Hollywood
El sexo «técnico» de Dakota
«No ha habido romanticismo, sólo coreografía», explica la actriz tras el estreno del tráiler de «Cincuenta sombras de Grey»
Ser una princesa de Hollywood suele conducir a una existencia aburrida, como esos personajes anónimos y consentidos de la novela «Menos que cero». Además, los hijos de estrellas famosas dan malos resultados en el cine. No es el caso de la hija de Tippi Hedren, Melanie Griffith, que además de muy buena actriz tuvo una carrera muy superior a la de su madre, ni la de su nieta, la hija de Melanie Griffith y el actor Don Johnson, lanzada al estrellato antes de estrenar la famosísima adaptación al cine de «Cincuenta sombras de Grey», de E. L. James.
Dakota será Anastasia Steele, la enamorada del atormentado Grey, que la someterá, como en la novela, a una amorosa degradación asumida, internándose, con la complacencia de millones de lectoras, en esa habitación roja donde un marqués de Sade multimillonario, guapo y de gustos sexuales poco convencionales la iniciará en los placeres de la algolagnia, pero sin exagerar, pues no hay goce amoroso sin un poco de perversión y algo de dolor, aun fingido.
Parece ser que el signo de la familia es sufrir en el cine. Su abuela, estrella de Hollywood gracias al amor de Alfred Hitchcock, sufrió lo indecible en «Los pájaros» (1963), no solamente por el ataque de pacíficas aves lanzadas con sadismo contra ella en las escenas más violentas del filme, sino por el maltrato del director por no corresponder a sus requerimientos amorosos.
Melanie tuvo unos inicios escandalosos en el cine. En la película que la consagró, «Doble cuerpo» (1984), de Brian de Palma, interpreta a una actriz de cine porno que se exhibía sin pudor delante de la ventana del vecino, un mirón con agorafobia que extasiado la contemplaba evolucionar desnuda hasta que una noche descubre que un asesino la persigue a cuchilladas y no puede ayudarla, como en «La ventana indiscreta» (1954) de Alfred Hitchcock. Sus desnudos eróticos fueron parte esencial de la película, en aquellos años 80 donde casi todo se permitía en el cine de Hollywood.
Erotismo y sadismo, pero de otro género, más posmoderno, es el de Dakota Johnson y Jamie Dornan, cuyas escenas de ataduras al desnudo se esperan como agua de mayo.
En «Cincuenta sombras de Grey», Dakota Johnson tiene la oportunidad de demostrar que desnudarse y abandonarse a placeres oscuros no está reñido con una buena interpretación. Quienes la han visto en la teleserie «Ben and Kate» saben de su dominio de la escena. Además, Dakota Johnson tiene una belleza tranquila, una mezcla todavía infantil de ingenuidad y arrojo. La mirada es tan dulce y segura como la de su padre en los años dorados de «Miami Vice», y los labios fruncidos, gruesos y eróticos de su madre aumentan el aire de timidez que exige el personaje de Anastasia.
En cuanto al sexo, las escenas requiero justamente lo que ha señalado la actriz: una compleja coreografía y una actuación técnica, imprescindible para que el espectador vibre con ella. La respuesta, el día de San Valentín de 2015.
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