensando la piel de la zona. En lo que se refiere a los pómulos, ha pasado de tener un volumen uniforme a unos pómulos muy exagerados, resultado de haber rellenado la parte inferior y no la zona superior, que es como hubiera quedado natural. Y, además de apreciarse unos labios más carnosos, aseguraría que también se ha puesto pestañas postizas para potenciar la mirada.