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El ocaso de Octavio Aceves: padece alzheimer y demencia vascular
El vidente, psicólogo y escritor padece alzheimer y demencia vascular y se encuentra ingresado en una residencia geriátrica
El vidente, psicólogo y escritor padece alzheimer y demencia vascular y se encuentra ingresado en una residencia geriátrica.
La desaparición de Octavio Aceves (71 años) de la vida laboral y social responde a una causa triste con tintes dramáticos. El vidente está ingresado en una residencia geriátrica de la localidad de Almonacid (Guadalajara) con un diagnóstico preocupante: padece alzheimer y demencia vascular. Además, estuvo a punto de morir tras sufrir un serio problema de salud. Cuando hablo con él en la residencia asegura que «me he comprado este pequeño apartamento y en febrero pondré en marcha de nuevo mi consulta». Nada más lejos de la realidad. Ni podrá volver a trabajar ni el lugar en el que nos vemos es suyo, sino una habitación del centro en el que se encuentra internado.
La tarde en que lo visito ha invitado a los residentes a una merienda en la que incluso cantó «O sole mío», recuerdo de su pasado como artista lírico. También leyó una nota de agradecimiento al trato que recibe en esta etapa tan difícil y posó con los integrantes del grupo Almirez, que actuaron de manera desinteresada esa misma tarde. Es duro escribir sobre un amigo que prácticamente no te conoce. Octavio mezcla instantes de lucidez con el olvido más absoluto. Su amigo Rubén nos aclara la situación: «En abril del año pasado nos dimos cuenta de que Octavio se desorientaba, le llevamos a una clínica, tuvo un brote psicótico y le mandaron al psiquiátrico. Estuvo ingresado treinta días en la López Ibor, salió estable, pero sufrió una recaída al poco tiempo. Entonces le diagnosticaron una demencia vascular y, posteriormente, un principio de alzheimer. Recuerdo que un médico nos dijo: “Tenéis que aceptar que Octavio ya no está. La demencia le ha dañado parte del cerebro y es irrecuperable, y el alzheimer irá avanzando. Tiene completamente dañada la memoria presente, lo que hace hoy no lo recordará mañana”». Además, explica que recientemente estuvo a punto de morir. «Le encontraron bañado en sangre y se le llevó al hospital de Guadalajara. Estaba clínicamente muerto y le metieron en reanimación. Pasó una semana en estado crítico. Nos dijeron que se le habían reventado varias varices internas».
En su cuarto conserva fotos con sus amistades más famosas, pero, para él, esas caras ya no representan recuerdos queridos, son simples rostros. De no ser por sus dos grandes apoyos, los fieles Macarena, su secretaria desde hace seis años, y Rubén, seguramente estaría dejado de la mano de Dios. Su única hermana reside en Suecia y su madre también padece alzheimer y vive en Palma de Mallorca. La soledad agravada por la enfermedad pasa factura. «Lo más triste es que sus amigos de toda la vida le tienen olvidado. Ni fueron a verle al hospital cuando estuvo ingresado. Será que Octavio ya no tiene dinero para invitarles. Me duele tanto. Les hemos llamado para contarles la situación y no han respondido como esperábamos», afirma Rubén.
«Estoy mejor –asegura Aceves–, pero he tenido que ser ingresado dos veces en el hospital. Me ha dicho el médico que no puedo vivir solo, por eso estoy aquí, ya ves que hay mucha gente, es un lugar muy agradable. El apartamento es pequeñito, pero no necesito más espacio porque en pocas semanas regresaré a mi casa de Madrid, si no la vendo antes, a pasar consulta. O la montaré aquí mismo. No me van a faltar clientes».
–¿Echa de menos a sus amigos?
–Por supuesto, no sé nada de ellos. Pero Rubén y Macarena son mis ángeles de la guarda, lo mejor de lo mejor. Eso sí, reconozco que mi vida ha cambiado radicalmente. Extraño mucho mi casa de Madrid, mis viajes, mis libros. Me cuesta muchísimo aceptar esta situación transitoria.
–¿Su ex marido, Napoleone, conoce su situación?
–Sí, y creo que vendrá muy pronto a verme. Ya sabes que vive en Nápoles. Me llama por teléfono dos veces al día. En cuanto me den el alta en febrero iré a Italia acompañado de Macarena, no puedo viajar solo. Y también quiero viajar a Palma a ver a mi madre. Cuando me den el alta me volverás a ver en actos sociales...
–¿Cómo pasó las Navidades?
–Con Macarena y su familia, aquí, en Almonacid, y me he sentido más querido que en toda mi vida. Lo pasé fantástico y muy mimado por todos.
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