Madrid

Vivir juntos, morir solos

Juanjo Oliva
Juanjo Olivalarazon

Los diseñadores se alían con marcas comerciales para sobrevivir. Es la era de sumar diseño, innovación y marketing.

La salvación, para muchos no llega del «front row». Ni las «celebrities» ni las alfombras rojas –ni siquiera las subvenciones– pueden otorgar el impulso y el respiro que necesitan nuestros diseñadores. Bajando temporada tras temporada de su pedestal, las agujas patrias comienzan a entender que sólo a través de sinergias pueden alcanzar la rentabilidad. Porque emocionar, hacer crecer la ilusión y construir sueños está muy bien, pero es necesario vender. Por ello estamos asistiendo a un auténtico auge de «joint ventures» que combinan, en un binomio rompedor, los diseños del más alto nivel con el saber hacer de marcas comerciales que ponen el producto en circulación. La 61º edición de la Mercedes-Benz Fashion Week está demostrando ser un arquetípico ejemplo de que «vivir juntos» es mejor que «morir solos». La penúltima jornada de la pasarela madrileña comenzó con una Esther Noriega cuya experiencia en la alta costura (dirige su propio «atelier» en Valladolid) se percibía en sus creaciones, que conjugaban patronaje de alto nivel con artesanía y vocación cotidiana. Y, para impulsar las ventas, ha diseñado una colección urbana de bolsos, Esther Noriega by Priscila Welter, y ha empleado joyas de Kiko Contreras. Lo mismo que veíamos en Juan Vidal, Davidelfin o Ion Fiz, que contó con el apoyo incluso de la alcaldía de Éibar (su lugar de origen) y de su club de fútbol. Los tejidos, de Rutex; la peletería, de Aurora Maroto; los zapatos femeninos, de Custom&Chic, y los masculinos, de Saint John Shoes; los bolsos fueron obra de Raquelitoh y los sombreros, de Biliana Borissova; los polos y camisetas, de Nabari; las joyas, de Julieta Álvarez, y los panties, de Marie Claire. En la extensa nota de prensa se detallaba otra retahíla de empresas que habían ayudado a Fiz a sacar su colección «Après Ski» adelante. En el «front row» se preguntaban, entre risas, qué habría diseñado el vasco.

Falsas apariencias

«Es importante que las dos manifestaciones de la moda en España, la creación y la empresa, vayan siempre unidas», explica Cuca Solana, directora de la Mercedes-Benz Fashion Week. Por eso muchos de los diseños que salen a la pasarela tienen luego su versión comercial en Momad Metrópolis, el Salón Internacional de Textil, Calzado y Complementos, donde se dan cita más de 1.200 empresas. «Sobre la pasarela mostramos nuestra esencia y nuestra filosofía, pero lo que nos interesa es vender. Así de sencillo. Por eso yo tengo un puesto en Momad, con un producto especializado, pensado para el consumidor. Nada de esto tendría sentido si no vendiéramos», explica a LA RAZÓN Modesto Lomba, diseñador y director de ACME, que presentó ayer su 58º colección. Esta búsqueda de alianzas alcanza incluso a diseñadoras tan consagradas y brillantes como Ana Locking. En su caso, sus mecenas son Acosta y Yodel. «He diseñado seis bolsos para Acosta que continúan con la línea de la colección, igual que los zapatos. En cuanto a las gafas, trabajo con Yodel: no puedo permitirme no hacerlo, porque vendo unas 60.000 unidades cada temporada a personas de todas las edades. Ahora mi nombre lo conocen desde los niños a los ancianos».

Aunque, en realidad, su nombre es conocido por otros atributos. La colección que presentó ayer, «Doppelganger», se cargó de una crítica muy aplaudida. «Es una ironía, una denuncia de la sociedad de las apariencias, de las copias, de los dobles. En este mundo en el que vivimos, dominados por las redes sociales, cualquiera puede jugar con su identidad, o incluso inventársela», explica poco antes de salir a desfilar. Bebiendo del cine de Antonioni y de la fuente del Neorrealismo italiano, Locking presentó diseños con siluetas rectas y largos midi, pero plagados de trampantojos: estampados que imitaban la madera, el conglomerado e incluso el cemento –en una perfecta revisión de la parka M51–, faldas que parecían pantalones, pelo sintético que imitaba el zorro, falsos plisados y flecos... La necesidad de seducir se intuía a través de vertiginosas aperturas: «Representan a una mujer inaccesible y distante que se siente disconforme con su acomodado estilo de vida y fantasea con ser protagonista de otra existencia que le permita vivir emociones y aventuras. La aspiración de “ser otro yo” se plasma en el contraste de algunas mezclas, como la de un vestido burgués con un abrigo de pelo sintético de colores o un tradicional traje sastre con una chaqueta militar».