El musical que no quiere oír Isabel Pantoja

Máximo Valverde prepara una obra basada en la relación que mantuvo con la artista. Por respeto, él ha intentado presentarle el guión, pero ella se niega a recibirle.

Le gusta tener todo controlado, que se hable lo mínimo de su vida privada, y prefiere eliminar los errores del pasado, incluyendo sus amores fallidos, de cara a su público. Por eso, Isabel Pantoja ve con inquietud el estreno del musical que está preparando uno de sus primeros novios, Máximo Valverde, sobre la relación entre ambos. La tonadillera no ha querido recibir al veterano actor que estaba dispuesto a contarle todo lo concerniente a la obra, cuyo estreno tendrá lugar en 2018 con la actriz Eva Santamaría, otra ex de Máximo, interpretando a Pantoja. En señal de respeto, Valverde quiso presentarle el proyecto, pero la artista le cerró la puerta en las narices.

El actor, de 72 años, no entiende la actitud de la que fue su pareja: «Intenté hablar con Isabel a través de su hermano Agustín, pero fue inútil. También mediante periodistas amigos suyos, amigas comunes, con Celeste, una de sus íntimas, su mánager. Y como resultaba imposible, fui este verano a su concierto en Murcia, saqué la entrada y después me acerqué al camerino, le llevaba un regalo, pero me impidieron verla. Fue bastante desagradable y de muy malas maneras. Desde que salió de prisión ella ha perdido el contacto con todo el mundo y no quiere ver a ninguna de las personas con las que trataba antes. Hace mucho tiempo que no la veo, pero cuando tenga terminada la obra le mandaré una copia. Estoy preparando una comedia musical que cuenta al detalle mi relación con ella, desde que nos conocimos hasta el último día que la vi. También aparecerán otras mujeres que han tenido un significado especial en mi vida, como Rocío Jurado y Amparo Muñoz».

–¿Confía en poder hablar con ella antes del estreno?

–Lo he intentado mil veces para pedirle autorización, para decirle: ésta es la obra. Me gustaría cambiar impresiones con ella y que aporte datos que a mí se me podrían haber olvidado. No entiendo su postura. Pero se ve que no está por la labor de verme. Y he decidido seguir escribiendo. No tengo que pedirle permiso para contar esta historia, aunque por delicadeza me habría gustado que la leyera.

–¿Cuando salió con usted era menor de edad?

–Claro que no. Era muy joven, pero no menor de edad. Y la nuestra fue una pequeña historia muy bonita.

–Ella teme que desvele más de la cuenta...

–Me limitaré a contar la verdad. No entiendo ese temor.

–¿Por qué ha elegido a Eva Santamaría para encarnar a Pantoja?

–Porque se parecen mucho cantando, e incluso físicamente. A Eva la confunden con Isabel.

Hace cuatro décadas Valverde era un actor con aspiraciones de convertirse en torero, un galán en toda regla, y sedujo a una Isabel que daba sus primeros pasos en el universo de la canción. Poco se sabe de aquel episodio, por lo que el morbo estará presente en el escenario. El musical lleva por título «Mi querida Maribel» y desgrana la relación que vivieron. Pantoja fue un amor de juventud que él nunca ha olvidado.

La tonadillera prefiere que su vida se desgrane en la serie que verá la luz dentro unos meses y cuyo episodio piloto se presentará el 18 de octubre. Ella es la protagonista de esa primera entrega, en la que da a conocer los pormenores de una serie producida por mexicanos y que constará de trece capítulos. Los que han tenido acceso a los guiones los catalogan de un tanto «light», Julián Muñoz, José Coronado o el mismo Máximo ni aparecen, y Paquirri parece ser el único hombre de su vida. No se habla de sus penurias carcelarias ni de los problemas familiares.

El dueño de la productora, BTF Media (que también prepara series sobre Juan Gabriel y Maradona), Francisco Cordero, asegura que «Isabel Pantoja no ha mostrado ninguna reticencia», si bien evita aclarar si la ficción mostrará sus problemas con la Justicia y su paso por prisión. También interviene en el proyecto la empresa española Garaje Films. En el piloto rodado en Barcelona se la ve en una escuela de baile y en un casino. Recuerdo aquella etapa de su existencia compartida con su amiga, María del Monte, en la que muchas noches se las podía ver jugando en el madrileño Bingo Canoe. Yo mismo fui testigo de una de esas veladas nocturnas. Las dos se encontraban en una mesa muy discreta y tuvieron el detalle de pagar mi cena y la de mi pareja de entonces. Pasaban horas entre cartones bingueros, según me explicó uno de los encargados del local.