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Las últimas Navidades del Duque viudo en Dueñas

Alfonso Díez continúa taciturno por la repentina muerte de la Duquesa de Alba. Apenas ha abandonado Dueñas
Alfonso Díez continúa taciturno por la repentina muerte de la Duquesa de Alba. Apenas ha abandonado Dueñaslarazon

Alfonso Díez sigue consternado, y ha pedido permiso a los hijos de la Duquesa de Alba para pasar las fiestas en el palacio sevillano. El jueves fue a ver a Cayetano y ayer almorzó con Carmen Tello y el resto de sus amigos

El viudo Duque de Alba permanece desde el pasado viernes encerrado en el palacio de Dueñas. No quiere salir de allí. Pasa las horas en solitario, pensativo y hundido en el pequeño salón que compartía con su mujer. Y es que Alfonso no se hace a la idea de que la Duquesa ya no se encuentra entre nosotros. Él siempre pensó que Doña Cayetana remontaría y saldría de la última crisis, como en otras ocasiones. De hecho, planeaba comidas y cenas con amigos aun en los últimos tiempos, cuando los achaques por la enfermedad de su esposa eran constantes. No se imaginaba la inminencia del desenlace, y por ese motivo le está costando muchísimo asimilar la pérdida. A los amigos que acuden a darle el pésame a Dueñas todavía les habla de Cayetana en presente. Coge las figuritas de porcelana que más le gustaban, las cambia de sitio o bien se sienta frente al televisor para ver alguna de sus películas preferidas.

Ya no hay dudas de su amor

Alfonso abandonó su hogar conyugal tan sólo unas horas para acudir a una cita ineludible que tenía con el dentista. Salió como un rayo de Dueñas y evitó por todos los medios las preguntas de los periodistas que lo esperaban en la puerta. Los que tienen más confianza con el viudo le llaman continuamente y le animan a que acuda al cine Alameda, que tanto le gusta, para ver sus filmes en versión original, pero él afirma no tener ánimos para nada. Tan sólo quiere permanecer en la salita de estar que compartía con su esposa. Sabían que iba a estar triste, pero no esperaban verlo tan abatido.

Ya no hay dudas de su amor. Los hijos de la Duquesa de Alba han reconocido y agradecido el inmenso cariño y dedicación de Alfonso Díez a su madre durante los últimos años de su vida, y por eso han querido que permanezca en Dueñas durante la Navidad. El viudo Duque de Alba le pidió a Carlos Fitz-James Stuart, primogénito y heredero del ducado, permiso para permanecer en el palacio, pues tiene muchísimos asuntos que solucionar. Antes de abandonar el domicilio conyugal quiere finalizar las obras de la pequeña casa que compró en Sanlúcar de Barrameda y que con tanta ilusión arregló con la ayuda e ideas de su esposa. En su pesar queda que la Duquesa tan sólo fue a ver la vivienda en una ocasión debido a su delicada salud. En Sanlúcar vivirá y de vez en cuando viajará para solucionar sus asuntos laborales a Madrid o bien para visitar a familiares y amigos, ya que necesita muy poco para vivir. Es austero, y sus aficiones se reducen a la lectura y al cine. No le gusta salir de noche; sin embargo, le apasiona pasear, y antes del fallecimiento de Cayetana, no era extraño verle andando por las calles de Sevilla.

Alfonso posee dos viviendas en la capital madrileña: el piso que compró con su esfuerzo y trabajo como funcionario, que tiene totalmente pagado, y uno pequeño que recibió en herencia tras el fallecimiento de sus padres. Este segundo lo tiene alquilado. Tras la boda con Doña Cayetana, Alfonso pidió una excedencia laboral y su jubilación llegará dentro de un año. Hasta entonces, Alfonso pagará su hipoteca de la casa de Sanlúcar con el dinero que acaba de recibir, algo más de 170.000 euros, por una demanda ganada a un falso amigo que fue hablando de sus intimidades en televisión y que hizo muchísimo daño a la Duquesa de Alba. De hecho, según comenta su abogado, Javier Saavedra, Cayetana le llamó desesperada porque Alfonso pensó en tirar la toalla y anular la boda con la Duquesa cuando vio que empezaban a salir oportunistas que inventaban historias sobre su vida pasada. La Duquesa actuó rápidamente y los falsos testimonios fueron denunciados. La casualidad ha querido que Alfonso reciba este cheque tras enviudar.

Lo que es seguro y afirman todos sus amigos es que a él no le importa el dinero. Que no quiere nada. No se casó por dinero, ni por fama, ni por posición. Lo hizo por amor. Es una realidad que cuando Alfonso llegó a la vida de la Duquesa de Alba, ella se sentía muy sola y él le proporcionó tranquilidad. Ahora es Díez el que afronta un duro duelo mientras se hace a la idea de una vida sin Doña Cayetana. Aunque tanto sus amigos como su familia política insisten: no está solo.