Artistas
Isabel Pantoja siempre trae cola
Aunque muy nerviosa y algo mermada de facultades, la tonadillera cumplió en su esperado regreso a los escenarios
La Pantoja siempre trae cola, incluso sin bata de volantes. Todos me lo comentan porque, al estar vetado al igual que otros compañeros, yo no asistí. En el cóctel previo al lanzamiento del disco, Chabelita, acaso aleccionada, comentaba que «mamá está con bronquitis. A ver cómo le sale», lo que supuso un toque de alarma premonitorio de lo que luego sucedió, según me aseguran. La encontraron muy mermada de facultades, aunque guapa de morir. Estaba muy bien maquillada por Juan Pedro, que no pudo esconder el exceso de bótox. Impactó ese retoque y también que a Aurelio Manzano, que iba entrada en mano, le prohibieron pasar por habérsela ofrecido en «Sálvame» a Chelo García Cortés. Sorprendente.
«La hemos anulado», le dijeron ante su sorpresa representantes de la compañía en la misma puerta del reducido teatro, acaso el más pequeño de cuantos pisó y zapateó la sevillana. Caras conocidas pero no relumbrantes: las de Anne Igartiburu, Isabel Gemio, Raúl Sénder, Cristina Tárrega, Eugenia Osborne, José Luis Moreno, la presentadora Carmen Chaparro y pocos más. Viva protesta de los fotógrafos escogidos, a quienes prohibieron retratar el cuartucho donde los metieron. Otro fallo organizativo de una discográfica, Universal Music, muy consentidora, al necesitar quitarse de encima los discos ya añejos, casi una reliquia. Comentaban que alguna de las canciones interpretadas por Isabel Pantoja eran éxitos que hace veinte años lanzó Juan Gabriel.
Dedicó su actuación a su madre, doña Ana, ya muy achacosa. Estaba en un palco con Kiko, y Agustín, entre bastidores. Barroquismo de antaño en el vestido con el que aparece en la portada del álbum, el mismo que lució el jueves en el Teatro Real Carlos III de Aranjuez para su presentación ante la escogida Prensa y unos cuantos afortunados seguidores, y mucha cruz colgando de su cintura, prueba de que ella se encomendó al Altísimo, que no la oyó como algunos asistentes. No es el maravilloso traje a la medida que supuso «Marinero de luces», sino una especie de collage refritado. Los años pasaron y se nota en la voz y en la orquestación tocada por 83 maestros con temas centrados en el amor. Quedó claro que el futuro de la copla, también llamada tonadilla o canción española, no está en Pantoja, sino en Estrella Morente.
Mientras, el amor-amor –eterno éxito de Lolita– de María Teresa Campos y Bigote Arrocet sigue acaparando portadas desmintiendo ruptura –como aquí lo hice oportunamente adelantando lo luego confirmado a bombo y platillo–, ella habla de conspiración de no sabe quién. A ver cuál le pone el cascabel a ese gato, acaso sólo exageraciones periodísticas buscando el bombazo que no se producirá si ellos siguen como hasta ahora.
Volvieron a demostrarlo, en casi lógica exhibición, por el medio siglo de Carmen Borrego, la pequeña del clan, ya con vida propia en la serie «Las Campos», un «reality» con más éxito del que ellas mismas esperaban. Grabaron tres nuevos programas en Málaga y María Teresa, cansadísima, pretendía dejar para septiembre los restantes de una segunda tanda de seis. Raúl Prito, el alto director que volverá a codirigir «Sálvame», me confirma lo contrario:
–Seguiremos con el mismo ritmo, no podemos interrumpir porque volvemos para Nochebuena con una cena especial.
–¿En directo?
–Casi, casi. Ya hemos rodado la preparación de una comida elaborada por María Teresa y Bigote. Será descacharrante ver lo perdidos que están en una cocina.
También relevante será «la caña» que Carmen propina a su hermana mayor, esa Terelu convertida en maestra de ceremonias del cumple fraterno, celebrado como todos sus acontecimientos en La Boutique.
Abarrote regado con Don Perignon, sobresaliente en cubos refrescadores, aunque luego al gusto no parece tan rotundo y espumoso. Estuvo desde Esperanza Gracia, de rojo «porque es un color muy festivo», con su marido, ya once años juntos, hasta Alicia Senovilla, de blanco desafiando las bajas temperaturas nocturnas, una dulzura que habló mucho con el productor Boserman, y los muy amigos de la familia, Rocío Carrasco y Fidel Albiac, Arantxa de Benito y su novio, Agustín Etienne, Juan Peña y su mujer, Sonia González, y Lara Dibildos.
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