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Soluciones tailandesas contra la disfunción eréctil

Hierbas medicinales, hongos que parasitan orugas o caballitos de mar disecados son algunos de los ingredientes naturales que se pueden encontrar en la centenaria farmacia Vej Cha Pong Osot del barrio chino de Bangkok para tratar la disfunción eréctil.

Dentro de la oferta de este local destacan siete hierbas medicinales que componen la receta de Yatoda, como se llama una pequeña píldora que se abre paso en el competitivo mercado de los afrodisíacos tailandeses.

La doctora y profesora que ha desarrollado la fórmula, Pornanong Aramwit, explicó a Efe las características de su producto cuyo ingrediente principal (más de un 40 por ciento) es la planta del ajo.

"Para tomar Viagra o Cialis necesitas receta", advirtió Pornanong, pero en el caso de esta nueva pastilla no hace falta prescripción médica porque "está registrado como un tónico dentro de la categoría de hierbas medicinales", explicó la investigadora tailandesa.

Además, según la doctora, otra de las ventajas de esta medicina natural que cuesta 550 baht (17 dólares o 12 euros) consiste en que el efecto dura 3 o 4 horas, frente a otras medicinas contra la disfunción eréctil que permanecen hasta 3 días en el sistema.

"Es un método alternativo para ayudar en el caso de que no se pueda usar la medicina moderna, ya sea por ser diabético u otras dolencias", destacó la creadora de esta píldora.

La disfunción eréctil es un gran negocio en Tailandia, según Pornanong, y prueba de ellos es que algunas farmacias situadas en los "barrios rojos"de Bangkok pueden llegar a facturar 500.000 baht al día (11.500 euros o 15.500 dólares).

A pesar de que es ilegal vender estos productos sin receta, en las barriadas de Nana y Pat Pong se pueden encontrar, entre bares de alterne, puestos callejeros con toda clase de medicamentos de contrabando a un precio muy inferior al oficial.

Estos fármacos del mercado negro están mezclados en ocasiones con compuestos que pueden ser perjudiciales para la salud y, en el caso de las medicinas tradicionales, pueden contener activos químicos para hacerlas más efectivas.

Por otra parte, la medicina tradicional china ejerce una fuerte influencia y algunos fármacos como la sangre de serpiente, los caballitos de mar o las setas del Tibet alcanzan un alto precio.

En realidad, la legislación tailandesa prohíbe la venta de algunos productos relacionados con animales protegidos, como la bilis de oso o el cuerno de rinoceronte.

Para competir en este mercado saturado, las píldoras desarrolladas por Pornanong cuentan con una fuerte inversión de mercadotecnia y un diseño moderno para contrarrestar "el olor y los prejuicios culturales que impiden que muchas personas los consuman", señaló la farmacéutica.

Aunque CAPP, la compañía que comercializa Yatoda, pretende exportarla a otros países, la profesora reconoce que los requisitos de Europa o Estados Unidos hacen muy difícil su venta en esos lugares.

Cecilia Oh, consultora de la ONU para Asia, señaló que actualmente "existe un debate sobre la mejor manera de clasificar las medicinas que no cumplen los estándares de calidad o son imitaciones o contienen activos tóxicos", y añadió que eso "supone un gran problema para los sistemas sanitarios".

La profesora Pornanong defendió las pruebas clínicas de su producto: "hicimos una prueba clínica a 120 pacientes y más del 80 por ciento indicaron que mejoró su actividad sexual y reconocieron el placebo".

A pesar de que algunos policías son permisivos con los medicamentos ilegales y otros productos relacionados con el sexo debido al dinero que reportan al país, la moral tailandesa rechaza cualquier acto que pueda considerarse indecoroso.

Según la doctora, "existe un tabú a la hora de hablar de este tema en Tailandia. Mi padre me reprochó que no encontrase un tema mejor de investigación".