Las algas están presentes en deliciosas recetas en todo el mundo: desde el nori, que envuelve los rollitos de sushi, hasta la ensalada goma, que combina wakame, pepino y semillas de sésamo. Las algas son una fuente excelente de nutrientes, pero hay algunas aún más interesantes nutricionalmente hablando y menos conocidas. Se trata de la spirulina y la clorella, que se venden como suplementos en forma de polvo o comprimidos de color verde azulado. Son cianobacterias comestibles que se cultivan en agua, donde forman filamentos que se secan y pulverizan. Los aztecas la consumían hace siglos y es que tienen la mayor concentración de nutrientes de todos los alimentos. Además de proporcionar un 50 por ciento en peso de proteínas, aportan vitaminas del grupo B, hierro y manganeso. También contienen clorofila, la sustancia responsable de la fotosíntesis. En el cuerpo humano, la clorofila posee propiedades antioxidantes, forma quelatos con los metales pesados ayudando a eliminarlos del organismo, refuerza el sistema inmunitario y acelera la regeneración celular, ya que tiene propiedades antiinflamatorias. Un buen motivo para añadir polvo de spirulina a la ensalada, pero, cuidado, porque tiñen la lengua de verde.